La ciudad de Idaho colonizada por los vascos: ongi etorri Boise
Esta es la ciudad de Estados Unidos donde se ondea la ikurriña y se juega a pelota vasca
En la ciudad de Boise (Idaho), al igual que otros lugares de los Estados Unidos, se respira un aire de multiculturalidad en sus comunidades. Siendo lo más normal en el país encontrar comunidades Mormonas o Amish compartiendo espacio con los ciudadanos de a pie, en esta localidad norteamericana aparece un nuevo tipo de cultura, la vasca.
Y es que en esta ciudad habitan un total de 16.000 personas que ondean la ikurriña en la fachada de sus casas. La comunidad vasca que se ha formado en la capital del estado de Idaho es una de las más grandes fuera de Euskal Herria. Tanto es así, que en la ciudad existe una ikastola donde los profesores imparten clases en euskera, restaurantes de comida tradicional, incluso un frontón donde jugar pelota vasca.
Una aldea vasca en América
Situada a más de 8.000 kilómetros del País Vasco, esta pequeña comunidad tiene su origen en un grupo de inmigrantes de varios pueblos de Vizcaya que llegaron al país en el siglo XIX. Allí se dedicaron al ganado y formaron un vínculo que continuó atrayendo y expandiendo esta pequeña comunidad, hasta crear un pueblo 100% vasco al otro lado del Atlántico.
La prueba de hasta qué punto Boise se ha impregnado de estas tradiciones es el Jaialdi, un festival dedicado a la cultura vasca que cada año reúne a miles de personas. En las calles de ‘The basque block' se ofrecen exhibiciones de txingas, harrijasotzailes, aizkolaris o artesanía, así como puestos con platos tradicionales. El evento ha tomado tanta relevancia que ha llegado a reunir a más de 30.000 asistentes en sus anteriores ediciones y se espera que la próxima edición sea el año que viene.
Vascos por el mundo
Los lazos del País Vasco con Estados Unidos se remontan a la propia configuración del país. En 1786, el segundo presidente de Estados Unidos, John Adams, alabó al pueblo vasco en su monografía 'A Defence of the Constitution of The Unite States', como un ejemplo de resiliencia y amor por la libertad.
En el siglo XIX, los vascos afincados al otro lado del Atlántico participaron en eventos como la Primera Guerra Carlista (1833) y, posteriormente, durante la Fiebre del Oro que se dio en el norte de California, se lanzaron a los yacimientos en la década de 1860. Allí se dedicaron principalmente al pastoreo y se extendieron por estados como Idaho, Arizona y Nuevo México, que serían anexionados a Estados Unidos más adelante.
El resultado de tantos siglos de integración vasca en América han sido notables: en la actualidad, la cantidad de vasco-unidenses se estima en 100.000 personas distribuidas entre varios estados, siendo California la designación con un mayor número (unos 20.000) y la segunda Idaho, dando lugar a una ciudad “colonizada” por los vascos.
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