Los castillos más insólitos del mundo: no saldrás de tu asombro
Fortalezas con todos los ingredientes para despertar tu atención

Los castillos son construcciones que nos fascinan. La fuerza pétrea que desprenden sus sillares o incluso otros materiales menos nobles pero que, empleados en fortalezas, desprenden robustez en su apariencia, encierran un aura ancestral que nos traslada de inmediato a épocas pretéritas, aunque en algunos de los casos se trate de edificaciones relativamente modernas o contemporáneas.

Nos embarcamos en la Historia como grumetes entusiasmados para rebuscar entre sus siglos castillos insólitos, peculiares, que además de cautivarnos con su presencia nos asombren por algún rasgo extraordinario.
Castillo de Riegersburg, Austria
Cuando tus cimientos son un antiguo volcán
Cuando tus cimientos son un antiguo volcánViajamos hasta tierras austríacas, y más concretamente hasta el estado federado de Estiria, en el sudeste del país, para llegar hasta la pequeña población de Riegersburg, dominada por la imponente figura de un castillo.

A lo largo de una colina se extiende una magnífica construcción sin sospechar que, en realidad, la base sobre la que se asienta es un cuello o tapón volcánico erosionado a lo largo de cientos de miles de años tras una erupción.
Afortunadamente extinto, nos queda aún bien patente la naturaleza basáltica de esta formación, de la que se valieron los constructores del castillo como material.

Perteneciente a la Casa Liechtenstein, en su interior es posible disfrutar hoy en día de varias exposiciones repartidas en una parte de sus estancias.
Castillo encantado de Trigueros del Valle, Valladolid
La provincia de Valladolid esconde una robusta y austera fortaleza ubicada en plena campiña del río Pisuerga, cuyas aguas atraviesan la ciudad de Valladolid veinticinco kilómetros más al sur.
Situado en la población de Trigueros del Valle, este castillo fue erigido durante los siglos XIV y XV y cuenta con una larga historia a sus espaldas, pero su gran particularidad es su reconversión como “castillo encantado”.

En el interior nos aguarda un recorrido que nos conduce a través de varias salas cuyos nombres ya captan nuestra atención en un primer momento, como la Mazmorra del Dragón, el Laboratorio de Experimentos, el Salón de la Criptozoología o el Gabinete de las Curiosidades… donde todo tipo de criaturas y animales mitológicos aparecen a nuestro paso por las entrañas del monumento.
Castillo de Sagunto, Valencia
Un crisol de culturas y civilizaciones
Un crisol de culturas y civilizacionesLa historia de Sagunto como importante puerto mediterráneo se extiende más allá de los dos mil años.

La que fuera el oppidum de Arse en tiempos de los íberos y, más tarde - tras ser recuperada de los cartagineses después del asedio y la conquista de Aníbal durante las Guerras Púnicas -, la Saguntum romana, muestra hoy con orgullo, en lo alto de un cerro que corona la actual población, una fortaleza que recoge todo el trasiego de culturas y civilizaciones por este punto.
Así es Okunoshima, la isla de los conejos en Japón
Declarado Monumento Nacional, se trata de un enorme recinto amurallado de casi un kilómetro de perímetro en cuyo interior, una serie de plazas conservan las trazas de íberos, romanos, árabes, godos… ofreciéndonos un auténtico paseo arqueológico.

El Antiquarium Epigráfico, una joya de importancia nacional, es un buen ejemplo de esta riqueza arqueológica que convierte a este castillo en un lugar de imprescindible visita dentro del patrimonio que atesora España.
Castillo de Dunnottar, Escocia
Herencia medieval sobre un acantilado
Herencia medieval sobre un acantiladoAl oeste del Parque Nacional Cairngorms, en el sector central de Escocia, y al sur de la conocida ciudad de Aberdeen, se sitúa la localidad de Stonehaven, junto a la que se encuentra una de las ruinas medievales más bellas del Reino Unido.

Estas ruinas pertenecen al castillo de Dunnottar, una fortaleza medieval que se enclava en un lugar espectacular azotado continuamente por el viento y el golpe de las olas del mar del Norte.

Una serie de edificaciones de los siglos XIV y XV forman un conjunto evocador sobre una superficie rocosa rodeada de acantilados de varias decenas de metros de altura, a cuyo interior solo es posible acceder a través de uno de los flancos, por un sendero, quedando el resto rodeado por las aguas.
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