Nazaré, el paraíso de Portugal con las olas más grandes del mundo

Nazaré es una pequeña ciudad que acoge al viajero con los brazos abiertos. Acoge al surfista que llega entre octubre y marzo para poder cabalgar sobre la ola más grande del mundo, acoge también al explorador más foodie deseoso de probar pescado de buena calidad y acoge, también, a un público familiar que apuesta por el lujo y la sostenibilidad en un glamping al que no le falta detalle, el Ohai Nazaré.

Arrancamos nuestro viaje acercándonos a Praia do Norte. Recuerda a las playas infinitas de Cádiz, pero no hay que menospreciar su furia y majestuosidad; de hecho, aquí se han registrado las olas más grandes del mundo (24,38 metros en el Guinness de los Récords) y es el paraíso de todos aquellos experimentados surfistas que quieran poner a prueba sus límites.

Entre octubre y marzo, los amantes de este deporte consultan las previsiones para, cuando se vaticina que llega la Gran Ola, desplazarse a Nazaré en busca de una dosis extra de adrenalina. Tienen allí un particular santuario, el Museo del Surf, ubicado en el Fuerte de San Miguel, en el que se pueden contemplar las tablas y neoprenos de algunos de los más importantes surferos del mundo. También hay, de camino al museo, una curiosa estatua, que enaltece la valentía de estos domadores de olas.

Llega el momento de pasear por la parte alta de la ciudad, por el barrio de O Sítio. El Santuario de Nuestra Señora de Nazaré capta nuestra atención por su majestuosidad. Poco queda de la primitiva iglesia que mandó construir el rey don Fernando en 1377 para acoger la imagen de la Virgen de Nazaré, ya que el edificio actual, de perfil barroco, revela las grandes modificaciones que sufrió a finales del siglo XVII.

También en la plaza, el coqueto quiosco de música y la Capilla de la Memoria, mandada construir, según narra la tradición, por un noble llamado Fuas Roupinho en 1182. Se cuenta que Nuestra Señora de Nazaré se le apareció al noble y, por ello, este frenó a su caballo a tiempo, evitando caer por un acantilado. Tanto el tejado como el interior están completamente revestidos con azulejos del siglo XVIII.

A la parte baja de Nazaré se puede bajar en funicular, pero conviene consultar las fechas de apertura, puesto que en temporada baja no está en funcionamiento. Llegamos a la zona de Praia, donde se encuentra la playa principal de la ciudad, con un paseo marítimo con encanto que conviene pasear sin prisas. En la arena, diversas embarcaciones de madera constituyen uno de los mayores atractivos de la zona, ya que homenajean a su tradición pesquera.

Y, tradicional es también el secado de pescado en la playa. El proceso comienza cuando los pescadores locales traen sus capturas del día a la playa. Los peces se limpian y se colocan en estacas de madera que se clavan en la arena. Entonces, se les añade sal para ayudar a deshidratarlos y se cubren con redes para protegerlos de las moscas y otros insectos. Una vez que el pescado está completamente seco, se envía a los mercados locales para su venta.

El proceso de secado del pescado en la playa de Nazaré forma parte de la cultura y la historia de esta ciudad costera portuguesa, y es una técnica que ha sido transmitida de generación en generación durante siglos.

También se demuestra el respeto por la cultura y la tradición gracias a la vestimenta típica de las mujeres de Nazaré, el traje de las siete sayas. Consiste en un vestido largo y holgado que está compuesto por siete faldas superpuestas. Cada una es de un color diferente y está decorada con bordados y encajes.

Se cuenta que este traje tuvo su origen como forma de protección contra los peligros del mar. Las mujeres iban cosiendo las capas para que sus maridos se pudieran enfrentar a las inclemencias del tiempo y las grandes olas y así, llegaran sanos y salvos a la costa.

Dónde dormir: Glamping sostenible

Si lo que se busca es estar en contacto con la naturaleza, en el corazón del Pinhal de Leiria, la mayor reserva de pinares de la Península Ibérica, se encuentra Ohai Nazaré, un resort al aire libre que ofrece una experiencia completa de descanso y desconexión.

Alojarse en este glamping (que ocupa una superficie de 8 hectáreas) es una experiencia única. Las tiendas safari de lujo, similares a las casas en los árboles con las que soñábamos de niños, cuentan con baño y cocina totalmente equipados, pero también con el glamour de una cabaña que se integra completamente con la naturaleza que la rodea.

El complejo se ubica a tan solo 5 minutos en coche del centro de Nazaré, muy cerca de las playas y de todos los lugares históricos imprescindibles. Es el campamento base perfecto para descubrir toda la zona, pero, si vas con niños, quizá tengas problemas, porque no van a querer salir del resort. Cuenta con una espectacular piscina hecha con contenedores marítimos y todas sus instalaciones se han levantado respetando el pinar e integrándose completamente en la naturaleza.

Este Outdoor Living apuesta por un turismo sostenible y, además, es pet friendly. Gatos, perros e incluso conejos son más que bienvenidos. Varias piscinas (algunas climatizadas y cubiertas para que la lluvia no arruine la experiencia), un pequeño spa, gimnasio, pistas de pádel y tenis completan la oferta de este glamping que es, sin duda, el place to be donde alojarse en Nazaré.

Dónde comer: paraíso para los amantes del pescado

Y finalizamos nuestro particular viaje a Nazaré llenando el estómago, porque en esta ciudad pesquera se come mucho y muy bien. El pescado es el plato estrella: sardinas, lubina, dorada, pulpo o bacalao. La oferta gastronómica es bastante extensa y hay restaurantes para todos los gustos. Podemos, por ejemplo, degustar pescado en establecimientos modernos, como Taverna 8 ó 80, con un ambiente casual chic y unas almejas o unas croquetas de sepia que conviene probar.

Si se prefiere algo más tradicional y auténtico, Maria do Mar no te va a defraudar. Está situado en una callejuela escondida en pleno centro de la ciudad, y Marina (hija de la fundadora), se encarga de hacerte sentir como en casa. Con su caldereta de pescado puede comer una familia entera, sus gambas con el aderezo especial de la casa son para echarse a llorar de lo sabrosas que están y la brocheta, además de exquisita, es de lo más instagrameable. Y todo, regado con unos vinos portugueses que te darán ganas de prolongar tus vacaciones de forma indefinida.