Cómo enamorarse de Ginebra...

Sus montañas no son solo para esquiar y ver bonitas postales de la ciudad. Una caminata que comienza en Noiraigue en el cantón de Neuchatel, por ejemplo, te llevará hasta 725 m de altitud donde nos encontraremos con un anfiteatro tallado naturalmente conocido como Creux du Van. Y es que si la caminata no te deja sin aliento, lo harán las espectaculares vistas…

Una de las excursiones y rutas de senderismo más populares de la región es el Mont Salève, a solo 20 km de Ginebra, con vistas panorámicas de la ciudad, las montañas del Jura y el famoso Mont Blanc. Además... hay un pequeño restaurante encantador en la cima de la montaña donde podremos recuperar fuerzas.

El lago de Ginebra es un lugar de reunión popular: la elegante Genève Plage ofrece piscinas para niños y adultos, así como actividades divertidas en el lago, como remar de pie. Los parques a ambos lados del lago son el escenario perfecto para un picnic, y los cruceros por el lago te llevarán a pintorescos pueblos más lejanos, como el pueblo medieval de Yvoire, justo al otro lado de la frontera con Francia.

Es otra de las indiscutibles visitas en Ginebra. Y es que se dice que aquí es donde Juan Calvino pronunció sus inspiradores sermones a mediados del siglo XVI. Un poco de historia nunca viene mal ¿no?

Situados a la orilla derecha del lago de Ginebra los Bains des Paquis son un lugar imprescindible para la mayoría de los lugareños, que elegirán este lugar en la playa rocosa en los cercanos Bains des Paquis para trabajar en su bronceado y darse un baño en las aguas cristalinas del lago.

Pronto notarás que esta ciudad se toma en serio su comida. La gran variedad que se ofrece está destinada a hacerte la boca agua. Para disfrutar de un plato de filets de perche directamente del lago con una copa de chasselas frescas (un vino blanco suizo y una fuente de orgullo nacional), no busque más allá del Café du Centre, en el corazón de las tiendas de Ginebra.

Ubicado en el bohemio Quartier des Bains y atendiendo a los más conscientes de la salud entre nosotros, Ou Bien Encore fue el primer restaurante vegetariano en Ginebra. Su hermosa terraza atrae a visitantes y lugareños en verano, al igual que su brunch de los sábados. Si está buscando un poco de granola casera y las omnipresentes tostadas de aguacate, este lugar lo tiene cubierto.

Para una experiencia más exótica tanto para vegetarianos como para carnívoros, Little India, a un tiro de piedra de la estación de tren de Ginebra, es la respuesta. Un lugar acogedor que sirve deliciosos cócteles y platos inspirados en la comida callejera india, este restaurante sin pretensiones seguramente te conquistará.

Pero, por supuesto, una visita a Ginebra no estaría completa sin una buena mesa. Hay muchos restaurantes con estrellas Michelin para elegir, pero nosotros recomendamos el Bay View del chef Michel Roth en el Hotel President Wilson.