Regala este viaje por San Valentín: los cinco planes más románticos de Praga que tienes que hacer sí o sí
A orillas del río Moldava, la capital checa desborda romanticismo entre sus calles de piedra y sus encantadores palacios. ¿Y qué mejor que disfrutarla con estas originales propuestas?
Regala un viaje a la Ciudad de las Cien Torres por San Valentín y el triunfo estará asegurado. Praga es un destino donde la arquitectura centenaria tiene una eterna cita con el romance, algo que queda claro tras subir sus torres y admirarla desde las alturas. Y es que Praga es un destino que nunca deja indiferente, y más si la disfrutamos con estos planes cargados de romanticismo.
Da un paseo por la ciudad
No hay destino que se precie que no merezca ser recorrido tranquilamente para apreciar su vida y su movimiento a lo largo de distintos momentos del día. En el caso de Praga, cruzar el popular Puente de Carlos, adentrarse en el Castillo de Praga, pasear por la Ciudad Pequeña (Malá Strana) con sus coquetas tiendas y restaurantes o por Nuevo Mundo (Nový Svět), un coqueto barrio medieval, serán el preámbulo perfecto para, a continuación, sumergirse en la atmósfera de la Ciudad Vieja (Staré Město). En ella no podemos dejar de visitar la Torre del Reloj Astronómico y la iglesia de Nuestra Señora de Týn, perdernos por sus callejones medievales, en los que la arquitectura gótica toma el protagonismo, o descansar en la siempre animada plaza.
Otras visitas imprescindibles en un recorrido romántico por Praga son el Palacio de Průhonice y la Isla de Kampa.
Relájate en un balneario de cerveza
Sí, has leído bien. La cerveza puede llegar a ser muy terapéutica y especialmente si nos la tomamos a la vez que nos sumergimos en ella. La tradición cervecera checa llega también a los balnearios, donde la cerveza no solo fluye en los vasos, sino también en curiosas bañeras termales. Las propiedades naturales de esta bebida, ricas en antioxidantes y vitaminas, han demostrado ser beneficiosas para la piel y para la circulación sanguínea, contribuyendo a aliviar el estrés. Estos balnearios ofrecen bañeras individuales, en parejas o grupos de amigos, y, junto a ellas, suele haber grifos para servirse una jarra de cerveza fresquita en cualquier momento.
A continuación seguiremos nuestra sesión de relax en camas de heno y en las saunas. Al acabar, la relajación de nuestro cuerpo será absoluta.
Embárcate en un crucero por el río Moldava
Navegar en un barco de época por las aguas del río Moldava al atardecer, mientras las luces de la noche van iluminando la ciudad, es una apuesta segura para un viaje en pareja a Praga. Disfrutar de este mágico momento del día con una cena a la luz de las velas y música en directo, elevará la experiencia a otro nivel.
Pero las opciones fluviales de Praga son variadas, desde embarcarse un día entero en un barco que llega hasta la confluencia con el río Elba hasta realizar cortos trayectos en barcos a remo por los canales de la próxima isla de Kampa, la "Venecia de Praga".
Alójate en un hotel singular
El alojamiento elegido en un destino es siempre una parte fundamental de todo viaje, y aún más si se trata de una escapada romántica. Dependiendo de dónde nos alojemos, la experiencia puede cambiar notablemente. Praga cuenta con hoteles de todo tipo. Algunos de ellos ofrecen un sorprendente viaje por la historia, como hotel Mozart, en el que se alojó el músico, con excelentes vistas al castillo y al Puente de Carlos.
El hotel Augustine es otro ejemplo. Ubicado en un monasterio del siglo XII, dispone de modernas habitaciones donde el diseño y la comodidad lo son todo.
Asiste al Teatro Negro
La agenda cultural de Praga está llena de interesantes propuestas en cualquier época del año. Los amantes de la ópera podrán acudir a la Ópera Estatal o al Teatro Nacional. La música clásica está presente en la Sala Smetana del Rudolfinum, con una acústica impecable y un ambiente refinado. Pero cualquier visitante que llegue a la ciudad, no debe dejar de acudir al Teatro Negro. Este arte escénico se caracteriza por un juego de luces y sombras que juega con la fantasía de los espectadores.