
72 horas en la Toscana Francesa: qué ver, qué hacer y dónde comer
Patria del mosquetero D’Artagnan, esta zona de la Gascuña es tierra bien real de hermosos pueblos y deliciosa gastronomía.
Día 1
Paseo en coche
Pocas cosas tan francesas como recorrer la campiña, la del departamento de Gers, en este caso, a bordo de un Citroën 2CV. Para lograrlo, basta con hospedarse en la preciosa Maison d’hôtes Chez Brunet, en Lagraulet-du-Gers, y solicitarlo. Encantados, nos acompañarán a descubrir los pueblos del entorno, que muchos comparan con la Toscana italiana, en este mítico utilitario.

La villa circular
La ruta comienza en Fourcès, la “villa circular” clasificada entre los Pueblos Más Bonitos de Francia, con su plaza enmarcada por casas de entramado de madera de los siglos XVII y XVIII, con arcadas que alojan tiendas de artesanía y galerías de arte y una Torre del Reloj declarada monumento histórico. A poco más de 10 minutos, el pueblo fortificado más pequeño de Francia, Larresingle, que se conserva como en el s. XVI con murallas, torres almenadas, iglesias fortificadas, casas medievales y el puente románico de Lartigue, Patrimonio de la Humanidad.
Entre gatos
Terminamos en La Romieu, el apodado pueblo de los gatos, con su plaza porticada adornada por esos felinos de piedra y con su Colegiata gótica de Saint-Pierre, con los frescos policromados del siglo XIV de su claustro y dos imponentes torres.

Día 2
Cuna de mosquetero
Hallándonos en la tierra de D’Artagnan, resulta imposible dejar de visitar Lupiac, su villa natal, con un museo y una estatua ecuestre dedicados al ilustre mosquetero. Esta preciosa villa alberga también el castillo de Castelmore, un molino de viento del siglo XVIII y la iglesia de San Bartolomé, del siglo XVI.

Momento 'Armagnac'
A unos 40 km de Lupiac se halla Condom, antigua ciudad episcopal, con la catedral de San Pedro y su hermoso claustro gótico y elegantes palacetes del siglo XVIII. Su museo del armagnac ilustra las etapas de la producción de este aguardiente y ofrece visitar sus bodegas centenarias. Antes de despedirnos de esta villa a orillas del Baïse, no podemos dejar de admirar las estatuas gigantes dedicadas a los cuatro mosqueteros. Siguiendo el curso del río Baïse, encontramos la abadía cisterciense de Flaran, que acoge la colección Simonov, con un centenar de obras de maestros como Monet y Courbet.
En ruta
Los amantes del senderismo, de la bicicleta o de la equitación tienen aquí la posibilidad de recorrer todos o parte de los 281 km de la Ruta Europea de D’Artagnan que recorren el Gers, que permiten descubrir la riqueza de estos paisajes y su patrimonio cultural.

Día 3
Más patrimonio
La catedral de Sainte-Marie, en la ciudad de Auch, es otro de los lugares declarados Patrimonio de la Humanidad en el Gers. Un edificio de estilo gótico flamígero con fachada renacentista que forma parte del Camino de Santiago en Francia. Su interior alberga tesoros como las espléndidas vidrieras góticas y prerrenacentistas de Arnaud de Moles y un impresionante coro de roble con más de 1.500 figuras esculpidas.

Huellas romanas
Además, Gers disfruta de un patrimonio galorromano de excepción, como la villa de Séviac y su conjunto de mosaicos romanos, el mayor de Francia. La domus de Cieutat, una casa romana del siglo II con peristilo, jardines, patios y una gran sala de recepción, y el museo arqueológico del tesoro de Eauze, ofrecen un panorama completo y único de la época de dominio de la Antigua Roma en el suroeste de Francia.
Mucho gusto
La gastronomía es otro de los encantos de Gers, con el pato como eje central. No en vano el magret nació aquí, en el Hôtel de France en Auch, en 1959. Relleno, en foie, al horno, o los figuigers, pato relleno con su propio foie gras y engordado a base de higos… Indescriptible. De postre, pastis gascon (croustade), pastel a base de manzanas, hojaldre aéreo y armagnac.