Descubriendo Los Cabos: del Mar de Cortés al Hotel California

Agazapada entre dos mares, con la elegante discreción de quien no quiere ser descubierto, alejada de masificaciones y miradas indiscretas, se encuentra la Baja California Sur. Nos adentramos en territorio legendario y amable, Estado Libre y Soberano de México. 

Acantilados de Cabo San Lucas.
Acantilados de Cabo San Lucas. / Getty Images

Empezamos el recorrido en La Paz. Tras varios intentos malogrados, finalmente un 3 de mayo de 1535 las naves de Hernán Cortés llegaban a una gran bahía en el Mar Vermeio. Fundaron un primer asentamiento con el nombre de Santa Cruz. Años más tarde, con la llegada de los jesuitas, su Misión La Paz determinó el nombre que aquel lugar tendría por los siglos de los siglos; al tiempo, las aguas del golfo tomarían el nombre de Mar de Cortés.

Tour a caballo por Cabo San Lucas.

Tour a caballo por Cabo San Lucas.

/ Getty Images

Desde La Paz el mar se abre salpicando de azules las tranquilas aguas de lo que Jacques Cousteau calificó como el acuario del mundo. Una escultura le recuerda en el paseo de Álvaro Obregón. La Paz se rinde al arte y la cultura y desde 2017, cuando fue Ciudad Mural, gigantescas obras de arte dan color a sus calles y playas, generando una conexión lúdica y educadora con el espectador. El arte tiene en toda la BCS (Baja California Sur) un punto de encuentro fascinante, que veremos a lo largo del recorrido.

Buceando en Cabo Pulmo.

Buceando en Cabo Pulmo.

/ Carla Royo-Villanova

Desde las marinas de La Paz se alquilan los barcos para llegar a islas y playas de desconcertante belleza, con excursiones organizadas por operadores acreditados. La playa de Balandra es una de las más populares por el color de sus aguas, arena blanca propia de las playas coralinas y por el estanque turquesa en que queda convertida con la baja mar. Muy cerca, el llamado Hongo de Balandra, o el equilibrio desafiante al tiempo, espacio y gravedad. Solo el vandalismo y la inconsciencia de unos jóvenes ochenteros consiguieron hacerla caer al mar. Años más tarde fue restaurada y su icónica silueta es uno de los puntos de interés turístico. En la misma costa, la playa de Shiro ofrece un desembarco sencillo para caminar entre el desierto y el mar. Hay más de 900 islotes y 37 islas en el Mar de Cortés, todas ellas Reserva de la Biosfera de la Unesco. 

244 islas, islotes y zonas litorales del Golfo de California son Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad

Isla de Espíritu Santo

A poco más de 15 millas de La Paz se encuentran las islas Partida y Espíritu Santo, en un tiempo unidas por un fino istmo finalmente cubierto por el agua. El peculiar relieve y origen volcánico de las islas las convierte en únicas de su especie en todo el Mar de Cortés, Patrimonio Mundial Natural de la Unesco. Su costa oeste perfila caprichosa el mar con entrantes y salientes, penínsulas que ocultan bahías, verdes manglares y blancas playas de coral a las que solo se puede acceder en barco.

La isla es hábitat de cientos de aves migratorias y otras endémicas, es lugar de anidación de los pelícanos, así como para una avispa protegida, la avispa bitache, cazadora de arañas, a las que adormece mientras crece la larva, para que al nacer se pueda alimentar. De ahí que no se recomiende caminar por las curiosas dunas de ceniza volcánica y lava rosa que caen al mar, excepto por los senderos autorizados. Hernán Cortés llamó a este lugar “Isla de las Perlas” por la gran cantidad de bancos perlíferos que halló en sus costas, la Isla de Espíritu Santo fue uno de los pocos lugares del mundo donde se ubicaron los primeros cultivos de perlas en el siglo XIX.

Avistamiento de ballenas.

Avistamiento de ballenas.

/ Fideicomiso de turismo de Los Cabos

De aquella época es la leyenda del Mechudo, un codicioso buscador de perlas que se adentró en las profundidades del mar para sacar la más grande y ofrendarla al diablo. Nunca más salió del agua, pero dicen que aún hoy se aparece en los fondos del lugar. También aquí se encuentra una de las loberas más importantes de la Baja California Sur, una gran colonia reproductiva de lobos marinos. Hay excursiones específicas para nadar con ellos, excepto entre junio y agosto, tiempo de apareamiento, cuando esta actividad sería muy peligrosa. Si la orografía y color rosa anaranjado de la isla son un fuera de serie, sus aguas turquesas son aún más atractivas. Además del buceo con lobos marinos, pueden verse tiburones ballena, tiburones martillo, ballenas, mantarrayas, tortugas carey y cientos de peces globo y de colores, como el pez loro, que se esconden en los fondos de coral.

Mar de Cortés

No en vano estamos en el Mar de Cortés, aquel que cautivara al inolvidable biólogo marino Jacques Cousteau, quien con el Calypso desgranara sus profundidades durante más de 13 años. Aquí llegan a encontrarse durante los meses de invierno hasta el 40 % de los mamíferos acuáticos. Los cetáceos migran desde las gélidas aguas del mar de Bering y aprovechan para reproducirse o parir a sus crías y aquí se quedan hasta el destete, momento en que estarán listas para emprender la vuelta al frío.

Arco de Cabo San Lucas.

Arco de Cabo San Lucas.

/ Carla Royo-Villanova

Desde noviembre hasta marzo es posible avistar en el Golfo de California ballenas azules, grises o jorobadas y, por supuesto, las espectaculares orcas que aguardan los partos para comerse a los recién nacidos. También es frecuente ver tortugas y delfines e incluso se oferta nadar entre ellos. La vaquita marina, la marsopa más pequeña del océano, es especie endémica del Golfo de California y se encuentra en peligro de extinción, pero las pocas que aún quedan viven en el norte del Mar de Cortés.

Los cachalotes, igual que los lobos marinos, fueron en un tiempo migratorios, pero aquí se aburguesaron y permanecen todo el año. Hacia el sur, el Parque Nacional Marino de Cabo Pulmo presume de tener uno de los mejores y más grandes arrecifes de coral del Pacífico americano. Sus playas son prolongaciones del desierto en su caída al mar y los cactus conviven con palmeras logrando una imagen muy diferente de playa igualmente paradisiaca y, nunca mejor dicho, desértica.

Playa Balandra.

Playa Balandra.

/ Fideicomiso de turismo de Los Cabos

Destacamos la playa de Cabo Pulmo, la de los Frailes, o la playa Miramar. Alejado de todo y con muy pocas construcciones, es el lugar soñado para amantes del ecoturismo, con larguísimas playas, montañas con increíbles vistas y la posibilidad de nadar o bucear todo el año en un mar templado y repleto de vida. Se permite acampar en alguna de sus playas, como en Arbolitos o Miramar, previa reserva. Además del buceo y submarinismo, en Cabo Pulmo puede practicarse kitesurf, vela o kayak. 

San José y San Lucas

Seguimos bajando hacia el sur hasta llegar a San José del Cabo, lugar de encuentro para músicos, artistas y diseñadores. El centro del pueblo alberga la plaza de Antonio Mijares, el valiente teniente santanderino que pidió alistarse en el ejército mexicano para luchar contra el invasor americano. En San José impidió el avance de las tropas soportando un asedio que duró meses.

En la amplia plaza que ahora lleva su nombre se encuentra el ayuntamiento y está repleta de tiendas locales y de artesanía, al igual que el resto de calles cercanas, como la de Álvaro Obregón, que acoge la Casa de la Cultura y la Galería de Arte de Patricia Mendoza, una de las más reconocidas de la ciudad, y la galería interactiva del artista Iván Guaderrama, autor de las letras monumentales que frente a la Misión indican que estamos en San José del Cabo. Es en esta calle donde cada jueves las galerías y artesanos locales instalan sus puestos para el famoso Art Walk, un singular mercadillo que pone en valor el espíritu artista de BCS. Los sábados, el diseño, la gastronomía y la música son los protagonistas en el Organic Market.

Galería de Iván Guaderrama en San José del Cabo.

Galería de Iván Guaderrama en San José del Cabo.

/ Carla Royo-Villanova

El centro de San José es agradable y tranquilo, con edificaciones de poca altura y alegres colores. Hay infinidad de bares, restaurantes y terrazas. En San José la gastronomía es fuente de atracción para los buscadores de sabores. La buena mesa es todo un referente en Los Cabos y los chefs se han repartido entre San José y San Lucas, elevando la zona a lo más alto de la gastronomía mexicana.

A sus afueras, un gigante estero dotó de agua dulce a los primeros habitantes, asentamientos y navegantes. Hoy en día resulta un paisaje insólito, donde conviven cientos de aves, reptiles, anfibios y donde la flora y fauna resumen el hábitat perfecto de Los Cabos, un oasis protegido al que se puede acceder con tours autorizados. 

Entre los dos Santos se encuentran la mayor parte de las playas “nadables”, las que tienen bandera azul y donde está permitido el baño, ya que las fuertes corrientes pueden ser peligrosas. Las más conocidas son Palmilla y su mítico hotel One & Only, Chileno Bay, Santa María, Costa Azul o Las Viudas. Ya en San Lucas, las playas de El Médano y los Amantes, esta última con salida a los dos mares, Cortés y Pacífico. Aquí el rey absoluto es el Arco de San Lucas, icono del destino.

Tacos de langosta.

Tacos de langosta.

/ Istock

Puntiagudos farallones que emergen del agua con un protagonista indiscutible, el peñón que perfila un gran arco. Aquí se juntan los dos mares y por este cabo los cetáceos migratorios han de doblar la esquina para adentrarse en el tranquilo Mar de Cortés. Durante el invierno el avistamiento de ballenas es una de las actividades más demandadas.

Es el momento de contar la historia del lobo marino Pancho, ya que también en San Lucas hay loberas, aunque más pequeñas que en Cortés. Siendo una cría fue atropellado por una lancha, lo rescataron e intentaron curarlo, pero viendo que poco quedaba por hacer lo soltaron al mar para que la naturaleza hiciera el resto. Muchos años después el capitán Cousteau lo identificó por la gran cicatriz. Pancho se había convertido en el macho alfa de una comunidad. Acabó haciéndose famoso e incluso viral en redes sociales, pues pasaba la jornada robando los peces que las embarcaciones deportivas pescaban. En un torneo de pesca robó un dorado de tamaño récord mientras su pescador se fotografiaba con el gran trofeo. Todas las cámaras captaron el momento y Pancho se convirtió en leyenda.

Restaurante Wachinango’s en Cabo San Lucas.

Restaurante Wachinango’s en Cabo San Lucas.

/ Carla Royo-Villanova

Enseñó la técnica a sus descendientes y desapareció, algunos juran haberlo visto y en la Marina tiene su propia estatua. Desde la Marina de San Lucas sale el Torneo de Pesca Bisbee, el más importante a nivel mundial, repartiendo hasta 10 millones de dólares en premios. Alrededor de la Marina se concentra una gran cantidad de bares, discotecas, restaurantes y taquerías, todos decorados al más puro y divertido estilo mexicano. Es San Lucas el favorito de jóvenes en años y en espíritu. Una combinación perfecta entre deportes acuáticos, excursiones náuticas y fiesta nocturna. El sol se pone tras el Arco de San Lucas, convirtiendo la estampa en un momentazo desde las varias terrazas que a lo largo de la costa ofrecen tequila, mezcal y un sinfín de cocteles para celebrar la despedida del sol. 

Costa del Pacífico

La ruta continúa subiendo hacia el norte tras doblar Cabo San Lucas. Es hora de practicar surf en las playas del océano que engañó a Magallanes. Las más conocidas son playa Los Cerritos y Monumentos, aunque más al norte hacia Bahía Escorpión hay más lugares con olas monumentales. Junto a la playa de Los Cerritos, el pueblo mágico de Todo Santos. También aquí se cuentan leyendas, pero la más emblemática tiene nombre de canción: Hotel California.

En 1950 el chino Wong, un visionario, construyó junto a la Misión de Todo Santos un hotel, una gasolinera y el único bar donde servían hielo y bebidas frías en el pueblo. El hotel tenía 16 habitaciones y tanto el chino Wong como su esposa y siete hijas vivían allí. Mercedes atendía a los huéspedes en la recepción, unos dicen que era su hija mayor, otros lo niegan, y es que el misterio que rodea al hotel da para un libro.

Practicando 'paddleboard'.

Practicando 'paddleboard'.

/ Fideicomiso de turismo de Los Cabos

Cuentan que Mercedes fue sacrificada en un rito satánico en una de las habitaciones y que desde entonces se aparecía a los huéspedes ofreciendo vino y mostrándoles el camino. En 1976 los Eagles acaparan todos los números uno del mundo con su nuevo disco Hotel California y la canción del mismo nombre. La letra no deja lugar a dudas, un hotel en una carretera en el desierto, una Misión, un lugar que no cambia de estación, una mujer que le ofrece vino y le muestra el camino, hasta se menciona un Mercedes-Benz, quizá en alusión a la sacrificada Mercedes, la canción habla de un hotel del que no se puede salir, tal y como le sucedió a la joven y de un espíritu que no se presentaba desde 1969. Demasiadas coincidencias.

Centro histórico de San José del Cabo.

Centro histórico de San José del Cabo.

/ Istock

Al morir Wong, una de sus hijas se puso en contacto con Don Henley, para saber qué había de cierto en los rumores que hablaban de su hotel como inspiración de los Eagles. Ellos siempre lo negaron, pero las coincidencias son tantas que los mitómanos y curiosos no dudan que aquí se alojó el vocalista del famoso grupo y que Mercedes intentó atraparlo… En cualquier caso, el Hotel California es “such a lovely place”.  

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