El viaje definitivo: paseo por los encantos del sur de Italia
Desde la sorprendente región de Puglia hasta la Costa Amalfitana, emprendemos un road trip por el sur de Italia.
Nadar en encantadoras calas a las que se asoman coloridas casas, descubrir pueblos inmutables, degustar una sabrosa gastronomía o simplemente entregarse al “dolce far niente”. Al sur de Italia, las regiones de Campania y Puglia guardan aún algunos de los tesoros del país más auténticos, siempre dispuestos a dejarse explorar para sorprender a los viajeros con una deliciosa cultura y bellos paisajes.
En el talón de la bota italiana, Bari, la capital de Apulia, es la mejor puerta de entrada para arrancar este itinerario y poner rumbo hacia el resto de la región. Pero antes haremos una parada en el centro de la ciudad para perdernos entre la ropa tendida que cuelga de los edificios, los altares que coronan sus calles e iglesias emblemáticas, como la Basílica de San Nicolás o la Catedral de San Sabino, que acoge las reliquias del santo.
A continuación llegamos a Alberobello, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Sus casas trulli constituyen todo un icono de la Puglia. Antiquísimas viviendas de piedra caliza y oscuros techos cónicos que invitan a pasear por callejuelas laberínticas para desembocar en fascinantes lugares como la iglesia de San Antonio o el Museo del Territorio. Muy cerca, las blancas casas de Ostuni serpentean relucientes sobre una colina.
El casco medieval de Altamura, fundado por Federico II en 1230, mantiene el carácter de sus orígenes entre arcos, arquitectura gótica y calles empedradas que nos transportarán a otra época. A 20 kilómetros, Matera desafía la gravedad con sus iglesias monolíticas y sus viviendas excavadas en la roca, muchas de las cuales datan del Paleolítico. Con esta larga historia, la localidad, apodada Sassi di Matera, es una de las ciudades más antiguas de Italia. Antes de cruzar a la región de la Campania y parar en Benevento, en las montañas de los Apeninos, haremos un alto para probar la focaccia, el pan típico de Apulia.
Los colores de la Costa Amalfitana
Positano, Amalfi o Ravello son solo algunos de los pueblos que salpican la escarpada costa oeste, antes de sumergirse en el mar Tirreno. La carretera que la recorre es considerada una de las más bellas del mundo. Un camino que zigzaguea entre vertiginosos acantilados ofreciendo, a cada curva, nuevas perspectivas sobre este romántico litoral en tonos pastel. En Positano, sus casas de colores hacen equilibrios en la montaña mientras miran al mar. Entre ellas, varias escalinatas intrincadas guían hasta alegres terrazas.
Amalfi nos recibe con su imponente Duomo del siglo IX, el cual alberga las reliquias de San Andrés. En este pueblecito, que da nombre a la costa que estamos recorriendo, no podemos perdernos los jardines del antiguo monasterio Chiostro del Paradiso. A 15 minutos, Ravello se esconde en lo alto de una montaña entre viñedos, ofreciendo espectaculares panorámicas de la costa. Tampoco podemos dejar de visitar las ruinas de Pompeya, ciudad sepultada por el volcán Vesubio en el año 79 y conservada casi intacta, lo que permite una visión de la antigua vida romana que todo entusiasta de la historia debe recorrer.
En Nápoles presenciaremos los impresionantes contrastes de la tercera ciudad más grande del país y terminaremos de exprimir toda la esencia del sur de Italia en laberínticas calles decadentes pero enérgicas, donde no faltan pizzerías donde probar la especialidad de la urbe. La última parada de este recorrido es Salerno, con el Castello di Arechi columpiándose sobre un acantilado. Nos despedimos de Italia ante el campanario de la catedral que vigila el casco histórico sigiloso.