Palencia reabre al público la Villa Romana de La Olmeda

Los 175 metros cuadrados de mosaicos asombrosamente bien conservados son la estrella de la palentina Villa Romana La Olmeda. Tras tres años de obras, vuelve a abrir sus puertas en un edificio vanguardista y con todos los mosaicos a la vista.

Palencia reabre al público la Villa Romana de La Olmeda
Palencia reabre al público la Villa Romana de La Olmeda

En un olvidado punto de la Vega de Saldaña, perteneciente a Pedrosa de la Vega, la provincia de Palencia tuvo enterradas las claves de su pasado romano durante más de mil años. Hasta que el arado de Javier Cortes -agricultor y alcalde de Saldaña- sacó a la luz en 1968 la Villa Romana La Olmeda, de 4.400 metros cuadrados, con 1.416 metros de mosaicos y unos baños que alcanzan los 900 metros cuadrados. Ahora y tras tres años y medio construyéndole un continente digno, la excavación se reabre al público. Éste se encontrará con un edificio de moderada vanguardia que, aunque pueda parecer fuera de lugar a primera vista, tiene algo de la limpieza de líneas romana mezclada con la sobriedad castellana. Los colores ocres de su parte superior son los de los terrones que la rodean, los blancos de la inferior, los de la sillería del abundante románico de la zona y la filigrana de su revestimiento asemeja las copas de los chopos. El luminoso espacio se ha hecho diáfano para permitir contemplar de un solo golpe toda la villa. Unas mallas metálicas indican dónde estaban las paredes sin entorpecer apenas la vista.

La joya está en el interior, empezando por la singular arquería de ladrillo, que es lo primero que ve el visitante y que se conservaba intacta. Tras ella, un patio central rectangular distribuye las estancias de la casa. La principal y la más llamativa es el Oecus, donde se celebraban reuniones, se cerraban tratos o se impartía justicia. Su espectacular mosaico, de 175 metros cuadrados, incluye la escena con moraleja -sobre la astucia y el sentido del deber- de Aquiles descubierto por Ulises en Skyros. Alrededor del rey de Itaca hay escenas de caza, representaciones de las cuatro estaciones y 14 medallones con retratos de los propietarios de la villa llenos de vivacidad. Por todo el yacimiento hay grandes extensiones de mosaico no figurativos cuyas teselas conservan intactos su brillo y su colorido. Hizo falta enterrarlos en arena durante años para que no se deteriorasen al aire libre. La villa guarda también diversas sorpresas, como la zona de baños, con dos suelos de mosaico consecutivos o el hipocaustum subterráneo. Éste no es otra cosa que el antepasado romano de las glorias castellanas, un ingenioso sistema de calefacción subterránea que vuelve a estar de moda. Los vestigios nos hablan de otras herencias romanas que han permanecido, como la orientación hacia el sur del patio central (repetida en patios y plazas castellanas) o la arquería, multiplicada posteriormente en los edificios religiosos durante siglos.

La visita se completa con un recorrido por los hallazgos encontrados en la zona y en una zanja practicada en la villa durante su declive. El hoyo destrozó parte de los mosaicos, pero también conservó diversas piezas que dan pistas sobre sus azarosos años finales, rematados por un incendio. Los objetos se pueden contemplar en la Iglesia de San Pedro de Saldaña, a la espera de que se acondicione la antigua harinera de la localidad como museo. También está en ejecución la parte museística de la Villa, que incluirá animaciones en 3D, elementos interactivos y explicaciones en dos niveles de complejidad, según la edad y los conocimientos previos de los visitantes. El espacio está abierto de martes a domingo de 10.30 a 18.30 horas. La entrada para mayores de 12 años cuesta 5 € -3 € para grupos de más de diez personas- y es gratuita los martes por la tarde. Más información en www.palenciaporsupuesto.com

Síguele la pista

  • Lo último