El encanto de los alrededores de La Haya

La ciudad holandesa es una belleza en sí misma pero a pocos kilómetros nos encontramos con algunas escapadas que hay que hacer.

Keukenhof
Keukenhof / Tom Bol / Corbis

A través de excursiones de un día se puede conocer bastante bien los alrededores de La Haya. Y es que aquí las distancias son cortas y los pueblos muy bellos e interesantes. Una de las escapadas que proponemos desde La Haya es Delft un pequeño pueblo histórico a quince minutos en tren muy conocido por la influencia que ejerció sobre la pintura de Vermeer.

En un día en Delft el visitante podrá disfrutar de una ciudad con un glorioso pasado donde la porcelana tuvo su momento en el siglo XVII cuando se importaba de China y donde la Casa de Orange creó un fuerte vínculo durante el siglo XVI. Toda la historia de la ciudad aún se puede ver en sus calles, canales y edificios. Éste es el caso de la Oude Kerk (Iglesia Vieja), la Nieuwe Kerk (Iglesia Nueva), el Prinsenhof (Palacio del Príncipes) y el Ayuntamiento.

Otra de las excursiones imprescindibles desde La Haya es la de los Jardines de Keukenhof a los que se llega en autobús en un viaje de media hora. Estos jardines ocupan una extensión de 32 hectáreas en las que el visitante podrá disfrutar de 7 millones de bulbos florales además de lagos, fuentes y antiguos molinos. No apto para alérgicos este parque sólo abre 8 semanas al año, normalmente repartidas entre los meses de marzo, abril y mayo.

Con el buen tiempo Scheveningen es un imprescindible. La playa de La Haya ofrece arena y agua pero también un muelle en el que nadie se aburre. Sale del paseo marítimo y cuenta con casino, un restaurante y una casa de la risa para los niños, además de un mirador desde donde se ve toda la playa. En verano, incluso, los más atrevidos pueden practicar puenting.

En Scheveningen también encontramos el parque de Madurodam donde se puede ver el modelo de un pueblo típico holandés a escala 1:25. Edificios, mercados, canales, molinos de viento y hasta el aeropuerto de Schiphol, el puerto de Roterdam o la plaza de Dam en Ámsterdam son algunas de las réplicas que sorprenden al visitante.

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