Los puentes indios que parecen sacados de 'El Señor de los Anillos': están hechos de raíces vivas
En el estado indio de Meghalaya descubrimos unos puentes de raíces vivas que nos trasladan a la Tierra Media de Tolkien.
Khasis, jaintias y garos son los pobladores de Meghalaya, estado del norte de la India que limita al norte y este con el estado indio de Assam y al sur y al oeste con Bangladés. Y son precisamente estas etnias las primeras en ocupar el subcontinente y las que, a día de hoy, siguen desarrollando una cultura megalítica. Quizá, por ello, los puentes de raíces vivas que se encuentran diseminados por todo el estado son su mayor capolavoro, y un verdadero trabajo de ingeniería.
Estamos en Meghalaya, aunque, viendo un estado cubierto en una tercera parte de su extensión por bosques, la mente nos traslada hasta La Comarca, región situada en el noroeste de Tierra Media y poblada enteramente por hobbits. Un vergel en el que el color verde lo inunda todo y que nos traslada, como decimos, a los escenarios de ‘El Señor de los Anillos’.
Descubriendo los puentes de raíces de Meghalaya
Un puente de raíces vivas, como los que se encuentran por todo el estado de Meghalaya, es un tipo de puente de suspensión simple formado por raíces de plantas vivas mediante un proceso que se conoce como modelado arbóreo. Y, perdón que mezclemos churras con merinas, pero el que sí que era un crack en esto del modelado era Eduardo Manostijeras. Y, después de este apunte, centrémonos.
Estos puentes de raíces están hechos a mano gracias a las raíces aéreas de árboles como el ficus elástica y siguiendo una técnica ancestral de los pueblos khasi y jaintia, que viven en un terreno situado en la meseta de Shillong. Y precisamente las cualidades del terreno, muy escarpado y con empinadas laderas, ha hecho que el ingenio de los habitantes de la zona, en alianza con la naturaleza, den como resultado unos puentes únicos que nos trasladan a escenarios de película fantástica.
¿Cómo se crean los puentes de raíces vivas?
El árbol ficus elástica, conocido también como árbol del caucho gomero o caucho sabanero crece en zonas de la India con un clima húmedo y tropical, generalmente en las inmediaciones de los ríos. Sus raíces, siempre que el árbol esté sano, van a ir creciendo de forma natural y fortaleciéndose cual Sansón. Ahora bien, estas raíces necesitan de un cuidado activo para no acabar perdiendo su fuerza y deteriorándose.
Cuando las raíces ya han alcanzado cierto grosor, se retuercen o se juntan en un proceso que se conoce como inosculación y es entonces cuando pueden anclarse tanto en pendientes muy pronunciadas como en superficies rocosas creando un puente único.
Nada tienen que ver estas maravillas naturales con otros puentes que, a pesar de su espectacularidad (aquí tienes un ejemplo de puentes chinos que te dejarán con la boca abierta), no cuentan con fecha de caducidad. Y es que, los puentes de raíces de Meghalaya, al estar formados por organismos vivos cuentan con una vida útil variable. Y, aunque no se puede determinar con certeza, se cree que, si los árboles crecen sanos, estos puentes pueden durar cientos de años.
Cuatro formas de construir los puentes de raíces
Los puentes de raíces vivas se pueden construir de cuatro formas diferentes: de forma manual, con andamios de bambú, con troncos de palmera o sobre estructuras convencionales. Cuando se sigue el método manual, son los lugareños los que, gracias a un trabajo constante y mantenido en el tiempo, van guiando las raíces hasta conseguir una estructura estable que sea capaz de soportar el peso de una o varias personas.
Otra forma más efectiva de construir un puente de raíces es colocando como calzada un armazón de madera o bambú. En este caso, las raíces se envuelven alrededor de los troncos y pueden reemplazarse cuando se deterioren. Lo mismo pasa cuando se utilizan troncos de palmera (o si nos ponemos más técnicos deberíamos decir troncos ahuecados de las palmas de nuez de Areca), a los que se añaden palos o piedras para estabilizar el puente. Un proceso que puede necesitar más de una década hasta completarse para poder empezar a cumplir su función.
Por último, descubrimos puentes de raíces vivas asentados en estructuras tradicionales de materiales como hierro o acero. Como este tipo de construcciones ya son funcionales, no deben pasar décadas para empezar a poder utilizarlas; simplemente habrá que esperar hasta que el puente de raíces sea lo suficientemente fuerte para ir retirando o inutilizando los materiales que no sean necesarios.
En definitiva, estas maravillas de la naturaleza son el fruto de la paciencia y el esfuerzo de khasis, jaintias y garos que a provechan los elementos naturales para poder convertir su entorno en un paisaje igualmente bello (o más gracias a estos puentes de raíces), pero mucho más accesible.
Síguele la pista
Lo último