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Una ruta por la Côte Méditerranée en Occitania, la costa mediterránea del sur de Francia
Recorremos la Cöte Méditerranée, uno de los grandes paraísos del sur de Francia.
La costa mediterránea de la región francesa de Occitania, conocida como Côte Méditerranée, es un destino ideal para disfrutar de unas vacaciones en cualquier época del año. Gracias a su cercanía con España, es perfecto para escapadas de fin de semana y puentes.
Con sus amplias playas de arena dorada, senderos costeros y en la naturaleza, encantadores pueblos pesqueros, alojamientos acogedores y una exquisita gastronomía, la costa mediterránea del sur de Francia es un lugar donde puedes dejarte llevar ya que es un destino mágico donde uno puede soñar en grande y vivir sin prisa.
Collioure, donde el senderismo y el arte van de la mano
La primera parada de este cautivador recorrido es el pintoresco pueblo de Collioure, ubicado en el departamento de los Pirineos Orientales. Muchos españoles lo conocen por ser el último refugio del poeta andaluz Antonio Machado. Su tumba atrae anualmente a numerosos admiradores del autor de "Campos de Castilla", una de sus obras más célebres.
Collioure es un sereno pueblo de pescadores, impregnado de tranquilidad y sosiego, que se distingue por su rico patrimonio medieval. El imponente Castillo Real, que data del siglo XIII, es su monumento más destacado y es visible desde cualquier punto de la localidad.
Los colores vibrantes de la Côte Méditerranée en Collioure inspiraron a grandes maestros de la pintura como Matisse, Derain y Picasso, quienes encontraron en sus paisajes la inspiración para sus obras. Muchas de ellas están reproducidas en la Senda del Fauvismo, un agradable itinerario artístico que se puede descubrir a pie por las calles de esta encantadora localidad.
Collioure también es un paraíso para los amantes del senderismo, ya que por aquí pasa el Sendero Litoral, un camino que recorre la costa de varias localidades de la Côte Méditerranée desde Cerbère hasta Argelès-sur-Mer. Entre los tramos más interesantes desde Collioure se encuentra el que conduce al pintoresco pueblo de Racou, conocido por su extensa y tranquila playa, o el sendero costero que llega hasta la vecina Port-Vendres.
Por último, una visita imprescindible en Collioure es Le Cellier Dominicain, una cooperativa vinícola fundada en 1926, ubicada en la antigua iglesia de un convento de dominicos del siglo XIII. Aquí se pueden degustar y adquirir excelentes vinos del departamento de los Pirineos Orientales. Un consejo: no te vayas de Collioure sin haber probado sus famosas anchoas elaboradas siguiendo tradiciones ancestrales.
Leucate, un refugio en la naturaleza
El siguiente destino en esta ruta por la Côte Méditerranée se encuentra a unos 50 minutos en coche de Collioure. Se trata de Leucate, en el departamento de Aude, un lugar perfecto para desconectar y reencontrarse con uno mismo, combinando la belleza de la playa con un entorno natural impresionante.
Leucate es ideal para aquellos que disfrutan de caminatas o rutas en bicicleta por senderos que bordean lagunas y espectaculares acantilados. Curiosamente, esta población era una antigua isla que, con el paso de los años, se ha convertido en una península.
Leucate también alberga una de las playas salvajes más hermosas de Francia, la de Coussoules, protegida y clasificada como Natura 2000. Es uno de los mejores lugares de la costa mediterránea del sur de Francia para practicar deportes y actividades náuticas como el kitesurf, el windsurf o la vela.
Gastronomía y arquitectura vanguardista en Hérault
El tercer departamento de la Costa Mediterránea del sur de Francia es Hérault, conocido, sobre todo, por su deliciosa y variada tradición culinaria. Una visita obligada es la laguna de Thau, un mar interior de agua salobre donde se crían ostras y mejillones de manera tradicional, que maridan a la perfección con el vino occitano.
Otro lugar imprescindible de este departamento es Sète, famosa por sus canales. La villa natal del poeta Paul Valéry y del cantautor Georges Brassens es una localidad que mira al mar. Es muy recomendable pasear por su puerto, subir a su faro, descubrir el Pointe Courte, su barrio de pescadores, y disfrutar de las vistas al Mediterráneo y a la laguna de Thau desde el Mont Saint-Clair.
Por último, los viajeros interesados en la cultura contemporánea pueden descubrir el arte callejero del Museo a Cielo Abierto de Sète.
La gastronomía es uno de los principales encantos de esta localidad, por lo que es más que aconsejable, por un lado, recorrer les halles de Sète, un mercado cubierto con mucha enjundia, sentarse a la mesa de alguno de sus restaurantes y degustar sus platos más tradicionales, como la deliciosa macaronade, a base de pasta y carne, o la bourride de rape, con verduras picadas y alioli. También es muy agradable cenar en una paillotte, un chiringuito donde relajarse con los pies descalzos en la arena y contemplar el atardecer sin prisas.
La última parada de este itinerario por el departamento de Hérault es La Grande Motte, la única ciudad francesa en su totalidad con la etiqueta Patrimonio del Siglo XX, otorgada por su arquitectura vanguardista, única en Europa. La Grande Motte cuenta con siete kilómetros de playa y es un destino excelente para disfrutar del mar, practicar deportes náuticos y, sobre todo, desconectar.
Costa y patrimonio en el Gard
El último departamento de este recorrido por la Côte Méditerranée de Occitania es el Gard, que destaca por su patrimonio. No en vano su capital, Nîmes, es una de las ciudades con mayor herencia romana de Francia.
La primera visita de esta ruta es la localidad costera de Grau du Roi, conocida, entre otros lugares, por el faro de Espiguette, una construcción del siglo XIX clasificada como monumento histórico. La vida marítima de Grau du Roi se centra en los canales por donde navegan los barcos pesqueros y en el puerto deportivo de Port Camargue que, con 5.000 amarres, es considerado uno de los más importantes de Europa. Grau du Roi es un lugar ideal para pasear y respirar la brisa mediterránea.
A escasos siete kilómetros se encuentra el pueblo de Aigues-Mortes, una auténtica joya medieval de la arquitectura gala. Sus torres y sus murallas están protegidas por el Centre des monuments nationaux, una institución que conserva y gestiona más de un centenar de monumentos franceses. Aigues-Mortes está completamente amurallado y muy bien conservado, convirtiéndose así en una parada imprescindible en una ruta por el departamento del Gard.
La naturaleza está a un paso de Aigues-Mortes. Una visita más que recomendable a las afueras de esta población es la Maison du Grand Site de France de la Camargue Gardoise, un ecomuseo dedicado a los paisajes, la etnografía, la fauna y la flora de la Camarga del Gard.
Para finalizar este recorrido por la costa mediterránea de Occitania es muy recomendable hacer un alto en el camino en las salinas du Midi, donde se contemplan grandes montañas de sal rodeadas por los hermosos tonos rosáceos de los estanques. Aquí es habitual ver flamencos y garzas, entre otras aves migratorias, además de caballos y toros en libertad.
Contemplar el atardecer en las salinas es una experiencia única que muchos viajeros recordarán durante años, ya que es un lugar excelente del país galo para imaginar y vivir doucement.
En definitiva la Côte Méditerranée de Occitania es un destino que no solo te encantará por la belleza de su litoral sino también por su autenticidad, su cultura, su gastronomía, sus tradiciones y la gran diversidad de actividades marítimas y terrestres que ofrece. #ExploreFrance