Un recorrido por los imprescindibles de Sevilla
La esencia de la capital andaluza envuelve como el azahar para conquistarte eternamente. Da igual si ya has estado o es la primera vez, Sevilla siempre tiene algo nuevo que ofrecer.
Pasear por el centro de Sevilla es como hacer un viaje en el tiempo. La capital andaluza, dividida en dos por el río Guadalquivir, estuvo poblada por los fenicios, los griegos y los cartagineses. Asimismo, fue la ciudad más importante de la Bética romana y tiene tal número de iglesias que solo es superada por Roma.
Basílicas, iglesias, templos, capillas… pero más allá de su herencia histórica y religiosa, la ciudad conquista por sus calles llenas de vida y por el carácter de sus gentes. Un todo que confirma el estribillo de 'Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su duende', que cantaban Los del Río.
El palacio soñado
Los Reales Alcázares son una de las grandes maravillas que podemos encontrar en Sevilla. Cada uno de los monarcas que pasó por la ciudad fue aportando algo nuevo, convirtiendo así una antigua residencia musulmana en algo único.
El palacio real en activo más antiguo de Europa se compone de un conjunto de estancias con una exquisita decoración mudéjar y unos jardines repletos de fuentes y flores que poco tienen que envidiar a la famosa Alhambra. Aunque actualmente están separadas, la Torre del Oro formaba parte originalmente del mismo recinto amurallado. Su nombre proviene del recubrimiento de azulejos que le hacía brillar como el oro.
Patrimonio de la Humanidad, te recomendamos que lo visites con calma, disfrutando de todos sus rincones, descubriendo cada uno de sus detalles y saboreando toda su belleza. Y para evitar las habituales largas colas que se forman para entrar, lo mejor es que compres tus entradas con antelación.
El emblema de la ciudad
Si hay una imagen que identifique a la capital hispalense es, sin duda, la torre de la Giralda, rodeada de coches de caballos y turistas que admiran la grandiosidad de la Catedral.
Estamos ante otro de los monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad en Sevilla. Con 11.520 m2, es el tercer templo más grande del mundo y la catedral de estilo gótico de mayor tamaño. En sus días reemplazó a una antigua mezquita de la que solo quedaron el Patio de los Naranjos y la torre de la Giralda, que se reformó poco después. En su interior se encuentra la tumba de Cristóbal Colón.
El tercer monumento declarado Patrimonio de la Humanidad en Sevilla, es el Archivo de Indias. Se trata de un edificio de estilo renacentista, diseñado por Juan de Herrera. Fue construido para centralizar en él toda la documentación procedente de los territorios españoles de ultramar. Actualmente conserva unos 43.000 legajos, con 80 millones de páginas y 8.000 mapas y dibujos. Entre ellos hay documentos de gran valor histórico: manuscritos de Cristóbal Colón, de Fernando de Magallanes, de Hernán Cortés o Francisco Pizarro, entre otros.
Una pinacoteca de altura
Situado en el Convento de la Merced, el Museo de Bellas Artes alberga una de las pinacotecas más importantes del país. En él pueden contemplarse grandes obras de la pintura barroca sevillana, de artistas como Zurbarán, Murillo y Valdés Leal. La importancia de su colección y del edificio en el que se sitúa, convierten a este museo en uno de los imprescindibles que ver en Sevilla.
La excelencia de la Plaza de España
Enclavada en una de las zonas verdes más transitadas de la ciudad, el parque de María Luisa, la Plaza de España es uno de los lugares más visitados y fotografiados.
Esta maravillosa plaza fue construida para albergar el pabellón de España en la exposición iberoamericana de 1929. Sus edificios tienen forma semielíptica y simbolizan el abrazo de España a sus antiguos territorios americanos.
No podrás resistir correr a retratarte en el banco que representa tu provincia favorita o padecer casi el síndrome de Stendhal ante los majestuosos edificios que se hallan junto al coqueto canal por el que navegan pequeñas embarcaciones.
De allí, lo mejor es darse el gusto de pasear y perderse por el barrio de Santa Cruz, lleno de estrechas calles de casas blancas y preciosas plazoletas, deambular por la siempre animada y comercial calle Sierpes o disfrutar de la autenticidad de Triana, donde se respira su esencia flamenca y se pueden degustar los platos más típicos en sus bodegas de la calle Betis. Y si a pie de calle la ciudad enamora, desde las alturas no deja de impresionar. Por ello, lo mejor es que subamos a las famosas Setas, que dan sombra a la plaza de la Encarnación.
Riqueza en el plato
En el barrio de San Lorenzo, en concreto en la calle Teodosio, nos aguarda uno de los restaurantes de comida típica más recomendables, la Antigua Abacería de San Lorenzo, siempre servida con el salero de sus propietarios.
Quesos añejos de oveja, de cabra, curado o azul, tostas con lomo, bonito del Norte, una increíble tortilla de patatas con pisto y su bacalao dorado cubierto de jamón hacen que este lugar siga la premisa de José Saramago: "Siempre acabamos llegando a donde nos esperan".
Una visita inolvidable
El pasado glorioso de la ciudad queda patente en sus numerosas casas y palacios. Tras simples muros que no llaman la atención, encontramos maravillosos jardines y suntuosos salones llenos de obras de arte. El Palacio de Dueñas, propiedad de la familia Alba; el de la condesa de Lebrija; o la Casa Pilatos, que perteneció al duque de Medinaceli.
Antes de que llegue el fuerte calor del verano, Club VIAJAR te lleva a conocer tres de las ciudades más bonitas de España. Un recorrido por Granada, Córdoba y Sevilla que hará que nos enamoremos aún más de estos bellos enclaves andaluces.