¿A cuál de las Islas Baleares viajar? Elige tu paraíso perfecto
Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera. Cada una con su particular encanto, son los grandes tesoros del Mediterráneo.
Formado por varias islas, de las cuales cuatro están habitadas, el archipiélago de las Baleares encierra infinidad de atractivos entre su deliciosa gastronomía, tesoros arqueológicos, encantadores pueblos y calas de ensueño. Su increíble variedad asegura que cada viajero hallará en ellas su paraíso absoluto. Mallorca e Ibiza son las más populares, pero el encanto de Menorca y Formentera hace que resulte difícil decantarse por una.
Toda la esencia del Mediterráneo se da cita en estas cuatro islas con espectaculares fondos marinos cubiertos de praderas de posidonia. ¡Prepárate para descubrir cuál es la ideal para ti y sumérgete en un paraíso a tu medida!
Mallorca, diversidad y riqueza cultural para quienes quieren de todo un poco
La más grande de las Baleares presume de ser, además, la más completa. Con una diversidad de paisajes que abarcan montañas, playas y cuevas, Mallorca es perfecta para los viajeros versátiles. Aventura, relajación e historia se suman a todos los planes que ofrece Palma, la capital, entre los que no podemos dejar de visitar su impresionante catedral y recorrer todos sus encantadores barrios.
El noroeste de la isla está perfilado por la espectacular Sierra de Tramontana, donde se asientan pintorescos pueblos como Valldemossa o Deià. Al otro lado, kilométricas playas de suaves arenas sorprenden entre yacimientos arqueológicos. En las profundidades, cuevas: Drach, Artá, Hams, Génova,…
Descubre las diferentes caras que enamoran a todo aquel que pone un pie en este paraíso único con un viaje de 5 días desde 320€.
Ibiza, creatividad y vibrante vida para los espíritus libres y para los aventureros
Aunque Ibiza es mundialmente conocida por sus fiestas, gracias a discotecas como Amnesia, Pachá o Ushuaïa, la hermana mayor de las Pitiusas ofrece una magnífica combinación de cultura, relax y diversión. Playa d´en Bossa y Cala Comte destacan entre sus playas, pero en la “isla blanca” hay numerosas calas idílicas escondidas entre acantilados. Tampoco faltan propuestas para los amantes del senderismo y de la aventura o para quienes quieren dejarse llevar por su lado más relajado en pueblos como Santa Eulària des Rius o en Dalt Vila, el casco antiguo de la capital, con callecitas que serpentean entre hermosas casas encaladas.
En el interior es fácil percibir esa energía especial que impregna a la isla, aunque es en el islote de Es Vedrá donde alcanza su mayor plenitud, especialmente durante sus magnéticas puestas de sol.
Menorca, tranquilidad natural para quienes buscan la autenticidad entre calas turquesas
Menorca es la isla idónea para quienes buscan una escapada tranquila en un entorno virgen. Comenzando por las espectaculares calitas del sur hasta las playas menos visitadas del norte. Para acercarse hasta ellas de la forma más aventurera, recomendamos seguir el Camí de Cavalls, una ruta senderista que, durante 186 kilómetros, bordea toda la línea costera.
Menorca también es un paraíso para gourmets, debido a la gran cantidad de opciones para degustar la cocina local, con los sabrosos quesos de Mahón y la caldereta de langosta a la cabeza. Para ello podemos dirigirnos a sus ciudades principales, Mahón y Ciutadella, dos hermosos puertos naturales que presiden cada extremo de la isla. Pasear, sentarse a las mesas de sus restaurantes, ir de compras. Perderse por las calles de Binibèquer será otra propuesta indispensable en la isla junto a las de contemplar sus atardeceres desde los faros de Punta Nati o Cavallería o impregnarse de la cultura talayólica en sus numerosos yacimientos. Y es que la autenticidad balear reside aquí. ¡Por algo Menorca fue declarada como Reserva de la Biosfera por la UNESCO!
Formentera, encanto bohemio para quienes aman los pequeños paraísos exclusivos
A escasos kilómetros de Ibiza, esta isla resalta por ser considerada el último paraíso del Mediterráneo debido a su acceso limitado, la conservación de su entorno natural y, en definitiva, su constante apuesta por el turismo sostenible.
En sus paradisiacas playas vírgenes, bañadas por todas las tonalidades de azules posibles, resulta fácil entregarse al placentero ritmo lento de Formentera. Un cautivador ambiente bohemio que atrapa a quienes quieren desconectar del mundo. Su relieve plano hace que resulte fácil recorrerla en bicicleta, con estupendas rutas escénicas que acercan a la popular playa de Ses Illetes, en la península de Es Trucadors o al espectacular Parque Natural de Ses Salines. Entre sus playas, que nada tienen que envidiar a las del Caribe, también conviene visitar Cala Saona, Playa de Migjorn o dar el salto a Espalmador. Por la tarde, acercarse a los cabos de Barbaria y la Mola, alumbrados por sus faros, serán el plan ideal.