El pueblo más pequeño de Fuerteventura: 189 habitantes, infinitos encantos
Enclavado en el interior de Fuerteventura, este municipio es el más despoblado de toda la isla.
Enclavada en la hermosa isla de Fuerteventura, Betancuria emerge como un tesoro histórico y cultural que invita a sumergirse en las raíces más profundas de las Islas Canarias. Este pintoresco municipio, situado en el corazón de la isla, representa la esencia de la rica historia y tradiciones de Fuerteventura y constituye el pueblo más pequeño de la isla, con tan solo 189 habitantes, pero infinitos encantos.
Con una iglesia declarada Monumento Histórico Artístico, Betancuria es el municipio más pequeño de Fuerteventura, pero antaño, desde el siglo XV y hasta mediados del XIX, fue capital de la isla hasta que ésta se trasladó a Puerto de Rosario.
Antes de pasear por las bonitas calles del pueblo más pequeño de Fuerteventura debemos hacer una aproximación a su historia. Y es que Betancuria fue construida tierra adentro, sobre un valle, para estar a salvo de los ataques de los piratas. Eso sí, a pesar de su enclave, en 1593 las hordas del pirata berberisco Xaban Arráez redujeron la villa a cenizas.
El viajero que llegue a Betancuria se sentirá transportado a una época en la que la simplicidad y la autenticidad eran fundamentales en la vida cotidiana. Las construcciones tradicionales, con sus paredes blancas y tejados de tejas, son un testimonio vivo de la rica herencia cultural de la isla.
Descubriendo Betancuria
Comenzamos nuestra visita a Betancuria en su Iglesia de Santa María, ya que constituye el centro neurálgico del municipio. Construida en el siglo XV, presenta un hermoso estilo mudéjar canario y en su interior, se encuentran valiosas obras de arte sacro en una atmósfera serena y contemplativa.
De la iglesia podemos dirigirnos a la Casa Museo de Betancuria, que permitirá al explorador conocer la historia y la cultura de Fuerteventura a través de exposiciones que muestran la vida cotidiana de la isla en el pasado. Y seguimos, después, visitando el Museo Arqueológico, que ofrece una visión en profundidad de su historia arqueológica, con exhibiciones que datan desde la época prehispánica hasta la conquista europea.
Las mejores vistas desde Betancuria
Pasear por las calles empedradas de Betancuria es todo un placer. Se puede admirar la arquitectura tradicional canaria en todo su esplendor y hacer las paradas pertinentes en las pequeñas tiendas, cafeterías y restaurantes que ofrecen productos locales y gastronomía local. Sus habitantes reciben al viajero con los brazos abiertos y siempre hay algún vecino dispuesto a apuntar algún dato histórico o anecdótico del lugar.
El municipio de Betancuria tiene 789 habitantes y una densidad de población de 7,61 habitantes por kilómetro cuadrado. Eso sí, cuenta el municipio con tres núcleos de población: Betancuria (189 habitantes) que es el más pequeño, Valle de Santa Inés (403 habitantes) y Vega de Río Palmas (197 vecinos).
Para admirar la grandiosidad del lugar, pese a ser el pueblo más pequeño de Fuerteventura, puede el viajero aproximarse hasta el mirador Morro Velosa, que ofrece unas vistas panorámicas espectaculares de toda la isla con su belleza natural y su característico paisaje volcánico. También el pico de la Zarza merece la pena. Situado en las cercanías, es el punto más alto de Fuerteventura y aunque no cuenta con fácil acceso, las vistas desde la cima son impresionantes y valen la pena para los amantes del senderismo y la naturaleza.
Paisaje agrícola en el interior de Fuerteventura
Betancuria cuenta con un paisaje agrícola exuberante, ya que ha sido un pueblo fundamentalmente dedicado a la agricultura. Desde el cercano Valle de Santa Inés también se pueden admirar unas vistas magníficas. Y, quizá, el viajero se sorprenda al descubrir molinos de viento tan típicos de La Mancha cerca del pueblo más pequeño de Fuerteventura, en la zona de Tiscamanita. Son unos molinos restaurados que forman parte del patrimonio agrícola de la isla.
No podemos acabar este recorrido por este pueblo tan singular sin mencionar las ruinas del Convento de San Buenaventura, uno uno de los primeros edificios construidos en Canarias tras la llegada de los conquistadores europeos a comienzos del siglo XV. Habitado por una pequeña comunidad de frailes franciscanos hasta 1833, acabó convirtiéndose en una ruina de la que solo quedan pocas partes en pie.
Dejando atrás el nucleo poblacional de Betancuria aparece ante el viajero el impresionante Parque rural de Betancuria, que constituye un espacio protegido por sus valores geomorfológicos y etnográficos. Además, se incluye como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en la Red Natura 2000.
En definitiva, Betancuria puede presumir de ser el pueblo más pequeño de Fuerteventura, con sus 189 habitantes, pero infinitos encantos que hacen que el viajero que viaja hasta allí, se quede con ganas de volver o de instalarse a vivir allí directamente.
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