La otra Cuenca, una ciudad ecuatoriana en mitad de los Andes

Calificada por muchos como una de las ciudades más hermosas de Ecuador, Cuenca se erige como un verdadero tesoro de belleza y patrimonio cultural. Enclavada en un valle andino y atravesada por cuatro ríos, su color y arquitectura invita a los viajeros a perderse en sus encantadoras calles. Los vestigios de la presencia inca, junto con centros culturales y de arte de primer nivel, enriquecen la experiencia de quienes la visitan.

Desde su proclamación como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1999, Cuenca ha acumulado una serie de reconocimientos internacionales que la consolidan como un destino de excelencia a nivel mundial. El corazón de la ciudad late en el Parque Abdón Calderón, su plaza central, rodeada por un conjunto de edificios históricos que incluyen la Casa Amarilla, la Corte de Justicia y la antigua catedral del siglo XVIII.

El cruce entre dos culturas

Además de lugares como la Plaza de las Flores y la Municipalidad, en el corazón de la ciudad de encuentra uno de las construcciones más emblemáticas del lugar y una de las obras más monumentales de América Latina. La Catedral Nueva, o Catedral de la Inmaculada Concepción, con sus características cúpulas azules, se inspira en la Basílica de San Pedro de Roma para impactar con su mezcla de estilos arquitectónicos.

Otra de las joyas patrimoniales de Cuenca es el Barroco, un corredor natural del rio Tombaba. El viajero podrá disfrutar de un floral paseo entre sauces, puentes y edificios históricos de influencia colonial. Para los amantes de la naturaleza está Parque Nacional El Cajas, con más de 230 lagunas de origen glaciar a solo 30 minutos de la urbe. 

Escápate a Ecuador

Como uno de los países más megadiversos de la Tierra, Ecuador es conocido por tener la mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado del mundo. Este destino líder en turismo sostenible, de aventura y comunitario ofrece a los viajeros la oportunidad de explorar cuatro espectaculares lugares como la Costa, los Andes, las Galápagos e incluso la Amazonía. El país invita al viajero a introducirse de lleno en sus paisajes e historias, brindando una experiencia inolvidable para los amantes de la naturaleza y la aventura.

Pero, incluso en lugares tán exóticos existen rincones que resultan familiares. La gran influencia que tuvo la ocupación española afectó no solo al idioma y los nombres, sino a la forma de vida que fue mezclándose con tradiciones y cultura local para dar pie a lugares como Cuenca, una ciudad impresionante situada en medio de los Andes.