Una nueva mirada a Soria, la ciudad de los poetas
Paseamos por esta pequeña capital de provincia, escenario de algunos de los versos más profundos de la literatura española.
En Soria ya empieza a oler a leña y a castañas. También a torreznos (que, por cierto, serán alimento protegido antes de que acabe el año). Olores que nos transportan a épocas pasadas en las que, entre las callejuelas y edificios históricos, algunos poetas alzaban su voz en cada esquina con el Duero como telón de fondo.
Para entender por qué Soria es conocida como la ciudad de los poetas, es imprescindible seguir los pasos de los escritores que dejaron huella en esta tierra. Podemos descubrir el olmo al que Machado le dedicó unos versos; la plaza Ramón Benito Aceña, en la que Bécquer pasó algunas temporadas o el Casino Numancia, del que fue socio Gerardo Diego.
La Soria de Machado
Antonio Machado llegó a Soria en 1907 y quedó tan cautivado por su paisaje que gran parte de su obra está impregnada de su esencia. Su poema ‘A un olmo seco’ es uno de los más reconocidos y está inspirado, como hemos mencionado, en un olmo que puedes visitar en el atrio de la iglesia de Nuestra Señora del Espino. Precisamente en este rincón con vistas al Duero es donde se encuentra la tumba de su amada esposa Leonor Izquierdo. La historia de amor entre Machado y Leonor sigue resultando conmovedora, y el Espino se ha convertido en un lugar de peregrinaje para quienes desean rendir homenaje a su memoria.
También puede el viajero visitar la iglesia de Santo Domingo, una iglesia románica del siglo XII, a la que Leonor acudía a rezar o la iglesia de Nuestra Señora de la Mayor, en la que se dieron el ‘sí, quiero’ en 1909.
Leyendas de Soria de la mano de Bécquer
Gustavo Adolfo Bécquer también encontró en Soria una fuente inagotable de inspiración. El escritor quedó fascinado por las leyendas de la zona, especialmente aquellas relacionadas con el monasterio de San Polo y las tierras encantadas de Numancia, ciudad indomable.
Al igual que Machado, Bécquer también se casó con una soriana y pasaría algunas temporadas en la casa de su tío, situada en la plaza Ramón Benito Aceña. La ciudad, el río y las estrechas callejuelas sirvieron de inspiración a algunas de sus más conocidas Rimas y Leyendas.
Casino Numancia y los recitales de piano de Gerardo Diego
El impulsor de la Generación del 27, Gerardo Diego, también cayó rendido ante los encantos de Soria. El paseo del Espolón, por ejemplo, es uno de los espacios que el poeta recorría con frecuencia y que menciona en su obra. En el Espolón se encuentra una estatua en homenaje al escritor, donde los viajeros pueden leer algunas de sus citas y poemas dedicados a la ciudad.
El instituto Antonio Machado constituye uno de los lugares más simbólicos en la relación de Gerardo Diego con Soria, ya que allí trabajó como profesor. Este instituto, donde también enseñó el poeta Antonio Machado, fue un enclave fundamental para la labor educativa y literaria de Diego.
Y tampoco podemos olvidarnos del Casino Numancia (hoy Museo Casa de los Poetas y Casino Círculo Amistad Numancia), donde el profesor participaba activamente en sus tertulias y en el que llegó a dar algún recital de piano. Hoy puede admirarse el piano que tocó en la sala que lleva su nombre.
Además de Bécquer, Machado y Gerardo Diego, hay otros muchos escritores que han inmortalizado con sus letras la ciudad del Duero. Desde Pío Baroja a Benito Pérez Galdós pasando por Enrique Cook, Madame D'Auboy, Bernabé Tierno o Aurelio Rioja. Y la lista sigue, pero por hoy nos quedamos con este pequeño paseo por Soria, que será siempre la ciudad de los poetas.
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