Las Tres Villas Pasiegas: un viaje por las raíces más profundas de Cantabria 

Seguimos la estela de una trashumancia que se remonta casi mil años en el tiempo 

Valles Pasiegos, Cantabria

Los Valles Pasiegos se han amoldado a las actividades de pastoreo de la zona

/ coscaron

Nada más traspasar el norte de la provincia de Burgos y adentrarnos en tierras cántabras, entramos de lleno en algunos de los valles típicamente pasiegos que tanto identificamos con esta región. Allí, la peculiar vida que se ha llevado a lo largo de los siglos, ha configurado un paisaje genuino que ensalza una actividad que no ha perdurado en el tiempo pero que ha dejado una huella indeleble en la arquitectura, la gastronomía o las costumbres y tradiciones de este territorio.

Valles Pasiegos, Cantabria

Los pastos son los paisajes más comunes de los tres Valles Pasiegos

/ Estellez / ISTOCK

Conocemos las conocidas como “Tres Villas Pasiegas” y sus entornos para empaparnos de la cultura de una zona que reivindica su valor y autenticidad.

Una cara diferente de Cantabria

Hablar de territorios pasiegos en Cantabria es hablar de las más hondas raíces rurales de la región y de un modo de vida completamente diferente al que podamos encontrar en otras áreas de la misma.

Una particularidad que comparten una serie de valles del sur de este territorio y del norte de la provincia de Burgos, en la comarca de Las Merindades, donde nació la cultura pasiega.

Valles Pasiegos, Cantabria

Los diferentes tipos de rebaños son un valor añadido a la actividad de esta zona

/ THEPALMER / ISTOCK

Fue hace más de un milenio cuando Sancho de Castilla dona al monasterio de San Salvador de Oña una serie de espacios de sus alrededores y junto a los ríos Miera y Pas para dedicarlos al pastoreo, mencionándose por primera vez a los pasiegos.

Hoy en día entendemos como territorios pasiegos los valles de los ríos Miera, Pisueña y Pas, en Cantabria – enmarcados administrativamente dentro de la actual comarca de los Valles Pasiegos -, así como los valles colindantes de la parte burgalesa, pertenecientes al municipio de Espinosa de los Monteros.

San Roque de Riomiera, Valles Pasiegos, Cantabria

Cada valle es único, pero los paisajes de San Roque de Riomiera son espectaculares

/ Txiriguili / ISTOCK

Territorios que han ido modelándose a través de los siglos debido a una actividad ganadera trashumante de cabezas de vacuno, que ha dado lugar a bellos entornos naturales antropizados en los que los que el poblamiento se da disperso y el elemento más representativo pasa a ser la cabaña pasiega.

El traslado del ganado, según la estación, en busca de zonas de pastos frescos, ha generado igualmente una vida tradicional única que, en última instancia, se identifica con las imágenes más genuinas y enraizadas de lo que nuestro imaginario ha dado en conocer como Cantabria.

Valles Pasiegos, Cantabria

Las vacas no son los únicos animales que pastan por estos valles

/ Cristina Zamanillo Delgado / ISTOCK

Las cabañas diseminadas, el símbolo de la cultura pasiega, junto con los cuidados prados, nos dejan bellas postales en los dominios de tres villas pasiegas: San Pedro del Romeral, Vega del Pas y San Roque de Riomiera. Tres ejemplos donde el valor ancestral de la trashumancia pasiega se puede sentir de cerca al haber sido conservada la esencia en sus gentes y en una arquitectura típica.

Una ruta por las Tres Villas Pasiegas y su entorno

Comenzamos por el valle del Miera para alcanzar a llegar, en la parte alta, a San Roque de Riomiera, una de las Tres Villas Pasiegas.

Valles Pasiegos, Cantabria

El tiempo en la provincia de Cantabria suele ser muy húmedo por lo que los valles están verdes gran parte del año

/ MarioGuti / ISTOCK

En este valle de contrastes acusados entre profundas gargantas y espacios mucho más accesibles, fue donde los pasiegos iniciaron sus primeros asentamientos en Cantabria, dando lugar a una predominancia de pastos que han relegado a un segundo plano el anterior papel protagonista del bosque autóctono.

En este contexto, resulta imprescindible seguir los senderos que parten de la villa mientras nos topamos con cabañas pasiegas, y tomar la dirección hacia puntos espectaculares como el hayedo de Zamina o la cueva Sopeña; o llegar a uno de los barrios de Miera, La Cárcoba, donde nos espera la impresionante iglesia de Santa María de la Asunción.

Valles Pasiegos, Cantabria

El pastoreo de vacuno es uno de los éxitos de Cantabria

/ THEPALMER / ISTOCK

Pasamos al valle del Pas, el de nombre más representativo, donde no podemos evitar llegar más al norte para visitar Puente Viesgo y las cuevas rupestres de Monte Castillo - paradas obligatorias -, antes de enfilar otra de las Tres Villas Pasiegas y quizás la más conocida: Vega de Pas.

Epicentro del mundo pasiego, este pueblo alberga el célebre Museo de Las Tres Villas Pasiegas, un testimonio fidedigno de las formas de vida y las costumbres de estas tierras.

Ubicado en el interior de la ermita de San Antonio, un edificio del siglo XVIII, consta de dos plantas que recrean a la perfección las cabañas tradicionales pasiegas.

Valles Pasiegos, Cantabria

Los pueblos cántabros recogen toda la esencia tradicional

/ jon chica parada / ISTOCK

Mientras, a apenas unos pocos kilómetros hacia el suroeste, nos espera la tercera y última parada de la ruta, San Pedro del Romeral, donde los montes nos hablan a viva voz de unos paisajes profundamente modelados por la mano del ser humano y su actividad ganadera, con cabañas diseminadas que nos hacen recordar que se trata de uno de los mejores lugares para absorber la cultura y costumbres pasiegas más genuinas, o bien para degustar las elaboraciones artesanales gastronómicas, con los sobaos a la cabeza.

Un secreto a voces, como reza el lema de la Marca de Calidad de estos parajes: “Valles Pasiegos. El secreto de Cantabria”.

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