Una ruta por las ciudades barrocas más bonitas de Francia

En el país galo se llamaba también Clasicismo, pero el estilo es prácticamente el mismo, con algunas diferencias respecto a otros lugares del mundo.

París podría ser considerada la capital del Barroco francés, aunque hay muchos otros lugares con impresionantes monumentos
París podría ser considerada la capital del Barroco francés, aunque hay muchos otros lugares con impresionantes monumentos / Istock / alxpin

El Rey Sol, Luis XIV de Francia, fue el mayor representante del absolutismo monárquico. Su extenso reinado de 72 años fue lo suficientemente largo como para desarrollar su país hasta el punto de convertirlo en la primera potencia europea. Tanto es así que acabó siendo el primer rostro del arte y la cultura 'à la française', siendo él una especie de puente entre el Renacimiento y el Barroco, también llamado Clasicismo francés.

Luis XIV de Francia, el Rey Sol

Luis XIV de Francia, el Rey Sol

/ Istock / GeorgiosArt

Pese a ser un monarca totalitario y beligerante, también fundó diversas academias culturales, como las de ciencias, música, arquitectura o pintura y escultura. El Barroco o Clasicismo alcanzó su máximo exponente entre los siglos XVII y XVIII, tanto en pintura como en arquitectura y escultura. Ornamentación, opulencia y exhuberancia son las características principales de este movimiento, que conformó ciudades enteras como París.

París

En búsqueda siempre de la excelencia, Luis XIV impulsó la construcción del Palacio de Versalles, dando a luz a la primera expresión artística barroca. Pese a no ubicarse en el mismo París, a raíz de aquella edificiación, la capital francesa comenzó a tomar un protagonismo mayúsculo en lo que a Clasicismo se refiere. Fue pionera en el arte con respecto al resto del país y el urbanismo se inspiró en la ciudad de Roma. La arquitectura, aunque ostentosa, resultaba bastante equilibrada y sin excesos, lo que le otorga un aspecto elegante y bello.

Una sala del Palacio de Versalles

Una sala del Palacio de Versalles

/ Istock / Itza Villavicencio Urbieta

Sus principales características son la superposición de órdenes, el cromatismo, la tendencia a la verticalidad y los interiores distribuidos de manera racional. Destacan diversos hoteles (Sully, Carnavalet, Soubise, Toulouse o Lambert), así como los palacios de Luxemburgo y del Louvre. También son importantes las construcciones religiosas, como las iglesias de Saint-Étienne-du-Mont, la de Saint-Louis-des-Invalides o la de Val-de-Grâce; y plazas como la de la Concordia, la nueva Place Vendôme y la de las Victorias.

Plaza de las Victorias con una estatua de Luis XIV en el centro

Plaza de las Victorias con una estatua de Luis XIV en el centro

/ Istock / Jerome LABOUYRIE

Estrasburgo

La capital de la Alsacia muestra entre sus casas de cuento la antigua influencia germánica y su conformación barroca. Alberga una de las mayores obras maestras de este estilo: el Palacio de Rohan, actual sede de los museos Arqueológico, de Artes Decorativas y de Bellas Artes. Aun así, se mantiene prácticamente igual que cuando se erigió entre 1732 y 1742, según planos de Robert de Cotte, primer arquitecto del Rey, para el cardenal príncipe-obispo Armand-Gaston de Rohan-Soubise. Sigue el modelo de los hoteles parisinos de la época, con decorados impresionantes y nobles y clásicas fachadas.

Vista del Palacio Rohan de Estrasburgo

Vista del Palacio Rohan de Estrasburgo

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Burdeos

Siguiendo el estilo de la monumental plaza de la Concordia -en aquel momento llamada Place de Louis XIV-, el Rey Sol mandó construir la Place de la Bourse o Plaza de la Bolsa. Es uno de los rincones más bonitos de Burdeos, construida entre 1730 y 1775 con diseño de Ange-Jacques Gabriel, uno de los arquitectos más reconocidos de la época. En su momento supuso el inicio de la ruptura de la muralla medieval. Actualmente funciona como la Cámara de Comercio e Industria de la ciudad.

Palacio de la Bolsa de Burdeos

Palacio de la Bolsa de Burdeos

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Entre los monumentos religiosos destaca la iglesia de Saint Dominic, también conocida como la Notre-Dame de Burdeos. Se caracteriza por los detalles ornamentales y una gran decoración tanto externa como interna y por haber resistido ante las inclemencias humanas. Alberga además varios tesoros artísticos como elementos de hierro forjado y vidrieras o la fachada que representa a la Virgen entregando un rosario a Santo Domingo.

Saboya

Esta región histórica francesa esconde un gran número de iglesias y capillas barrocas, como las de Valloire y Termignon, que albergan imponentes retablos de la época. Existe una ruta llamada Camino del Barroco que atraviesa Maurienne, Tarentaise, Val d'Arly y Beaufortain, con monumentos como la capilla de La Combre, la de los Planes o la de Chattrix o la iglesia de Notre-Dame de la Gorge.

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