Ngorogoro, el cráter de Tanzania que parece sacado de la peli de El Rey León
Hoy viajamos hasta el cráter de Ngorogoro, en Tanzania, la mayor caldera volcánica sin rellenar del mundo y un espectáculo visual de tal belleza que conmoverá al viajero hasta dejarle sin palabras.

Hay innumerables localizaciones a la hora de plantear un safari, desde Kenia, hasta Sudáfrica, pasando por Uganda. Cada destino tiene sus particularidades y su belleza, pero hay uno en concreto que sería el escenario perfecto si la peli de El rey león se rodara en live action: el cráter de Ngorogoro, en Tanzania.

Situado en las conocidas como tierras altas volcánicas de Tanzania, a 180 kilómetros de la ciudad de Arusha, nos encontramos con este cráter formado hace varios millones de años, cuando un volcán explotó y se derrumbó sobre sí mismo. Su profundidad es de algo más de 600 metros y el suelo cubre una superficie de más de 18 kilómetros de diámetro.
Escenario de película
Estos datos son suficientes para ser conscientes de su majestuosidad, pero hay más, ya que Ngorogoro es la zona de menor extensión en la que se pueden encontrar los cinco grandes animales de África: el león, el leopardo, el rinoceronte negro, el búfalo cafre y el elefante. Hay muchas más especies, pero contemplar a este quinteto en un mismo lugar ya son palabras mayores.

Como espectacular resulta también observar a alguno de los pastores Masai, cuyos ganados comparten territorio con los animales salvajes. Esta tribu nómada, que cuenta con más de 850.000 individuos entre Kenia y Tanzania, cuenta con algunos asentamientos más estables cerca del Área de Conservación de Ngorogoro.

El nombre de este cráter en el idioma masái significa lugar frío, pero también se le conoce como la octava maravilla natural del mundo o el edén de África. De hecho, fue uno de los primeros sitios en ser inscritos en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, en 1979. Y es que este volcán extinto se convierte en una especie de Arca de Noé en la que se dan cita desde los cinco grandes a los que ya hemos hecho alusión, así como cebras, ñus, gacelas, avestruces, jabalíes, hienas, guepardos o chacales, entre otros.

El explorador que quiera adentrarse en esta maravilla de la naturaleza deberá alojarse en alguno de los lodge situados a la entrada del Área de Conservación. Una vez que abren las puertas del parque (a las seis de la mañana) se puede realizar un safari para observar tanto animales como la rica y variada vida silvestre, diversas caminatas guiadas por el borde del cráter, así como visitas a las comunidades masáis locales. Y ya, el sanctasanctórum, es poder disfrutar de este particular anfiteatro natural tanto al alba como durante el ocaso.

Cuna de la Humanidad
El viajero que se adentre en la zona, tampoco puede perderse la Garganta de Olduvai, considerada como cuna de la humanidad y, por ende, uno de los yacimientos prehistóricos más importantes del mundo.
Situada en el Gran Valle del Rift y con una longitud de unos 50 kilómetros, esta zona de barrancos es lugar de culto para paleontólogos y arqueólogos, ya que se han realizado importantes descubrimientos de homínidos que han permitido comprender mejor la evolución humana. Entre ellos, por ejemplo, restos fósiles de Australopithecus boisei, más conocido como hombre de Nutcracker, que vivió hace aproximadamente 1,75 millones de años, o restos de Homo habilis, considerado uno de los primeros miembros del género Homo.

El nombre de Oldupai (como también se conoce a la garganta) proviene de una planta que tiene agua en su interior y que resulta fundamental para la vida de masáis y fauna de la región en épocas de sequía. Y es que si algo llama la atención es el impresionante paisaje de acantilados rocosos y colinas áridas que contrastan con la vegetación verde y exuberante del Ngorongoro.
Los visitantes pueden disfrutar de caminatas y safaris para observar la vida silvestre y diferentes especies animales, entre las que sí se incluye la jirafa (que no se encuentran en el cráter). Además, cerca de la Garganta de Olduvai se sitúa un museo que lleva el mismo nombre y en el que se expone una muestra de los restos encontrados en las inmediaciones.
En definitiva, por su variedad faunística y por su interés arqueológico, tanto el cráter de Ngorogoro como la Garganta de Olduvai conseguirán que el explorador que los disfrute en primera persona, se sienta en total comunión con la vida y la naturaleza.
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