Santander en dos días para una escapada exprés

Recorre la ciudad de una punta a otra desde sus imponentes palacios hasta sus tranquilas playas

Turismo Santander

Vista aérea de Santander

/ saiko3p

Mar y montaña se unen en una de las ciudades más bonitas de España. Hablamos de Santander, el destino ideal para organizar una escapada y disfrutar de sus edificios decimonónicos, sus encantadoras terrazas o su espectacular bahía. Pero si no tienes muchos tiempo para visitarla, dos días son más que suficientes:

Día 1

Casco histórico

El recorrido por la capital de Cantabria empieza en los jardines de Pereda, atravesando sus cedros y magnolios hasta entrar al casco histórico, donde destaca la majestuosidad de las fachadas de sus bancos. Seguimos paseando por sus estrechas calles hasta llegar a la plaza Porticada, uno de los lugares con más vida de la ciudad y todo un símbolo.

Plaza Porticata, Santander

Plaza Porticata

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Al lado, encontramos la Iglesia del Cristo y la Catedral de Santander, frente a la Iglesia de la Compañía. Desde allí, llegamos a la plaza del Ayuntamiento, siempre llena de gente y buen ambiente, y a el Museo Municipal de Bellas Artes y la Casa-Museo y Biblioteca Menéndez Pelayo. Eso sí, si lo que buscamos es alegría y conocer el día a día de los santanderinos, nada mejor que entrar en el Mercado de la Esperanza, donde se vende uno de los mejores pescados frescos de España.

Catedral de Santander

Catedral de Santander

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Compras y gastronomía local

Tras una mañana cultural, aprovechamos para hacer nuestras compras. Si continuamos por la calles Jesús de Monasterio y San Fernando, estaremos en la zona más comercial de Santander. Sobre todo en la calle Vargas hallaremos varios locales perfectos para degustar la cocina marinera típica de Santander. No debemos olvidarnos de pedir las famosas rabas, los caracolillos o los mejillones.

Una ciudad abierta al mar

La tarde es el momento idóneo para conocer el Santander marítimo caminando junto a la bonita zona del muelle. Al salir de los jardines de Pereda, junto a los que se sitúa la famosa Grúa de Piedra de 30 toneladas, podemos tomar un café en el paseo de Pereda, lleno de elegantes locales.

Paseo Pereda, Santander

Paseo de Pereda

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A pocos metros, encontramos el Palacete del Embarcadero, y desde donde sale un pequeño barco que nos dará una vuelta por toda la bahía para disfrutar de una vista increíble de la ciudad desde el mar.

Bahía Santander

Bahía  de Santander

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Centro Botín

A nuestro regreso, podemos aprovechar para visitar el que se ha convertido en uno de los nuevos símbolos de la ciudad: el Centro Botín. Es un espacio cultural dedicado al arte contemporáneo, la música, el cine, el teatro y la literatura. El edificio está diseñado por el arquitecto y premio Pritzker Renzo Piano y ocupa un lugar privilegiado al borde de la bahía de Santander.

Centro Botín, Santander

Centro Botín

/ A.R.R.

"Los Raqueros"

Después, recorriendo el Muelle del Calderón, nos encontramos con la escultura de “Los Raqueros”, que representa a unos niños tirándose al agua y que se hizo como recuerdo de los chicos que hace años se lanzaban a la bahía para coger las monedas que lanzaban los turistas.

Los Raqueros, Santander

Escultura de Los Raqueros

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Museo marítimo

Si seguimos caminando, pasamos junto al Club Marítimo Puertochico y frente a llamativos edificios como el Planetario o el Palacio de Festivales. Llegamos así al Museo Marítimo con sus modernos acuarios que permiten aprender más sobre la relación del hombre con el mar. Es entonces cuando comienza la zona de playas: las primeras son la de Los Peligros y la de La Magdalena son las primeras, donde podemos refrescarnos y pasar el resto de la tarde.

Playa Santander

Playa de Santander

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Cena de tapas

A la hora de cenar, una buena opción es volver al centro e irnos de tapas por los alrededores de la plaza de Cañadío. Y es que esta zona es una de las más conocidas de la ciudad para después salir de marcha o a tomar una copa.

Día 2

Península de la Magdalena

Dedicamos la mañana a conocer la Península de la Magdalena, uno de los entornos de Santander más bellos y especiales. Se trata de una zona extensa, de unas 25 hectáreas, que podremos visitar subidos en el tren turístico “Magdaleno”. Antes de llegar, si descendemos hasta el borde de la playa, podemos obtener una visión preciosa de las Islas de La Torre y Horadada.

Isla de la Torre, Santander

Isla de la Torre

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Pasamos cerca de la playa de Los Bikinis para encontrarnos con el Embarcadero Real y llegar hasta el Faro de la Cerda. Si continuamos rodeando la península, llegaremos hasta la joya de Santander: el Palacio de la Magdalena, la cumbre de la península y desde donde podremos disfrutar de las inmejorables vistas del paisaje de la ciudad. En el descenso, encontramos tres auténticas carabelas que un marino donó a Santander, y que se dice que son una réplica de las de Cristóbal Colón.

Palacio de la Magdalena, Santander

Palacio Real de la Magdalena

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Comida con vistas a la playa

A la hora de comer, en la plaza de Italia encontraremos el majestuoso y emblemático Gran Casino que, creado en 1916, parece presidir la ciudad. Aquí, hay multitud de terrazas con vistas a la playa, ideales para comer mientras la brisa marina con olor a sal nos acompaña.

Gran Casino, Santander

Gran Casino

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Las playas de El Sardinero

La zona más popular de la costa de Santander es El Sardinero, así que después de comer no debe faltar un baño en cualquier de sus magníficas playas: desde la del Camello o la de La Concha hasta las propias del Sardinero. La ocasión perfecta para tomar el sol tumbados en su fina arena dorada y contemplar el paisaje que nos rodea o incluso animarnos a practicar surf.

Playa del Camello, Santander

Playa del Camello

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Después, siempre podemos recorrer con tranquilidad el paseo marítimo, hacer una parada en el espectacular mirador de los Jardines de Piquío y continuar hasta el final del Parque de Mesones. Por el camino, veremos algunos de los palacetes y casonas más bellos de la ciudad por un lado y barcos de vela por el otro.

Faro de Cabo Mayor

También es una opción hacer el recorrido que nos lleva hasta el otro extremo de la ciudad, el Faro de Cabo Mayor, de 30 metros de altura, perfecto si lo que buscamos es un paisaje de naturaleza mucho más salvaje, ya que allí el mar es más abierto y los acantilados son dignos de admirar.

Faro de Cabo Mayor, Santander

Faro de Cabo Mayor

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Puesta de sol

Para finalizar nuestro viaje, no podemos perdernos uno de los momentos más especiales del día en Santander: un atardecer. Lo mejor es que volvamos sobre nuestros pasos hasta el mirador de la plaza de Italia, nos sentemos en un banco y veamos cómo se pone el sol mientras divisamos a lo lejos el Palacio Real de la Magdalena. Además, por esta zona, encontraremos algunos de los restaurantes más distinguidos de la ciudad para culminar la jornada con una buena cena.

Palacio Magdalena, Santander

Palacio Real de la Magdalena al atardecer

/ Taha Sayeh / ISTOCK

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