La guía indispensable para viajar a Córcega: qué ver, dónde dormir y dónde comer

Alejada del turismo de masas, “la más sublime”, como la llamaban los griegos, no escatima en hermosura ni en naturaleza salvaje. Con paisajes que abarcan desde altas montañas a calas paradisíacas, agrestes acantilados o pueblos de postal, la isla que vio nacer a Napoleón, de nuevo de actualidad gracias a la película de Ridley Scott, se desvela como uno de los secretos mejor guardados del Mediterráneo.

Bonifacio, en la isla de Córcega.
Bonifacio, en la isla de Córcega. / Cristina Candel

Con 185 kilómetros entre la costa norte y la sur, y 50 de este a oeste, esta joya del Mediterráneo no solo concentra preciosos paisajes. También aguardan en ella historia, pueblos colmados de encanto, pintorescos puertos pesqueros y una cultura tan auténtica como sus propios habitantes.

Terraza A Casarella en Pigna.

Terraza A Casarella en Pigna.

/ Cristina Candel

CÓMO LLEGAR 

La manera más sencilla y cómoda de alcanzar la isla francesa es haciendo escala en París con Air France, la aerolínea nacional. Existen varios vuelos al día que conectan la capital del país con los aeropuertos de las ciudades corsas de Bastia y Ajaccio.

DÓNDE DORMIR

  • En Capo Rosso:

Hotel Capo Rosso: Situado entre el Port de Porto y Capo Rosso, en el noroeste de la isla, este hotel de increíbles vistas a los agrestes acantilados frente al mar cuenta con habitaciones acogedoras y sencillas, además de con un restaurante en el que probar la gastronomía de la zona.

Museo Fesch en Ajaccio.

Museo Fesch en Ajaccio.

/ Cristina Candel
  • En Ajaccio:

Hotel Cala di Sole: A solo 5 kilómetros del corazón de Ajaccio y a 2 de las Islas Sanguinarias, el coqueto hotel de ambiente veraniego cuenta con numerosas habitaciones a pie de costa.  

  • En Porto Vecchio:

Hotel Costa Salina: Elegante y sencillo, con habitaciones amplias, muchas de ellas con vistas al puerto. A dos pasos del corazón de la lujosa localidad.

DÓNDE COMER

  • En Saint-Florent:

Restaurant L'Europe (hotel-europe2.com): Un rincón agradable y decorado con buen gusto situado frente al histórico puerto de la localidad desde el que se disfruta de bonitas puestas de sol y en el que sirven con gran protagonismo de pescados y mariscos.

  • En Pigna:

A Casarella (a-casarella.fr): Pequeña terraza semiescondida entre las callejuelas de Pigna en la que sirven tapas de productos tradicionales corsos, como quesos y embutidos, con inmejorables vistas a las montañas y al mar.

Delicias del bar A Casarella en el pueblo de Pigna.

Delicias del bar A Casarella en el pueblo de Pigna.

/ Cristina Candel
  • En Porto Vecchio:

Casa Corsa (casacorsa-portovecchio.com): Buen ambiente, simpáticos camareros y maravillosa cocina que apuesta por el producto corso en este popular restaurante a dos pasos del puerto de Porto Vecchio.

QUÉ VER

  • En Bastia:

Guiarse por la intuición, dejarse envolver por el aire decadente que todo lo abraza, es la clave para recorrer los entresijos de Bastia. También observar, fijarse en los detalles: sus estrechos callejones, la ropa tendida en los balcones, las elegantes contraventanas que rememoran, una vez más, su pasado… De repente, entre la verticalidad de los edificios sorprende el magnánimo Palacio de los Gobernadores y unas escalinatas que bajan hasta los Jardines Romieu, de 1890. Acercarse por el muelle hasta el faro y respirar el Mediterráneo son dos claves para acabar a lo grande.

  •  En Saint-Florent:

En la costa norte luce exultante Saint-Florent. Este agraciado pueblo vuelve a contar con un casco antiguo del siglo XV repleto de casitas de colores y con un puerto impoluto, solo que esta vez acompaña también a la estampa una playa, la de Doria, que en temporada alta suele estar a rebosar. El salvaje desierto de Agriates (que no es un desierto, sino un collage de paisajes que abarca desde amplias praderas a crestas rocosas o áridos maquis) se despliega junto la localidad y custodia la ruta que lleva de nuevo hasta el mar. Un litoral digno de la multitud de miradores con los que cuenta.

Mercado de Ajaccio.

Mercado de Ajaccio.

/ Cristina Candel
  • En Ajaccio:

Ajaccio es la capital de Córcega y la urbe más animada de la isla. Cuenta la ciudad con un personaje insigne al que se le rinde homenaje en cada esquina, en cada plaza, en cada negocio: Napoleón Bonaparte, a quien ha vuelto a traer a la actualidad Ridley Scott con su película, nació en este preciso lugar allá por 1769. Antes de visitar su casa natal, habilitada hoy como museo y donde se expone una buena colección de objetos de la época y retratos de familia, es buena idea pasear por las vías comerciales. Precisamente en una de ellas mandó construir el cardenal Joseph Fesch, tío de Napoleón, el Musée Fesch, un palacio que alberga la colección de arte italiano más importante de Francia.

Brasserie Ribella en las afueras de la poblacion de Patrimonio.

Brasserie Ribella en las afueras de la poblacion de Patrimonio.

/ Cristina Candel

A un par de calles del despliegue artístico, el animado mercado de la ciudad, que abre cada día frente al puerto, y el recinto amurallado de la antigua ciudadela, que ha sido restaurada y alberga ahora negocios de artesanía y diseño locales, bares de estética cool y la maravillosa tienda de François Desjovert, fotógrafo corso con un interesante repertorio de imágenes.

Bonifacio es uno de los pueblos más espectaculares de Córcega: solo la ubicación de su casco histórico amurallado, aferrado a acantilados que se alzan 70 metros sobre el nivel del mar, ya advierte de que no se está en un lugar cualquiera. Para explorarlo hay que subir las largas escalinatas que conducen hasta el corazón de la villa, fundada en el 828 por Bonifacio II de Toscana.

La mejor manera de admirarla es perdiéndose por sus calles empedradas sin mirar el mapa, aunque, sí o sí, hay que hacer una visita a la iglesia Sainte-Marie-Majeure, saborear un helado artesanal en sus negocios tradicionales, o admirar las vistas desde el Bastión de l´Étendard: muy abajo, a los pies del acantilado, la olas baten con fuerza contra las rocas. Allá, en el horizonte, la vecina Cerdeña saluda. 

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