España esconde la única casa modernista del mundo que conserva su interior original y puede visitarse
El movimiento artístico hizo mella en toda España, aunque se centró en Cataluña con representantes tan reconocidos como Gaudí o Domènech i Montaner.
Hace más de un siglo se instauró en España un movimiento que buscaba romper con lo anterior y las reglas de la burguesía de una manera radical, creando un arte accesible que ofreciera una estética renovada. La literatura, la pintura y sobre todo la arquitectura se impregnaron de estos ideales a finales del siglo XIX y principios del XX. En otros países recibió otros nombres, como Art Nouveau en Bélgica o Modern Style en Reino Unido, pero todos querían encontrar la misma libertad del Modernismo.
Concretamente, Cataluña se llenó de construcciones modernistas repletas de vidrieras, formas orgánicas imitando la naturaleza y cientos de colores. Aunque Gaudí es el artista más reconocido del movimiento, también fue relevante su paisano Domènech i Montaner, artífice de obras como el Hospital de la Santa Creu, el Instituto Pere Mata o el Palau de la Música Catalana. En vida fue incluso más popular que Gaudí, pero ahora parece haber caído en el olvido junto con sus obras, entre las que destaca la única casa modernista cuyo interior está intacto.
Entre los años 1901 y 1908, el barcelonés junto al decorador Gaspar Homar desarrollaron el proyecto del que sería uno de los mejores ejemplos del Modernismo en toda Europa: la Casa Navàs. Un rico comerciante de tejidos llamado Joaquim Navàs y su esposa Pepa Blanco fueron quienes la mandaron erigir para convertirla en su vivienda propia, en una de las esquinas de la plaza del Mercadal de Reus. No contaba con límites en el presupuesto, así que el arquitecto se tomó todas las libertades para crear una de sus obras más lujosas.
La casa más representativa del Modernismo europeo
La Casa Navàs se convirtió en uno de los iconos de Reus. Sin embargo, al ser considerada la segunda capital catalana, durante la Guerra Civil sufrió diversos ataques que le hicieron perder la torre en 1938, gran parte del tejado y algunas dependencias del segundo piso. Los propietarios restauraron los daños tras el conflicto, pero la fachada continúa presentando algunos deterioros. Aun así, la casa mantiene todas sus estancias y el mobiliario originales -pese a otro atentado sufrido en 1907-. Su interior es como un gran jardín de flores de piedra de más de 200 metros cuadrados.
Vidrieras, claraboyas, tabiques y puertas presentan el mismo diseño que Domènech ideó para ellos, con motivos principalmente vegetales. También se conservan cerámicas, pinturas, lámparas, tejidos... en cuyo trabajo general participaron los mejores artesanos del momento como Lluís Bru, Antoni Rigalt, Jeroni Granell, Eusebi Arnau, Pujol i Baucís o Hipòlit Montseny, además de Gaspar Homar. Tras el fallecimiento de los primeros dueños, en 1928 la hereda el ahijado del matrimonio, Joaquim Blasco, que se traslada con su mujer Maria Font de Rubinat y sus hijos.
Después de la guerra
A causa de la guerra se ven obligados a abandonar la vivienda y deciden ponerla en alquiler. El doctor Nolla y su mujer la habitaron durante casi 40 años, siendo los que más tiempo la han disfrutado. Algunos reusenses todavía recuerdan con nostalgia el privilegio que suponía acudir al médico en el edificio más característico de la ciudad. En 1980, Maria Font de Rubinat regresa, ya viuda, con su hijo, que fallece en 2009. Nueve años más tarde, un empresario la adquiere para abrirla al público, aunque una tercera parte de la propiedad sigue en manos de la familia Blasco-Font de Rubinat.
Pese a que el edificio aún presente algún daño, esconde el interior más completo y espléndido del Modernismo. Para conocerlo se puede acudir a visitas guiadas, teatralizadas, con vermut o experiencias incluidas. Además, se ofrecen visitas infantiles, de rincones ocultos y un taller de indumentaria modernista. Los precios oscilan entre los 10 y los 23 euros, según el tipo de visita que se seleccione. Cualquiera de ellas es válida para descubrir la casa más bonita de Reus e imaginar cómo habrían vivido todas las familias que pasaron por allí.
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