El único pueblo del mundo que no tiene carreteras y solo canales (y no está en Italia)

Aquí no hay coches ni humo, pero encontrarás unos preciosos canales que recorren casas repletas de flores.

Un pueblo de encanto y hadas
Un pueblo de encanto y hadas / Istock / nikitje

En el corazón de los Países Bajos, entre la pintoresca campiña que parece detenida en el tiempo, se encuentra Giethoorn, un pueblo que desafía las normas urbanas convencionales. Aquí, el ruido del motor y el estruendo del claxon son meros ecos ausentes, reemplazados por el suave murmullo de las aguas que acarician los botes eléctricos que avanzan lentamente por los canales. El único sonido que rompe la serenidad es el canto de los pájaros y el ocasional graznido de un cisne, creando una sinfonía natural que acompaña cada paso.

Giethoorn es un pueblo sin carreteras, donde estrechos caminos peatonales y ciclovías permiten pasear entre sus encantadoras viviendas, cafés y restaurantes. Sin embargo, para llegar a la mayoría de estos lugares, uno debe rendirse a la magia de los canales. Barcas de diferentes tamaños y colores se entremezclan en el paisaje, mientras la ausencia de automóviles y humo confirma que aquí, la vida se mueve con la calma de las aguas que lo rodean.

Pocos pueblos más carismáticos y bonitos que este hay en el mundo

Pocos pueblos más carismáticos y bonitos que este hay en el mundo

/ Istock / Hung_Chung_Chih

Primeros habitantes

La bandera de Giethoorn, amarilla, roja y azul, ondea en numerosos rincones, llevando consigo la historia de sus primeros pobladores en el siglo XIII. Se rumorea que estos forasteros llegaron huyendo del norte de Italia, encontrándose con cuernos y calaveras de cabras entre el barro. La leyenda sugiere que los huesos de las cabras, víctimas de las inundaciones de 1170 conocidas como All Saints Flood, dieron origen al nombre del pueblo: Giethoorn, antes 'goat horn' (cuerno de cabra).

Giethoorn es conocido, también, como la Venecia del Norte

Giethoorn es conocido, también, como la Venecia del Norte

/ Istock / fokkebok

La meticulosidad del cuidado en Giethoorn se revela en cada detalle. El césped son alfombras perfectamente cortadas, listas para rodar un esférico en cualquier momento. Los tejados, inclinados para repeler la lluvia y la nieve, cambian de color según el clima, revelando una paleta que va desde la paja amarillenta bajo el sol hasta el marrón oscuro en días húmedos. En lugar de coches aparcados, las parcelas de las casas albergan barcas invertidas, dispuestas a llevar a la familia al trabajo o la escuela. Incluso los buzones cuelgan cerca del agua de los puentes de madera, haciendo que la entrega de correspondencia sea una tarea que se realiza desde la comodidad de una barca.

Alquilar una barca

Explorar Giethoorn exige una travesía en barca, una experiencia que se vuelve imperativa en este rincón neerlandés. Alquilar una embarcación, conocida como "whisper boat" o barco susurro es la entrada a un viaje eléctrico y apacible. Sin capitán, el visitante se convierte en el timonel, guiando la barca con movimientos precisos que revelan la danza silenciosa entre el agua y la vida en Giethoorn.

Alquila una barca y a navegar

Alquila una barca y a navegar

/ Istock / ae-photos

Enclavado en la campiña neerlandesa, Giethoorn no es simplemente un pueblo; es un cuento de hadas moderno donde los canales son las venas que alimentan la vida. Lejos de las agitadas ciudades, este rincón holandés invita a sumergirse en la simplicidad y la armonía con la naturaleza. En Giethoorn, el tiempo se desvanece, dejando un espacio donde el suave susurro de los canales se convierte en la banda sonora de la belleza simple que la vida puede ofrecer.

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