Ayllón, el pueblo rojo de Segovia perfecto para una escapada
Viajamos hasta Segovia para descubrir un pueblo pequeño en tamaño, pero grande en atractivos y lugares de interés.
Los pueblos medievales tienes un nosequé o quéseyo que ejercen un especial embrujo sobre el viajero. Pasear entre sus calles, visitar sus castillos o descubrir prisiones o conventos levantados hace unos cuantos siglos nos trasladan a escenarios únicos, como los que podemos contemplar en la Sierra de Ayllón.
Nos dirigimos hasta el noreste de la provincia de Segovia para descubrir un coqueto pueblo medieval que invita a los viajeros, casi sin pretenderlo, a realizar un viaje en el tiempo. Un pueblo que destaca por sus colores rojizos que lo inundan todo, desde los tejados de las casas hasta los monumentos más destacados de la localidad, pasando por una sierra que ofrece la misma gama cromática.
Entrar en Ayllón: su arco medieval
Ayllón destaca por su casco histórico perfectamente conservado, donde cada rincón tiene su propia historia. Al llegar al pueblo, los viajeros deben atravesar el Arco Medieval, también conocido como Arco de Ayllón, una estructura de piedra, que data del siglo XIV y que demuestra la impresionante arquitectura defensiva de la época.
Podemos perdernos por sus calles empedradas y, sin pretenderlo, acabaremos en la Plaza Mayor, un espacio que, como en estas otras plazas de pueblo, nos pasaríamos toda la tarde. Encontramos diferentes edificios históricos, como la iglesia de San Miguel, construida en el siglo XV y con una interesante colección de arte sacro o el Ayuntamiento, situado en el primer Palacio de los Marqueses de Villena. Además, esta plaza porticada alberga, casi en el centro, una bonita fuente que antaño tenía vistosos peces de colores.
A pocos pasos de la plaza, nos topamos con el Palacio de las Contreras, un edificio de estilo gótico isabelino declarado Monumento Histórico-Artístico en 1969, y en cuyo interior se conservan artesonados y un mobiliario que es digno de admirar y una fantasía para cualquier amante de las antigüedades.
Seguimos callejeando por Ayllón y descubrimos el antiguo convento de las monjas concepcionistas, edificio que cuenta con una portada que luce el escudo de sus fundadores, los marqueses de Villena. Eso sí, no te sorprendas, ya que, en la actualidad se ha convertido en un establecimiento rural.
Ya hemos mencionado que este pueblo medieval teñido de rojo alberga importantes palacios y casas señoriales, como la Casa Águila o la Casa Cuartel, uno de los edificios civiles más antiguo de la localidad. Y, volviendo a las joyas sacras, aparece ante nosotros la iglesia de Santa María la Mayor, de estilo neoclásico y construida sobre los restos de la parroquia hundida en el siglo XVII, que hoy destaca por un imponente campanario de 40 metros rematado con una espadaña.
Crisol de culturas en Ayllón
Por este pueblo, que fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1973, han pasado celtíberos, árabes, judíos (que acabaron siendo reprimidos por las históricas Leyes de Ayllón), y cristianos. Y precisamente fueron estos últimos los que consiguieron situar a esta villa en el mapa. Por Ayllón han pasado, por ejemplo, San Francisco de Asís, fundador del convento de San Francisco, cuyos monjes huyeron en la Guerra de la Independencia contra la invasión napoleónica entre 1802 y 1813 o Santa Teresa de Jesús.
Ya hemos descubierto algunos de los lugares que hacen de este pueblo un imprescindible para una escapada rural de ensueño, pero el viajero que viaje hasta Ayllón también deberá dejarse seducir por su exquisita gastronomía. Son muchos los restaurantes y bares que ofrecen algunas especialidades de la zona, como el cordero lechal asado, los embutidos artesanales y los quesos de la zona. Imprescindible resulta también probar los torreznos en alguna de las tabernas cercanas a la Plaza Mayor. Y, ojo, ya que un planazo muy top si te alojas en alguna casita rural es comprar un lechazo y buscar alguna panadería que te lo prepare.
Una vez paseado y descubierto Ayllón, y siempre que el viajero tenga tiempo, merece la pena descubrir el Parque Natural Hoces del río Riaza, que se encuentra en las inmediaciones y es un auténtico paraíso para los amantes del senderismo y la observación de aves. Este parque ofrece rutas a través de espectaculares formaciones rocosas que nos permiten gozar de la naturaleza en su estado más puro.
En definitiva, si estás buscando un enclave medieval no muy lejos de Madrid, este pueblo rojo de Segovia es perfecto para una escapada.
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