Fuente Dé: diversión en las alturas

Visitar la montaña garantiza todo tipo de experiencias, pero pocas son tan inolvidables como las que se viven a bordo del teleférico de Fuente Dé.

Fuente Dé (Cantabria)
Fuente Dé (Cantabria)

Los Picos de Europa regalan al visitante unas panorámicas asombrosas. La parte central de la cordillera Cantábrica, aunque no es muy extensa, dispone de unos accidentes geográficos sobrecogedores. Ello ha convertido a este parque nacional en el segundo más visitado de España, solo superado por el del Teide. Uno de sus principales atractivos es el teleférico de Fuente Dé, que garantiza mucha diversión en las alturas. 

El teleférico Fuente Dé

Se trata de una instalación ubicada en el corazón del parque nacional, la cual se encuentra en el municipio de Calameño (Cantabria). La capacidad del teleférico es de 20 personas y lleva a cabo su recorrido en menos de cuatro minutos. Al realizarlo, se pasa de los 753 metros a unos sorprendentes 1823 a una velocidad de 10 metros por segundo. Las vistas, por supuesto, son espectaculares. 

Además, en la parte inferior hay dos cafeterías y un mirador orientado hacia el sur. La panorámica que brinda de la cordillera Cantábrica se asemeja a los más hermosos cuadros, por lo que es digna de inmortalizar en una instantánea. Sin embargo, no supera a la que se contempla durante la escalada a la zona alta del teleférico.

Se construyó entre el 20 de noviembre de 1962 y el 21 de agosto de 1966, fecha en la que se abrió al público. La idea del proyecto fue de José Antonio Odriozola, natural de Liébana, por lo que conocía bien el entorno. Años más tarde, se convirtió en el presidente de la Federación Española de Alpinismo. En cuanto al diseño, corrió a cargo de José Calavera Ruiz, ingeniero de caminos, canales y puertos, y del arquitecto Ángel Hernández Morales.

Teleférico de Fuente Dé

Teleférico de Fuente Dé.

/ Shutterstock

Datos fundamentales para la visita

La población más cercana al teleférico es la de Espinama y está a 20 kilómetros de Potes, una localidad de gran belleza y con un interesante patrimonio. Antes de dirigirse a la instalación, merece la pena pararse a visitar el pueblo. Las entradas se venden en la recepción, aun así, están igualmente disponibles en la página web de la Sociedad Regional Cántabra de Promoción Turística: Cantur.

Pese a que el recorrido es corto, ofrece unas vistas que dejan sin habla, las cuales varían en función del tiempo o del momento del año. No hay que preocuparse si se coincide con un día nublado, puesto que se será testigo del conocido como mar de nubes. Un fenómeno especial que habrá que atravesar para llegar a la cima. 

La mayoría de los visitantes destacan que la primera vez todo ocurre de manera inesperada. Se asciende con tranquilidad y, de pronto, la naturaleza se muestra en todo su esplendor. Y, como no podía ser de otro modo, la cabina del teleférico facilita la toma de fotografías. Ninguno de los detalles de las montañas que rodean la instalación pasará desapercibido. 

Una vez alcanzada la cima, la estación de El Cable cuenta con una cafetería en la que descansar. Eso sí, las vistas no desaparecen, por lo tanto, se puede tomar un refrigerio mientras se contempla el paisaje desde nuevos ángulos. La experiencia se quedará gravada en la memoria por el impacto que provoca.

Medidas de seguridad

Dadas las condiciones del lugar que ocupa el teleférico, es indispensable seguir unas medidas mínimas de seguridad. Para empezar, se recomienda llevar ropa y calzado de alta montaña, ya que las temperaturas bajas estarán presentes durante la mayor parte del año. También es necesario prestar atención a las indicaciones que dé el personal. 

En cuanto al viaje con menores, estos tienen que ir acompañados de un adulto o de su tutor en todo momento. Cabe recordar que se está en la cordillera Cantábrica y que es imprescindible ser precavido, aunque se disfrute de la experiencia.

A la hora de subir al teleférico, es posible hacerlo junto a una mascota, pero hay que cumplir con las indicaciones del establecimiento. Es obligatorio llevarlas en un transportín acondicionado, del que no podrán salir bajo ninguna circunstancia. Por descontado, viajará siempre cerca de su dueño o su responsable. Por supuesto, está prohibido que el animal permanezca fuera del habitáculo. Hay que tener en cuenta que algunas razas de perro quedan excluidas del servicio. 

En definitiva, la visita al teleférico de Fuente Dé es obligatoria para cualquier amante de la naturaleza. Las vistas que ofrece se quedarán grabadas en la memoria de todos los que se animen a dar un paseo por las alturas. 

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