Una ruta por el corazón de Andalucía: descubre la magia de la Axarquía y la Subbética

Un pueblo encaramado a lo alto de una de las montañas de La Axarquía, en la comarca de Antequera, invita al viajero a emprender una Ruta Mágica por las provincias de Málaga, Granada y Córdoba. Los amantes de los viajes por carretera disfrutarán atravesando el poniente granadino, donde sus paisajes están históricamente protagonizados por almazaras y molinos de viento, y llegando hasta los parajes, algo más accidentados, de la Subbética cordobesa. Un viaje imprescindible para conocer los blancos Pueblos Mágicos de Andalucía y algunos de sus rincones menos explorados.

Conocido como el “balcón de la Axarquía”, Comares otea las ondulantes colinas de la comarca malagueña de la Axarquía, sembradas por viñedos y olivares que respiran la brisa del Mediterráneo, allá en la distancia. Vistas que abarcan el Corredor de Periana, el valle de Vélez y la sierra de Tejeda. En este encantador municipio de empinadas callejuelas, la Puerta de Málaga era el acceso a la plaza de la villa. También se conserva la fortaleza en la que se transformó el castillo de Comares durante la ocupación musulmana, así como los restos de su muralla.

Nuestra ruta pone rumbo al centro de la Axarquía, donde El Borge presume de su tradición vitivinícola. Cepas de más de 150 años sirven aún para elaborar el vino moscatel. Entre las curiosas visitas, no podemos perdernos el Museo del Bandolero, dedicado al bandolerismo en la Andalucía romántica de los siglos XVIII y XIX, con algunos de los más temidos como Luis Muñoz, conocido como “el Bizco Arboge”.

Enclavado en el Parque Natural de las Sierras Tejeda, Almijara y Alhama, Canillas de Aceituno continúa dominando la Axarquía. Un entorno de extremada belleza natural preparada para practicar turismo activo en caminos custodiados por olivos y almendros. Recorrer El Saltillo, un sendero que esquiva las rocosas paredes del parque mediante pasarelas, será una de las mejores experiencias. Aunque el paisaje urbano también ofrece sorpresas entre casas encaladas con cubiertas de teja roja. Una de ellas es la Casa de los Diezmos, ejemplo de la arquitectura mudéjar, que controlaba el preciado comercio de gusanos de seda y de hojas de morera.

A 38 kilómetros, Alfarnate nos recibe con su ritmo sosegado. A las afueras, se encuentra la venta más antigua de Andalucía, la Venta de Alfarnate, que data de 1699. En ella se sitúa el origen de este Pueblo Mágico. Unidos por un río, sus barrios, con calles de trazado árabe, mezclan sus plazuelas y arcos con la naturaleza. Para hacerse con sus mejores vistas, habrá que subir hasta el mirador de la ermita del Santo Cristo, que se cierne sobre un cerro de piedra caliza. 

Dejando atrás la Axarquía pero siguiendo en la provincia de Málaga, nuestra ruta nos conduce hasta Fuente de Piedra, un lugar ineludible para observar flamencos rosas y avistar otras aves que ocupan la Reserva Natural Laguna Fuente de Piedra. El origen de esta localidad lo cuenta una fuente que hace mención a las propiedades curativas de sus aguas.

En el poniente granadino, y rodeado de pequeñas cascadas y nacimientos de agua semitermal como El Bañuelo, Salar aguarda con sus fabulosos aceites de oliva. La historia de este puebecito se remonta al neolítico superior, pero la civilización que ha dejado huella es la romana, que se puede descubrir en la Villa romana de Salar, localizada en la vertiente izquierda de la cuenca del arroyo del Salar.

Más aceites y quesos sirven las mesas de Montefrío. Desarrollado en torno a una fortaleza del siglo XIV obra del mismo arquitecto de la alcazaba de la Alhambra, este municipio granadino cautiva con su patrimonio, entre el que se encuentran tres iglesias.

Con Iznájar nos adentramos en la Subbética, una comarca definida por su sucesión de sierras y valles. Enclavado en un cerro, Iznájar se asoma como al embalse más grande de Andalucía, inundado por las agua del río Genil, afluente del Guadalquivir. Sus calles blancas están coloreadas por infinidad de flores que guían hasta lugares como el Balcón del Beso o el mirador Cruz de San Pedro, en la parte más alta de Iznájar. Un punto privilegiado para contemplar el embalse, especialmente al atardecer. Junto a él, un teatro al aire libre ofrece actividades culturales durante las noches de verano.

La ruta sigue en Almedinilla, un pueblo blanco asentado sobre la sierra. Su pasado lo relata un yacimiento romano y el poblado íbero Cerro de la Cruz, de los siglos II y III a.C., declarados Bien de Interés Cultural. A las afueras, extensos olivares abrigan las cascadas del Zurreón y del Salto del Caballo.

El castillo de los Condes de Cabra nos recibe entre el maravilloso patrimonio barroco, custodiada por sierras, manantiales y parajes naturales Cabra se alza como una auténtica joya andaluza. Paseando por sus históricas calles se llega a la Plaza de la Villa Vieja, enclave en el que encuentra la parroquia de la Asunción y Ángeles, iglesia de origen medieval y construida por la Orden de Calatrava.

Las sierras, bañadas por manantiales, dan paso a Cañete de las Torres. Entre sus calles, adornadas por infinidad de flores, sobresale la Torre del Homenaje, construida a mediados del siglo XIV. Su interior alberga el museo histórico municipal. Pero es el Barrio del Huerto del Francés el que capta todas las atenciones debido a sus fachadas pintadas en azul y blanco. La última postal que capturar en el corazón de Andalucía.

Descubre la Ruta Mágica hacia el corazón de Andalucía en este mapa interactivo de los Pueblos Mágicos de España.