Nubes iridiscentes: el espectáculo más bonito de los cielos (y dónde verlo)

Esta maravilla natural es un fenómeno único, muy poco común y difícil de apreciar.

Las nubes se convierten en espectáculos coloridos únicos y mágicos.
Las nubes se convierten en espectáculos coloridos únicos y mágicos. / Istock / Waldemar Seehagen | Istock

El cielo es una de las maravillas naturales más impresionantes del planeta en el que vivimos. Por la noche se tinta de tonos oscuros y el gran manto se decora con millones de estrellas brillantes creando un escenario mágico.

Por el día, el luminoso sol da luz nuestras vidas, en algunas ocasiones acompañado de preciosas nubes. Pero nuestro cielo también es el hogar de algunos de los espectáculos naturales más sorprendentes e increíbles del mundo. 

Al levantar la cabeza de las pantallas y mirar hacia arriba, se puede descubrir todo un mundo de magia y color que dejará sin palabras a todo aquel que le dedique cinco minutos a contemplarlo. En numerosas ocasiones, cuando el día está nublado y el sol se asoma, podemos ver un gran arcoíris decorando el cielo, pero ese no es el único espectáculo natural que se produce sobre nosotros y que es una auténtica maravilla. 

Las nubes pueden crear espectáculos naturales mágicos.

Las nubes pueden crear espectáculos naturales mágicos.

/ Istock / Antonino Ferreira | Istock

La magia de las nubes iridiscentes

Existe un fenómeno muy complicado de ver pero que deja sin palabras a todo el que se topa con él, conocido como nubes iridiscentes. Cuando esto ocurre, las nubes se tiñen de los colores del arcoíris por la interacción entre la luz del sol y las diminutas partículas de agua o hielo que están continuamente presentes en nuestra atmósfera.

Este hecho ocurre en muy pocas ocasiones y su explicación científica demuestra la dificultad de que ocurra ya que deben darse procesos y aspectos muy concretos. Este espectáculo visual depende de dos elementos ópticos conocidos como refracción y difracción, y a continuación explicaremos qué tiene que ocurrir para poder disfrutar de una nube iridiscente. 

Este proceso depende de la refracción y difracción.

Este proceso depende de la refracción y difracción.

/ Istock / clodio | Istock

Refracción y difracción

El proceso es similar al que ocurre cuando se forma un arcoíris. Para ello se tiene que crear una situación de refracción, que es un fenómeno visual producido por el cambio de velocidad y dirección de las ondas luminosas al pasar de un medio a otro en el que la refracción es diferente. 

El ejemplo más claro de este suceso es cuando la luz solar atraviesa el aire y se encuentra con gotas de agua atmosféricas haciendo que esas ondas luminosas se dispersen. Pese a que pueda parecer algo complicado de entender, es un suceso bastante simple y común.

Por otra parte, es necesaria la difracción, un fenómeno que sucede en el momento en el que esta onda de luz se topa con un obstáculo que cambia o paraliza su trayectoria natural. En este caso, la onda luminosa podría rodear el elemento obstaculizador o pasar a través de un pequeño hueco en el caso de que lo tenga. 

Todo depende de la forma en la que la onda luminosa reacciona a determinadas situaciones.

Todo depende de la forma en la que la onda luminosa reacciona a determinadas situaciones.

/ Istock / NexTser | Istock

Para que se cree una nube iridiscente, tiene que ocurrir ese proceso de refracción y en el caso de la difracción esos pequeños obstáculos que interfieren en la trayectoria de la luz actúan como elemento que descompone los componentes principales dando lugar a ese espectáculo colorido que decora las nubes. 

En palabras más comprensibles, las ondas de luz entran en contacto y atraviesan partículas concretas que generan esa separación de la luz creando un arcoíris visual en las nubes conocido como nubes iridiscentes. La dificultad de apreciar este fenómeno se debe a la obligatoriedad de que sucedan estos dos hechos a la vez. 

Es muy complicado que se produzca este espectáculo natural.

Es muy complicado que se produzca este espectáculo natural.

/ Istock / nuinuii | Istock

Los colores que tiñen las nubes cuando esto sucede son muy diversos y pueden ser rojos, naranjas, verdes, azules, amarillos, violetas o índigos, más o menos los mismos que el arcoíris. Ahora que has descubierto este precioso y mágico hecho, mira con frecuencia al cielo por si alguna vez puedes disfrutar de su belleza e incluso llegar a fotografiarla.

La luz que crea el sol puede dar lugar a elementos espectaculares cuando entra en contacto con otras partículas o materiales, tener la oportunidad de apreciarlo es algo de lo que no muchas personas pueden presumir pero que todo el mundo debería ver al menos una vez en la vida. 

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