Nos comemos Georgia: una gastronomía entre Europa y Asia
Cruzando fronteras, también en lo gastronómico
Hay gente que no sale de su menú habitual, que siempre come lo mismo, o casi. Hay gente, por increíble que esto parezca, que no le gusta el queso. Ni el huevo. Bueno, hay gente rarísima. Hay otra gente que quiere probarlo todo: que hace mezclas como bocadillo de chorizo mojado en Cola-Cao o gambas con kétchup o un sinfín de atropellos a las pupilas gustativas. Más allá de nuestras rarezas, que no son muchas ni pocas, son bastantes, aquí hemos venido a hablar de la gastronomía georgiana, que a priori tampoco suena muy seductora, pero que, con el debido acercamiento, tiene sabores y platos que deleitan a cualquier comensal.
Gastronomía georgiana
Una mezcla de tradiciones se anclan en este territorio. Cada región tiene sus preparaciones, claro, y están marcadas por el flujo cultural que se dio en la zona. Su ubicación en medio de la Ruta de la Seda, y las muchas ocupaciones extranjeras, han forjado un país muy particular, una gastronomía muy particular: que funde el Medio Oriente y Europa.
Georgia es un cruce de caminos. Tiene casi cuatro millones de habitantes y sus fronteras con Turquía, Rusia, Azerbaiyán y Armenia le dan un cariz misterioso. Algunos platos famosos son los estofados de carne de las montañas del Caúcaso o los khachapuri adjaruli que vienen de la región del mar Negro.
Platos georgianos y dónde comerlos en Madrid
El khachapuri adjaruli es probablemente el plato más emblemático de Georgia: una masa horneada rellena de quesos con una yema de huevo en el medio. Simboliza, se supone, el sol sobre el mar Negro. Sabroso y poético.
Otro plato icónico es el khinkali, porque, ¿quién puede resistirse a unas empanadillas elaboradas con masa fina y rellenas de carne picada cocida en su propio jugo? Nadie, ¿no? Pues eso. Este plato tiene variantes: el kalakuri, que es esta misma empanadilla pero con verduras y más especias.
Para probar estos platos y salir del circuito habitual: está muy visto cenar chino o japonés, lo que mola ahora es cenar georgiano, hay varios restaurantes en Madrid a los que puedes ir: Kinza, Nunuka y Didedas. Una vez los pruebes, quizá te olvides de tu pizzería de siempre, o de la taberna y su pincho de tortilla, o del indio de Lavapiés, o de lo que sea que frecuentes cuando el hambre aprieta. Aunque, pensándolo bien, no hace falta sacrificar ninguno de tus restaurantes habituales, siempre hay hueco para uno más. Da la bienvenida a Georgia.
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