Axarquía, o el embrujo morisco de la Costa del Sol

Al este de Málaga se abre una zona costera cálida y un interior por descubrir que se extiende hasta los conjuntos montañosos que la separan de las tierras de Granada. El recorrido por la Axarquía muestra tal variedad de paisajes, climas y experiencias, que parecen trasladar al visitante a otros países, pero este destino de pueblos blancos, fincas olivareras y frutos subtropicales está aquí,

al alcance de la mano, en un sorprendente rincón de Andalucía.

Axarquía, Costa del Sol

Calle de Canillas de Aceituno.

/ CRISTINA CANDEL
Axarquía, Costa del Sol
Axarquía, Costa del Sol / Revista VIAJAR

El legado histórico de la Axarquía es rico y variado. Fue tierra de raíces fenicias, cartaginesas, romanas y árabes, cuando los musulmanes defendieron uno de sus últimos territorios antes de la culminación de la Reconquista y dejaron su huella en la arquitectura y las tradiciones de esta comarca malagueña. En el siglo XIX se convirtió en guarida de algunos de los bandoleros más descarados de Andalucía y en los últimos dos siglos, sobre todo en este último, se ha transformado en un gran motor de la economía agrícola de la región gracias al abundante cultivo implantado de productos subtropicales, como el aguacate, la chirimoya y el mango, y al tradicional del olivar y la vid. Esa industria ocupa a casi 10.000 trabajadores, pero la comarca lucha por abrirse camino en el turismo de la Costa del Sol como una variante complementaria a la oferta de sol y playa.

Axarquía, Costa del Sol

Cueva de Nerja.

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La ruta por el interior de la Axarquía puede iniciarse en Vélez-Málaga, su capital y la ciudad más importante desde el punto de vista histórico, pues surgió en el siglo X en torno a la fortaleza-alcazaba extendiéndose hacia el sur. Vélez se convirtió en una de las medinas más relevantes del reino nazarí gracias a sus murallas defensivas que, sin embargo, sucumbieron en 1487 cuando Fernando el Católico conquistó la ciudad.

Paisaje humano y natural

De esa época se puede visitar su Torre del Homenaje, algunos lienzos de sus murallas reconstruidos y la Iglesia de Santa María de la Encarnación, que fue costeada por la reina Isabel la Católica y mantiene en su interior un bello retablo renacentista que se salvó milagrosamente durante la Guerra Civil del pasado siglo. La Iglesia de Santa María acoge hoy un interesante Museo de la Semana Santa y es el templo religioso más visitado de la ciudad después de la Ermita de la Virgen de los Remedios, situada en el Cerro de San Cristóbal, muy famosa por las magníficas pinturas de Evaristo Guerra que lucen en su interior. Guerra tardó 12 años en realizar esta obra moderna de mayores dimensiones que las de la Capilla Sixtina mostrando el paisaje humano y natural de la comarca axárquica.

Axarquía, Costa del Sol

Playa de las Alberquillas, a 10 minutos de Nerja.

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Hay visitas nocturnas guiadas teatralizadas por Vélez-Málaga que organiza La Casa de las Titas con actores de la compañía de teatro María Zambrano en las que el visitante puede encontrarse con Isabel la Católica y el mismísimo Miguel de Cervantes, que cuenta en Vélez con una casa que lleva su nombre ya que el escritor estuvo alojado en ella y fue el lugar de nacimiento de Fray Alonso de Santo Tomás, hijo ilegítimo de Felipe IV.

De Vélez-Málaga a Comares solo hay 24 kilómetros, pero se tarda en llegar más de media hora en coche porque la carretera se inclina y muestra la belleza de un territorio cada vez más cargado de plantas subtropicales, como el aguacate y el mango, que han reforzado la actividad económica de la comarca en detrimento de otros cultivos tradicionales como el olivo o la vid.

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Vélez-Málaga, capital de la comarca de la Axarquía.

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Comares es un pueblo blanco situado a 700 metros de altitud que levantaron los árabes con el nombre de Hins Comarix (Castillo en la altura), muy cerca de la frontera natural de la Axarquía con los Montes de Málaga. El municipio se halla enclavado en la cima de una montaña, sobre unas paredes verticales de piedra viva que se convirtieron en una inexpugnable defensa natural y ahora se le considera el balcón de la Axarquía, ya que se pueden admirar los caminos de las sierras que conducen a Antequera y Archidona. Este puesto vigía conserva los rasgos de los pueblos levantados en torno a una fortaleza con calles estrechas de casas blancas y ventanas enrejadas con macetas de flores que se pueden recorrer en una visita guiada de una hora.

Durante el tour puedes conocer la historia de las 30 familias moras que fueron bautizadas en la calle del Perdón tras la rendición de Comares. El itinerario parte de la plaza del Balcón de la Axarquía y se visita la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, el Castillo Baluarte La Tahona, La Tahoncilla, una torre que también formó parte del cinturón defensivo del castillo, y un antiguo aljibe situado ahora dentro del cementerio local. Todos estos puntos pueden ser visitados a tu aire, gracias a la huella de un pie incrustada en el pavimento que te dirige por las calles de Comares.

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Tirolina de Comares.

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La Ruta de la Pasa

A través de un grandioso arco en la carretera se accede a Moclinejo, la considerada entrada a la Ruta de La Pasa a solo 25 kilómetros de Málaga capital. Este arco simboliza el rico pasado que tuvo como encrucijada de caminos, pero es solo un aperitivo del encantador casco urbano que ha conservado el trazado de la época musulmana con calles sinuosas, fachadas que presentan hornacinas con imágenes de santos y una rica muestra artesanal de mosaicos, visibles en multitud de rincones del pueblo como en la Sala de Exposiciones A. Segovia Lobillo o en la Casa Museo de la Axarquía. Esta última reúne una original colección de aperos de labranza y otra de obras de pintores y escultores axárquicos.

Axarquía, Costa del Sol

Comares, con las ruinas de su castillo al fondo.

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Moclinejo es tierra de buen vino que surge de unos viñedos abalconados sobre el mar que hablan de vendimias heroicas sobre terrenos inverosímiles y de cortijos paseros donde todavía hoy se produce de manera manual la pasa, clásico manjar catalogado como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) en 2018 por la FAO. Una manera de comprobarlo es acudir a la bodega centenaria del pueblo, creada por Antonio Muñoz Cabrera muy cerca de la Plaza de España, para visitar su museo comprobando cómo ha evolucionado la elaboración del vino desde 1927. Antonio Muñoz Anaya, descendiente del fundador, explica cómo la uva nunca se debe tocar con las manos para conseguir una exquisita pasa (son necesarios tres kilos de uvas para un kilo de pasa) y muestra las viejas herramientas de esta pequeña bodega, así como sus joyas encerradas en tinajas cargadas con caldos de Pedro Ximénez de hace 50 años, y las más recientes, unos vinos espumosos obtenidos con la uva moscatel que ya vende a Alemania, Estados Unidos y Taiwán.

Pero quizá lo más curioso de este Moclinejo premiado por sus bellas calles es descubrir una vieja tradición que se celebra cada Domingo de Resurrección. Los jóvenes del pueblo, durante las semanas anteriores a esa jornada, se dedican a robar macetas y plantas a los vecinos, guardándolas a buen recaudo hasta la víspera de la fiesta. Esa noche convierten la plaza en un escenario lleno de flores hasta que se celebra la procesión de El Resucitado a las 12 de la mañana y concluye el rito. Es entonces cuando los habitantes del pueblo recuperan sus plantas y la plaza vuelve a su estado habitual.

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Puente colgante en el paraje natural El Saltillo.

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El triángulo de la Ruta de la Pasa lo conforman Moclinejo, El Borge y Almáchar, estos dos últimos separados por poco más de un kilómetro. El Borge acaba de adquirir el Museo del Bandolero, que hasta hace unos meses abría en Ronda, quizá como un complemento más a la popular Posada del Bandolero que fue la casa natal de El Bizco de El Borge, uno de los forajidos más famosos de Andalucía en el siglo XIX. Todo el pueblo está embellecido con geranios y gitanillas, como en su vecino Almáchar, donde se percibe el sabor más puro de las localidades axárquicas cuando se recorre la plaza del Santo Cristo, los jardines de El Forfe y el barrio de las Cabras. En este casco antiguo encontrarás escalinatas, zaguanes, fachadas repletas de flores adaptándose a un gran desnivel del terreno y recordando sus raíces moriscas y árabes.

Hay también un pequeño museo dedicado a la pasa en una antigua casa de principios del siglo XX que recrea la tradicional forma de vida del pueblo muy centrada también en su oferta gastronómica, con el ajoblanco a la cabeza. El primer sábado de septiembre se celebra la fiesta en honor de este plato preparado con almendras crudas, aceite de oliva y ajos, que está declarada de interés turístico nacional y que debe tomarse con la uva pasa y muy frío. Desde Almáchar una buena opción es tomar rumbo norte hacia el embalse de Viñuela, vital para el riego de todas las fincas de subtropicales y muy de moda entre una colonia de británicos que se ha instalado en varias urbanizaciones de Los Romanes. Casi todos han decidido afincarse en este rincón malagueño tras el brexit hasta el punto de que la mitad de los niños que acuden a las escuelas son extranjeros.

Axarquía, Costa del Sol

La Gran Cascada de Maro

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El embalse conforma un magnífico escenario para las actividades de turismo activo como kayaks, paddle surf, hidropedales o bicis de montaña y sirve de trampolín para acercarse a la Alta-Axarquía y a Periana, donde se cultiva el melocotón, uno de los de más calidad de España, y sobre todo el olivo, que proporciona un aceite verdial de gran calidad y muy premiado por su sabor afrutado, dulce y carente del clásico amargor de otros vírgenes. Además se puede admirar un olivar con ejemplares centenarios en la pedanía de Mondrón. El más famoso de todos, el olivo caracol, está en un paraje llamado Fuente Piojo y obtuvo el premio al mejor olivo monumental de España en 2017. El jurado valoró su forma singular, con un tronco que, literalmente acostado sobre una albarrada, se retuerce sobre sí mismo.

También en el norte de la Axarquía pero en su vertiente más oriental se accede a Canillas de Aceituno por las laderas de la Sierra Tejeda bajo el testigo del Pico de la Maroma, el más elevado de la comarca (2.065 m). Desde la parte más alta de la villa se suceden los miradores, como el de María Pardo, y calles estrechas que forman parte de la Ruta Mudéjar con arcos de entrada como los de la Calle Agua y la Calle Calleja. Todas ellas esconden rincones pintorescos y fachadas con decenas de flores como, por ejemplo, en las calles de San Antonio y San Sebastián, muy próximas al Bodegón de Juan María y a La Sociedad, que ofrecen un exquisito chivo preparado en el horno muy lentamente durante tres horas. Fuera del municipio, existen varios itinerarios para practicar el senderismo y la acampada.

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Kayak en el embalse de Viñuela.

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El último de ellos y ya el más popular es el camino al Saltillo, considerado el otro caminito del rey de Málaga, dentro del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama en un área protegida donde nidifica el águila perdicera. La vía, una de las etapas más trepidantes de la Gran Senda de Málaga, se desarrolla por una serie de pasarelas que conducen a uno de los tres puentes colgantes más grandes de España en espacios naturales, uniendo los términos municipales de Canillas de Aceituno y Sedella. El vertiginoso puente, enclavado a 70 metros sobre el río Almanchares, tiene una longitud de 54 metros y su acceso es gratuito. Fue impulsado por Vicente Campos, alcalde de Canillas desde 2013, durante cinco años con una inversión de 600.000 euros y ahora el edil proyecta otro ambicioso puente circular muy próximo al actual.

El recorrido por la Axarquía puede concluir acercándonos al litoral malagueño por la A-7, donde brilla Frigiliana, el último enclave musulmán de la provincia y seguramente hoy el pueblo más hermoso y más turístico de la comarca. La villa destaca por sus paredes encaladas, sus miradores, sus muros repletos de flores y sobre todo por sus calles estrechas y empinadas que recuerdan el pasado morisco conservado en el casco viejo y sobre todo en el Barribarto, su barrio alto. Conviene pasear con calma todo este conjunto laberíntico en el que viven 3.000 habitantes para fotografiar sus bellos rincones en torno a la Calle Real, la Plaza de las Tres Culturas y el Balcón del Mediterráneo, la Iglesia de San Antonio de Padua… Y a continuación entrar en las tiendas de artesanía en las que se han instalado muchos artistas extranjeros y en los comercios para comprar mangos y aguacates, mermeladas y productos con aloe vera y miel de caña.

Un cuarto de hora en coche bastará para llegar a Nerja, el pueblo más oriental de la Axarquía, y habremos comprobado como en tan solo 19 kilómetros en línea recta se pasa de los 2.060 metros de altitud de La Maroma, la cumbre más alta de la comarca, al nivel de mar en plena Costa del Sol. Nerja está salpicado de playas y acantilados en dirección a la costa granadina, pero en sus entrañas alberga su mayor tesoro, la cueva de Nerja, una impresionante gruta de estalactitas y estalagmitas que fue descubierta por un grupo de niños en 1959. Esta auténtica catedral prehistórica esconde pinturas rupestres de animales, aunque lo que más maravilla visualmente de esta cavidad está en su Sala del Cataclismo: una columna de récord Guinness, la estalactita más grande del mundo con 33 metros de altura y una base de 13×7 metros. La gruta que se visita ocupa una superficie de unos 140.000 m2, pero es, según los investigadores, solo un 30 % de su tamaño real.

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