Encuentra el árbol de Navidad perfecto en este pueblo de Girona

La Navidad está a la vuelta de la esquina. Diciembre llega cargado de tareas para poner a punto el espíritu navideño. Las luces con motivos navideños ya alumbran las noches, los enormes árboles están adornados (descubre los más bonitos de este año), los belenes montados, las temperaturas bajan... En la calle ya está casi todo preparado pero, ¿y en las casas? La Navidad se inaugura oficialmente cuando se coloca el árbol, con más o menos adornos, más pequeño o más grande, más o menos frondoso. Para el pueblo de Espinelves (Girona) es uno de los momentos más importantes del año. No hace falta irse muy lejos para disfrutar de un destino ideal para vivir la Navidad.

El 2 de diciembre se inaugura la Feria del Abeto, donde se venden todo tipo de artículos navideños: productos de alimentación, artesanía, ornamentos, figuras para el Belén y, por supuesto, árboles navideños. Desde 1981, se exponen los abetos que se han cultivado en el pueblo durante el año, principalmente el Avet Joanis y la Pica Excelsa. Así, hasta el día 10 de diciembre, lugareños y visitantes podrán elegir su árbol y sus ornamentaciones -de 10:00 a 17:00 horas, los festivos de 10:00 a 19:30-.

Espinelves, un pueblo

Este pequeño pueblo de la comarca de Osona que ronda los 200 habitantes cuenta con la arboleda de Masjoan, el conjunto de árboles monumentales más grande de Cataluña: algunos miden más de 40 metros. Su ubicación, en mitad de la zona del Montseny, hace que parezca un lugar escondido, entre bosques de encinas, robles, abetos y castaños. Si el pueblo ya es tranquilo de por sí, estar rodeado de naturaleza hace que lo sea en mayor medida.

La Feria es ya un certamen multidisciplinar. Es por ello que Espinelves es sinónimo de Navidad, una época en la que se llena de vida. Hay exposiciones, espectáculos, pasacalles, exhibiciones de animales, muestras de artesanía, degustación de comida típica de la zona... Todo esto se puede disfrutar en una localidad que ha conservado por completo su aura original. Las casas de piedra y calles adoquinadas del casco antiguo y la iglesia románica de Sant Vicenç son Patrimonio Cultural Arquitectónico; un conjunto que merece la pena ver, sobre todo en Navidad.