El elefante de Nantes cumple diez años

El gigantesco paquidermo mecánico que revolucionó esta ciudad francesa celebra una década de vida junto al resto de las estructuras monumentales que conforman Las Máquinas de la Isla.

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Nantes / ISTOCK

Es como una catedral animal, inmensa y majestuosa, pero con movimiento. Una estructura de acero que brinda un viaje sorprendente como si se emprendiera desde el cuarto piso de un edificio. El Gran Elefante es la estrella de Las Máquinas de la Isla, el más original proyecto artístico-turístico que ha dado la ciudad de Nantes.

A medio camino de la imaginación de Julio Verne, el universo mecánico de Leonardo Da Vinci y la tradición industrial de esta ciudad francesa, capital del departamento del Loira, se trata de un refugio de obras fantásticas emplazado frente al casco histórico. Allí, en los antiguos astilleros que fueron cerrados en 1987 y rehabilitados de la forma más creativa, Pierre Orefice y François Delarozière, dos artistas curtidos en el espectáculo urbano, crearon un universo fantástico poblado por esculturas monumentales pero accesibles al público. Y allí mismo, en los antaño talleres de construcción naval, alumbraron El Gran Elefante.

Se trata de una estructura descomunal. 12 metros de alto, 8 de ancho y 21 de largo. También unas 49 toneladas de acero y madera junto a una armazón metálica. Pero lo más sorprendente es su movimiento, accionado por un potente motor y por un engranaje hidráulico con 62 elevadores. Esto permite que hasta 50 pasajeros puedan instalarse en sus lomos para dar un paseo por la isla a una velocidad de uno a tres kilómetros por hora. Y es que estos grandes mamíferos nunca destacaron por ser rápidos.

Pero no es la única criatura del lugar. Está también el Carrusel de los Mundos Marinos, un acuario mecánico de tres niveles cuyas figuras pueden ser manipuladas por los pasajeros: cangrejos gigantes, medusas, peces voladores, un pez linterna abisal...

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elefante nantes / Renato Granieri / ALAMY

Desde aquí parten los recorridos a lomos del Gran Elefante para dirigirse a las Naves, donde se encuentra el taller y la galería, que son el centro de Las Máquinas de la Isla (allí se muestra, con intención pedagógica, todo el proceso de creación). A bordo, se observa el funcionamiento mecánico, mientras el maquinista informa sobre la vida del animal y reproduce sus bramidos. Con estas idas y venidas, además, se emula de alguna manera el trasiego de este lugar, como en aquellos tiempos en los que se fabricaban buques para todos los viajes del mundo.

Para celebrar los diez años de las Máquinas de la Isla, además de la renovación del paquidermo, habrá varias citas a lo largo de 2017: un battle musical el 30 de junio (el día que este gigante se paseó por primera vez), la segunda edición de Nantes Maker Campus en julio, la ampliación del Café de la Branche… Y también el empuje a la que será la siguiente atracción: el Árbol de las Garzas, una estructura de acero de 50 metros de diámetro y 35 metros de altura, que estará coronada por dos garzas y contará con 22 ramas, todas ellas convertidas en jardines colgantes. Una pieza que promete pero que para disfrutarla, eso sí, habrá que esperar a 2021.

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