Jura, la llamativa isla escocesa habitada por 200 personas y 6.000 ciervos

El lugar de retiro que eligió el célebre escritor George Orwell

Jura, Escocia

La isla de Jura, en Escocia, puede presumir de tener más ciervos que personas en su territorio

/ karp85

Llegamos hasta las islas Hébridas, en la costa occidental de Escocia, para alcanzar una de sus porciones bañadas por el Atlántico Norte. Un pequeño territorio, poco accesible, cuya carta de presentación nos remite a una portada de paisajes indómitos coronados por tres emblemáticas montañas.

Isla de Jura, Escocia

Panorámica de la costa de Jura, en Escocia

/ diane39 / ISTOCK

Jura, una de las islas más sugerentes de este país del Reino Unido, nos ofrece un mundo de tierras solitarias, remolinos casi míticos, whisky genuino y muchos, muchos ciervos…

La "isla de los ciervos"

Jura es una de las islas del archipiélago de las Hébridas. Una tierra, perteneciente en la actualidad a Escocia, que llegó a estar poblada por pueblos vikingos escandinavos.

Hoy en día, sin embargo, pareciera un lugar abocado a la despoblación, con sus poco más de doscientos habitantes censados, a pesar de haber albergado más de un millar de almas a principios del siglo XIX.

Ciervo en la isla de Jura, Escocia

Ciervo en la isla de Jura, Escocia

/ Seenicks / ISTOCK

Los “Diurach”, como se hacen llamar en gaélico los autóctonos de Jura, son gentes resistentes, y de hecho esta palabra hace alusión a este significado. No obstante, un buen número de ellos trabajan en la destilería local, situada en el mayor asentamiento de la isla, Craighouse.

Allí, en el extremo sur de Jura, se ubica la destilería creada en 1810 y puesta de nuevo en funcionamiento en 1963 tras un periodo en el que se mantuvo cerrada. Una destilería donde se obtiene un whisky que lleva el sello de los habitantes de la isla, que hacen perdurar una actividad que ya se venía haciendo de manera informal desde el siglo XVI.

Un whisky que utiliza el agua procedente de las montañas existentes en la isla, las icónicas Paps del Jura, tres elevaciones cuya altura supera los setecientos metros sobre el nivel del mar y que se han comparado habitualmente con los senos de una mujer por su peculiar forma.

Ciervo en la isla de Jura, Escocia

Ciervo en la isla de Jura, Escocia

/ Award / ISTOCK

Pero si hay algo realmente representativo de Jura es la presencia de ciervos rojos. Hasta 6000 ejemplares se han contabilizado actualmente, en la extensión de poco más de 366 kilómetros cuadrados que representa la isla. Una gran población que vive sin la amenaza de depredadores y cuyos miembros pueden ser divisados casi en cualquier parte de la superficie insular, especialmente durante la época del celo.

Si bien no es el único animal que habita el lugar, pues también conviven en esta porción escocesa otro buen número de especies, es sin ninguna duda el gran emblema de Jura, hasta el punto de que se cree que este topónimo podría derivar de una palabra nórdica cuyo significado es “ciervo”.

La historia de George Orwell

Jura es reconocida por ser una isla que mantiene en muy buen estado de conservación sus ecosistemas naturales. Un hecho al que ha contribuido decisivamente el tradicional aislamiento que ha soportado a lo largo del tiempo y aún hoy en día, puesto que el acceso solo es posible a través de una conexión por barco con la isla de Islay, salvando el estrecho que separa ambas pero sin contar con un transporte directo con la costa continental. Un problema de accesibilidad que se une a los temporales durante la época invernal, que impiden los viajes por mar en cualquier manera.

Barricas en la Isla de Jura, Escocia

Barricas en la Isla de Jura, Escocia

/ lucentius / ISTOCK

Otro factor que ha contribuido a este carácter de la isla es la carencia de grandes infraestructuras. Tan solo unos cuantos kilómetros asfaltados comunican los diferentes puntos habitados, mientras que los senderos son igualmente escasos. Es más, la carretera finaliza en el noreste, a la altura de Barnhill, dejando toda la parte occidental del territorio ajeno a esta vía.

Precisamente es Barnhill la población protagonista de una de las historias más célebres de Jura. Y es que, en 1946, un tal Eric Arthur Blair llegó a la isla, tras el fallecimiento de su mujer, buscando la más profunda de las soledades con el fin de escribir una novela. Ese tal Eric Arthur Blair, que no era sino el célebre George Orwell, habitó una cabaña que a la postre sería el lugar donde terminaría su gran obra maestra, 1984.

Dos años de estancia en los que la calma y el aislamiento de la cabaña, a cuatro kilómetros de Barnhill, permitieron dar rienda suelta a su creatividad. Una casa que aún sigue en pie y que puede ser visitada tras una ligera caminata.

Se cuenta que George Orwell había visitado la isla en 1945, un año antes de su llegada, quedando tanto cautivado como asombrado por ella. Asombrado por la impetuosidad del mar en este punto, especialmente al descubrir el conocido como “remolino de Corryvreckan”, ubicado entre las islas de Scarba y Jura y considerado el tercer remolino más grande del mundo y el mayor de toda Europa. Un violento torbellino marino cuyo sonido puede ser escuchado a una distancia de dieciséis kilómetros a la redonda. Un punto que la Armada británica recomienda no atravesar y que no está exento de leyendas o historias de naufragios, lo que hace aún más fascinante la isla de Jura.

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