Resiliencia Arquitectónica: La nueva (y sorprendente) segunda vida de edificios emblemáticos de España
Iglesias convertidas en templos del ‘skate’, hoteles en estaciones fronterizas con un pasado de nazis y espías, factorías que pasaron del esplendor a la quiebra, Muros que han visto pasar siglos, guerras y saqueos... Recorremos pueblos y ciudades en busca de esas construcciones que, sin renunciar a su azarosa historia, renacieron del abandono y la ruina.

En cada rincón de España, la historia cobra vida a través de la arquitectura, revelando un pasado lleno de misterio. Un mundo de construcciones que han superado el abandono y la ruina para renacer con un nuevo propósito. Desde una iglesia de principios del siglo XX convertida en un santuario para skaters en Llaneras, Asturias, hasta una antigua fábrica de tabacos que se ha transformado en un centro de cultura contemporánea en San Sebastián, cada edificio cuenta una historia única de resiliencia y renovación.
Kaos temple llaneras, Asturias
La iglesia de Santa Bárbara se construyó en 1912 para los trabajadores de una fábrica cercana. Desacralizada después de la Guerra Civil, cayó en el abandono hasta que un joven empresario de Oviedo la transformó en un espacio para skaters. La guinda de este proyecto la puso el artista urbano Okuda San Miguel, con una obra que bautizó como Kaos Temple y que convirtió esta iglesia, ubicada en un polígono industrial a 10 km de Oviedo y 25 de Gijón, en una nueva meca del arte urbano.
Azkuna Zentroa, Bilbao
La Alhóndiga de Bilbao, antiguo almacén de vino, aceite y encurtidos se construyó en 1905 y fue un importante enclave comercial, hasta que el declive de su actividad llevó a su cierre en los años 70. Hubo que esperar hasta 2010 para su reapertura, convertido en un centro de ocio y cultura. Este gran edificio industrial, funcional y de estilo modernista conserva su clasicismo exterior que contrasta con un interior urbano, sobrio y original, ideado por el diseñador francés Philippe Starck el atrio de las culturas cuenta con 43 columnas diferentes, que sostienen los tres edificios de la alhóndiga.

Tabakalera, San Sebastián
Esta antigua fábrica de tabacos, que produjo cigarrillos durante 90 años, vivió su era de explendor en los años 20 del pasado siglo, cuando trabajaban allí más de mil personas. Tras su cierre, el interior del edificio se metamorfoseó para abrir de nuevo sus puertas convertido en La Tabakalera, un centro internacional de cultura contemporánea. El exterior se conservó, con el añadido de un prisma de cristal cubierto de una malla de metal deployé, que se ha convertido en la seña de identidad de esta nueva era.
Quinta de San Amaro, Meaño, Pontevedra
Este coqueto hotel de las Rias Baixas cuenta con 14 habitaciones, dos villas e infinidad de rincones para disfrutar del paisaje rural gallego: la parra, la piscina, la pérgola, el porche... Entre todos ellos destaca, sin embargo, un encantandor hórreo de piedra y cristal que ha dejado atrás su misión tradicional de mantener el grano a salvo de humedades y roedores, para reinventarse como un espacio para leer y relajarse con vistas al valle del Salnés.
Matadero, Madrid
El matadero y mercado municipal de ganados era un complejo de 48 edificios que estuvo operativo durante todo el siglo XX. Cuando las instalaciones empezaron a quedar obsoletas, se iniciaron las intervenciones para dotarlas de nuevos usos. Hoy, por ejemplo, los establos de vacuno son la sede del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza, y la Casa del Lector ocupa las que fueron naves de degüello. Así, año tras año se consolidó la metamorfosis y actualmente este Centro de Creación Contemporánea del Ayuntamiento de Madrid alberga arte, diseño, teatro, festivales, cine...

Biblioteca de las escuelas pías, Madrid
En los primeros días de la Guerra Civil, la iglesia de las Escuelas Pías de San Fernando, en el barrio de Lavapiés, fue incendiada y saqueada. Tras más de medio siglo de abandono, las ruinas fueron rehabilitadas como Biblioteca Universitaria de la UNED. La idea era integrar su nuevo uso en los vestigios de la iglsia de forma que pasado y presente se complementaran, consevando su aspecto sobrecogedor. La iluminación y el silencio que impera en este espacio hacen el resto.
Hotel Canfranc Estación, Canfranc, Huesca
La Estación Internacional de Canfranc, inaugurada en 1928 por Alfonso XIII, es todo un emblema de la arquitectura industrial. Enclavada en un paso fronterizo estratégico, a los pies de los Pirineos, fue escenario decisivo en la II Guerra Mundial, como punto de paso de judíos huidos del holocausto y también de oro nazi y obras de arte robadas. Hoy escribe una nueva página de su historia como hotel de lujo muy cerca de las estaciones de esquí de Candanchú y de Astún.
Faro Isla Pancha Ribadeo, Lugo
Hospedarse en alguno de los dos alojamientos que se han acondicionado en este antiguo faro permite disfrutar de vistas privilegiadas de la costa de Lugo y Asturias y del espectáculo natural del batir de las olas tras la ventana. Este faro, ubicado en la desmbocadura de la Ría de Ribadeo y a tiro de piedra de la playa de las Catedrales, fue erigido en el siglo XIX y relevado de sus funciones a finales del XX por otro de mayor alcance. Este nuevo faro vigía forma parte de las vistas de postal que se atisban sin moverse de la cama.

Centro Canalejas, Madrid
Siete son los edificios que han cobrado nueva vida en pleno centro de Madrid, a dos pasos de la Puerta del Sol. En total 8.000 m2 de fachadas que albergan las Galerías Canalejas (con más de 40 tiendas de lujo), el hotel Four Seasons y 22 residencias privadas. Esta grandiosa rehabilitación ha supuesto la restauración de más de 17.000 piezas históricas, como la vidriera art déco del Banco Zaragozano (1942) y los suelos y mostradores de mármol originales del Banco Español de Crédito (1922), además de celosías, barandillas, frisos y capiteles.
Caixaforum, Madrid
Un enclave como el Paseo del Prado, que concentra los principales museos de la capital, recibió con los brazos abiertos el proyecto que transformaría la antigua Central Central Eléctrica del Mediodía en un espacio cultural con sello propio. En una plaza que ocupa el lugar de una vieja gasolinera, destacan el edificio, que parece flotar sobre el pavimento, y un espectacular jardín vertical. En el interior, la escultórica escalera es el corazón del inmueble.
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