Recorre el mundo de la mano de Agatha Christie, una viajera intrépida en busca de inspiración
Mucho más allá de las grandes historias y los elaborados personajes están los lugares, otra de las claves para crear una buena novela de misterio
Una mente prodigiosa lo es desde la infancia más tierna y lo sigue siendo durante toda una vida. Una mujer capaz de configurar las mejores historias de misterio, sin olvidar los personajes o las subtramas, y que aseguraba que los mejores crímenes se le habían ocurrido "fregando platos", es indudablemente una genia. Sin embargo, por muy inteligente que fuera, también necesitaba encontrar la inspiración. Ella la buscaba viajando, descubriendo lugares misteriosos donde ubicar sus más profundos enigmas.
Respondía al nombre de Agatha Christie, aunque de nacimiento se llamaba Agatha Mary Clarissa Miller. Adoptó el apellido de su primer marido, Archibald Christie, y lo mantuvo incluso después del divorcio. En sus 85 años de vida escribió 74 novelas, 154 relatos cortos, 20 obras de teatro, 3 poemas y 2 autobiografías. Nació en Wallingford, al sureste de Inglaterra, en 1890, y se crió en Torquay (Devon), en una época en la que el fin último de las mujeres todavía era casarse y tener hijos. Pero crecer rodeada de mujeres fuertes e independientes alimentó su ansia profesional.
Un viaje por el mundo en 10 meses
Antes de casarse en 1914, con 24 años, ya había mostrado interés en la escritura. Su primera novela se tituló 'Snow Upon the Desert' y la escribió inspirándose en el lugar en el que estaba viviendo con su madre, El Cairo. Aunque aquel escrito no alcanzó ningún éxito, ahí ya se empezaba a ver la inseperable conjunción entre lugar y relato. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, con una hija de dos años, decidió embarcarse en un viaje alrededor del mundo de diez meses, lo que también le ayudó a abrir aún más sus horizontes.
En Ciudad del Cabo aprendió a surfear y captó la esencia en su novela 'El hombre del traje marrón', respiró el aire de Rotoura y las Montañas Azules de Nueva Zelanda, se impresionó ante las Cataratas del Niágara y se enamoró de ciudades como Melbourne y Sídney recorriéndolas en tren de vapor. Antes de llegar a convertirse en el icono que es, vivió un episodio que marcó su vida y probablemente su carrera. Desapareció extrañamente después de enterarse de que Archibald estaba enamorado de otra mujer, Nancy Neele.
Agatha Christie desaparecida
Su coche apareció vacío muy cerca de un lago en pleno diciembre, donde se asegura que encontraron sangre. Todo el país quería encontrar a la escritora, incluso su coetáneo Arthur Conan Doyle acudió a una médium por si había dejado alguna pista. La prensa se volvió loca, en algunos medios se decía que estaba muerta, mientras que otros aseguraban que estaba jugando a crear uno de sus misterios en la vida real, pues ya había publicado seis libros.
Su todavía marido la encontró en el hotel The Old Swan completamente alienada, bajo el nombre falso de Teresa Neele (con el apellido de la amante de Christie), tras once días sin dar señales de vida. En aquel momento no supo explicar por qué lo había hecho y tampoco lo pudo hacer más adelante. Nunca mencionó el tema. Fue tratada psicológicamente y continuó escribiendo. Unos años después, en 1934 y ya casada con su segundo marido, el arqueólogo Max Mallowan, escribió 'Asesinato en el Orient Express', basándose en una experiencia con una locomotora similar a la que conoció en su primer gran viaje.
Su destino era Estambul, pero el tren en el que viajaba se detuvo a causa de una tormenta que la tuvo varada durante 24 horas. En ese tiempo aprovechó para escribir una carta a Mallowan con todo lujo de detalles que le ayudaron a configurar el relato más adelante. Acabó de escribirla en la habitación 441 del hotel Pera Palace de Estambul. Aquella no era la primera vez que tomaba el Orient Express, pues ya había acompañado a su marido a unas excavaciones en Siria e Irak. De allí sacó las ideas para escribir 'Ven y dime cómo vives. Una escritora inglesa en Oriente Medio'.
Oriente Medio y Europa como inspiración
En aquellos viajes por Oriente Medio también escribió algunas obras como 'Asesinato en Mesopotamia' (1936), 'Muerte en el Nilo' (1937) o 'La venganza de Nofret' (1945). De vuelta a su Inglaterra natal, hubo varias localizaciones que le sirvieron de musa. Así lo fue la isla de Burgh para 'Diez negritos' (1939), su residencia de verano en Greenway para 'Cinco cerditos' (1942), el teatro londinense de Saint Martins para 'La Ratonera' (1952) y el Brown's Hotel de Londres para 'En el hotel Bertram' (1965).
España fue también una zona clave para sus historias: en Mallorca escribió 'Problema en Pollensa' (1939) y en Tenerife 'El misterio del tren azul' (1928) y 'El enigmático Mr. Quinn' (1930). Han pasado más de cien años desde que publicó su primera novela y su legado sigue estando muy vivo. Un ejemplo de la literatura y un ejemplo como mujer, superó todas las trabas impuestas por una sociedad que la quiso entender tal y como era. Toda su vida fue un viaje, tal y como ella misma decía: "Tu viaje de vida tiene el aspecto de un sueño. Es algo fuera de lo normal, sin embargo, estás en él".
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