Isla Baleares: planes para seguir disfrutando del verano

El verano se ha acabado, pero no los planes para seguir disfrutando el tiempo de ocio. Y tenemos varios que ofrecerle. Ponemos el foco en las Islas Baleares que, por su combinación de cercanía, buen clima, naturaleza, patrimonio, gastronomía y cultura, pueden considerarse como uno de los destinos maestros del otoño e invierno para una escapada de fin de semana. Proponemos ocho planes, dos por isla, que se alejan del concepto de sol y playa tradicional y buscan un punto diferente y original. Comenzamos por Mallorca, seguimos por Menorca y visitamos también Ibiza y Formentera. Prepárese para salir que iniciamos el viaje.

Mallorca. De las bodegas a las cuevas de Drach

Mallorca es la mayor de las Baleares y reúne una gran diversidad de alternativas de ocio y turismo. Y es que, aparte de la ciudad de Palma, la sierra Tramontana o el cabo Formentor, existen otras opciones menos populares pero que merecen también una visita con calma. Acercarse a las bodegas repartidas por toda la isla es la primera de nuestras propuestas. Mallorca reúne dos denominaciones de origen y es un productor de vino de renombre. Al acudir a estos templos de la uva, se conocerá también de paso el entorno rural de este emblema mediterráneo, una de las áreas más desconocidas de la isla.

En el enlace www.wineroutesmallorca.com se puede obtener más información sobre las bodegas, su ubicación y las rutas de conexión. La segunda propuesta se centra en las cuevas del Drach, una de las grutas más espectaculares no solo de España, sino de toda Europa. Entre otros rasgos muy especiales, incluyen un gran lago subterráneo que se puede navegar y una impresionante colección de formas geológicas esculpidas por la naturaleza a lo largo de milenios. Se ubican en la localidad de Manacor, lugar de nacimiento y residencia del tenista Rafael Nadal, y el recorrido suma 1,2 kilómetros de distancia, a una temperatura constante de unos 21 grados. En ocasiones se celebran conciertos en el interior de la cavidad.

Menorca. Arte moderno y yacimientos antiguos

 La segunda isla en tamaño reúne también muchos encantos, desde las ciudades de Mahón y Ciudadela, de arquitectura colonial británica, hasta la albufera de Es Grau, una ensenada natural de cautivadora belleza, y el Camí de Cavalls, una senda que recorre todo el perímetro costero y se puede recorrer a pie, en bicicleta o a caballo. Por eso no es de extrañar que la isla acoja múltiples eventos que permiten combinar el deporte con el disfrute de un entorno natural privilegiado. Es el caso de la Epic Camí de Cavalls 360, una competición de tres etapas que tiene lugar en noviembre y en la que se puede participar como corredor y como ciclista.

Pero sigamos con nuestras recomendaciones originales. Y aquí entra en juego la Isla del Rey, situada en el puerto de Mahón, y que ha pasado de ser un hospital y centro de cuarentena en los siglos pasados a un museo, fundación y galería de arte en el actual. Se accede vía barco y cuenta con restaurante y otros servicios. El museo recoge llamativas colecciones relacionadas con la medicina, la farmacia y el mundo naval, mientras que la galería, a cargo del sello Houser & Wirth, presenta exposiciones y piezas de arte contemporáneo. La Menorca talayótica, recientemente reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, supone otra buena excusa para abrir un nuevo recorrido. La denominación talayótica agrupa más de 1.500 yacimientos prehistóricos, cada uno con más de 2.000 años y que se reparten por casi toda la geografía de la isla. Hoy día, 280 de ellos están ya acondicionados y se pueden visitar, y hay sepulcros, naves de habitación, salas hipóstilas y monumentos megalíticos.

Ibiza: Paseo en globo e iglesias blancas

 La vida nocturna de Ibiza es quizá el reclamo más popular entre la mayoría de turistas durante la temporada alta. Pero continuamos huyendo de los clichés y convencionalismos y sugerimos una opción bien diferente: surcar el cielo ibicenco a bordo de un globo. La experiencia permite contemplar paisajes a vista de pájaro y obtener una visión única de la isla. Y, por si se lo preguntaba, los paseos en globo no producen vértigo y la cesta tampoco se mueve. Así que, relájese y disfrute. Las iglesias blancas componen la segunda alternativa.

Se trata de templos únicos en el mundo, porque se concibieron como fortalezas para proteger a la población de los ataques piratas. Muchas, por ejemplo, mantienen torres defensivas y otros rasgos más propios de los castillos. Se ubican además en el centro de las poblaciones y son a menudo el escenario elegido para celebrar fiestas y conciertos.

Formentera de los faros a la estrellas

Retratados en postales e incluso en películas, los faros son uno de los iconos de la segunda de las islas Pitiusas. Hay tres faros en la costa en Formentera, La Mola, La Savina y Cap de Barbaria, y algunos se pueden visitar e incluso albergan museos y otros complementos interesantes. Además, la isla reúne también varios molinos, seis en concreto, que antaño molían casi todo el cereal que se consumía y forman parte también del patrimonio cultural de Formentera. Por su contaminación lumínica casi inexistente, la segunda de las Pitiusas es un gran lugar para la contemplación astronómica. La fundación Formentera Astronómica promueve, a través de diversos programas de actividades, la contemplación del cielo, el reconocimiento de estrellas y constelaciones y la comprensión del universo. Las actividades se desarrollan de noche y, por su componente educativo, pueden ser una buena alternativa para compartir con niños.

Más información: www.illesbalears.travel