La nueva vida de los castillos de Valladolid

El Museo del Vino de Peñafiel, la sede política visitable del Castillo de Fuensaldaña o el hotel Residencia Real Castillo de Curiel son algunos de los ejemplos de castillo vallisoletano que se utiliza ahora tanto o más que cuando se construyó.

Peñafiel, su castillo y su plaza
Peñafiel, su castillo y su plaza / demachi

Cuando acabaron las batallas fronterizas en la Península, los castillos de Castilla dejaron de ser codiciados protagonistas de todos los jaleos y comenzaron una carrera descendente hacia una nueva vida de montón de piedras en una loma. Los que resistieron el paso de los siglos, o bien tenían dueños que los mantuvieron como residencias y almacenes o bien contaban con muros obstinados difíciles de tirar.

Valladolid es la provincia española que contiene el mayor número de fortalezas, más de 60. En las guías se suelen destacar hasta 26 de ellas, las que están en mejor estado y proponen una interesante visita. Lo paradójico es que muchos de ellos tienen ahora una vida más activa de la que habían tenido en siglos, ya sea como hoteles, museos, archivos o sedes institucionales, funciones que actualizan aquellas para los que fueron creados.

Castillo de Peñafiel
Castillo de Peñafiel / Manfred Gottschalk / ALAMY

Castillo de Peñafiel

Monumento Nacional y actual Museo Provincial del Vino, recibe continuas visitas en sus salas dedicadas a la enología, que contienen la historia de las denominaciones de origen locales y sorpresas como la biblioteca de aromas. Como fortaleza está extraordinariamente bien conservada y cuenta con una forma característica de navío varado en lo alto de un monte desde el que se ve toda la comarca. Se edificó en el siglo XI, en plena reconquista, y se reconstruyó definitivamente a mediados del siglo XV. Los visitantes pueden recorrer sus 210 metros de largo, sus dos patios y sus almenas. Septiembre, el mes de la cosecha, es el mejor momento para conocer Peñafiel, un enclave estratégico de Ribera del Duero. Entre los lugares que hay que visitar en la villa destacan el Viejo Coso -una plaza de toros tradicional flanqueada de casas con balcón y con las mejores vistas del castillo desde abajo-, y la bodega Protos, diseñada por Norman Foster.

Castillo de Curiel
Castillo de Curiel / Paul Christian Gordon / ALAMY

Castillo de Curiel

El más antiguo de los castillos de Valladolid tiene origen romano y una larga historia que incluye leyendas estremecedoras, diferentes propietarios reales y restos de su pasado como atalaya romana. Fue hogar del condenado que más tiempo pasó preso en la historia penal española (54 años) y un punto clave en la defensa fronteriza. A principios de este siglo se convirtió en el hotel Residencia Real Castillo de Curiel, con 23 habitaciones tematizadas medievalmente, un patio de armas con techo transparente corredizo, una señorial chimenea, una piscina rodeada de almenas y un restaurante tradicional cuya especialidad es el lechazo. Desde sus 927 metros de altura, a 10 minutos de Peñafiel, se contempla una larga vista que incluye tres valles. Los propietarios del castillo poseen también la bodega Castillo de Peñafiel, situada en una iglesia del monumental pueblo de Curiel de Duero, a los pies de la fortaleza.

Castillo de Fuensaldaña
Castillo de Fuensaldaña / Jeronimo Alba / ALAMY

Castillo de Fuensaldaña

Sede de las Cortes de Castilla y León durante 24 años, es ahora un monumento perfectamente acondicionado para las visitas en el que se celebran diferentes eventos como congresos y jornadas. Está a 10 kilómetros de la capital vallisoletana y es un castillo-palacio mediano del siglo XV edificado por la familia Vivero, una de las principales de la época, que adquirió toda la villa para erigir su residencia. En las bodegas de la zona hay que pedir pinchos de lechazo, una exquisitez a la brasa que no conviene perderse.

Castillo de la Mota
Castillo de la Mota / LianeM / ALAMY

Castillo de la Mota

Situado en Medina del Campo, fue propiedad de Isabel La Católica y residencia de Juana la Loca. Tiene un reconocible perfil que combina cubos cilíndricos, líneas rectas y ladrillos rojos. La Torre del Homenaje alcanza casi los 40 metros de altura y todo es visitable. La localidad fue un cruce de caminos histórico, célebre por su mercado medieval, que llegó a ser el más importante de Europa. Medina del Campo es también la villa más grande de la provincia de Valladolid y contiene palacios como el de Dueñas y el del Almirante. Además de diversos puntos de la ruta de Isabel la Católica.

Castillo de Simancas
Castillo de Simancas / Teo Moreno Moreno / ALAMY

Castillo de Simancas

Su silueta de fortaleza de cuento, con tejados de pizarra y formas redondeadas, un poco al estilo Disney, encierra el Archivo General de Simancas. Sus funciones como almacén de documentos datan de 1540. Desde entonces, conserva los legajos más importantes de la Corona de Castilla y, desde dos siglos después, también los de la de Aragón. Además de esta compacta fortaleza hecha de cubos cilíndricos, la localidad a su alrededor cuenta con un modesto caserío palaciego y un puente medieval sobre un caudaloso Pisuerga. En su ribera hay terrazas desde las que ver atardecer y paseos que ya apreciaban los romanos, que bautizaron a la villa como Septimanca.

Castillo de Íscar
Castillo de Íscar / Jeronimo Alba / ALAMY

Castillo de Íscar

El edificio data del siglo XIII y domina una llanura surcada por tres ríos: el Cega, el Pirón y el Eresma. Cuenta con una torre del homenaje visitable, pero de sus dependencias prácticamente solo quedan los muros. Su peculiaridad es que contiene una fábrica de cerveza, la de la artesanal La loca Juana. La bebida local tiene dos variedades. Desde sus oficinas en el castillo organizan catas con tapas o una visita guiada con cerveza: La Toma de la Torre del Homenaje.

Castillo de Urueña
Castillo de Urueña / Ivan Vdovin / ALAMY

Castillo de Urueña

Lo más interesante de esta fortaleza cuadrada en la que residieron doña Urraca, María de Padilla, el conde de Luna y la infanta Beatriz de Portugal es el pueblo amurallado en el que está situado. Urueña, conocida como la Villa del Libro, posee la mayor concentración de librerías por habitante de España. En sus calles, repletas de pétreos edificios palaciegos, podemos encontrarnos con todos los oficios relacionados con la edición, como imprentas o talleres de caligrafía. Los equipos de localización de la serie Juego de Tronos han estado en la localidad y puede que la conviertan en uno de los escenarios de la última temporada de la serie.

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