Mandalay el país dorado

El corazón de Birmania

El corazón de Birmania

El majestuoso curso del Ayeyarwady continúa siendo la arteria principal del país. Una vía de circulación más importante que los enlaces ferroviarios, las carreteras y los costosos transportes por avión. A lo largo de su curso se aprecia la enorme diversidad del país, desde los montes Kachin, a los pies de los Himalayas, hasta las fértiles tierras del delta.

/ Tino Soriano

Un misterio, un fascinante misterio. Myanmar es el último país del sureste asiático que aún permanece oculto para los ojos de los occidentales. Décadas de aislamiento, generadas por una férrea dictadura, crearon las barreras, tejieron el velo. Ahora, el país ha abierto sus puertas. Las reformas democráticas que han conducido a la liberación de la Premio Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, han conseguido despertar una oleada de interés internacional por el país y por el proceso. El crecimiento del turismo en Myanmar, espectacular, refleja ese interés. A este país se le conocía como "la tierra dorada" o "el país dorado" por la luz de sus pagodas y por el color, terroso, de su río principal, el Ayeyarwady, que atraviesa Myanmar de norte a sur. George Orwell lo describió: "Fluía el Irawaddy inmenso y ocre, brillando como diamantes en los tramos que golpeaba el sol".

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