Taxco, un paseo por la bella capital de la plata

Taxco de Alarcón, o Taxco, como la conocen la mayor parte de los mortales, es una pequeña ciudad que enamora. Atrapa al visitante por su patrimonio, por sus gentes, por su gastronomía y, sobre todo, por el boyante negocio de la plata. Actualmente las minas ya no están operativas, pero se pueden visitar y la compra de este metal sigue siendo el principal sustento económico para su población.

Se puede planear una excursión a Taxco de un día completo y el viajero conseguirá ver los principales puntos de interés, pero lo cierto es que para empaparse de su ambiente y su cultura bien merece una visita de un par de días o un fin de semana largo.

Antes de pisar el centro neurálgico o Plaza Borda conviene saber que es esta pintoresca ciudad forma parte del programa mexicano Pueblos Mágicos desde hace más de dos décadas y también forma parte del circuito Ciudad Luz, destacando por el diseño de la iluminación urbana de sus monumentos históricos.

Ahora sí, nos trasladamos al zócalo o Plaza Borda, el corazón de Taxco. Podemos pasear por los alrededores, disfrutando de los pequeños negocios o dejándonos llevar sin rumbo fijo. La iglesia de Santa Prisca y San Sebastián atrae todas las miradas por su imponencia y majestuosidad; de hecho, está considerada como una de las iglesias churriguerescas más bonitas de todo México.

Santa Prisca, patrona de Taxco

Este templo fue mandado construir por José de la Borda, próspero empresario minero en la década de 1.750. Y hasta 1.806 fue la edificación más alta del país gracias a sus casi 95 metros. En su fachada destacan Santa Prisca, patrona de Taxco y la Virgen de la Inmaculada Concepción. También conviene observar el barroquismo que desprenden los diferentes motivos flores, conchas, ángeles o escudos en relieve.

En su interior, más muestras del sublime arte barroco novohispano, con doce retablos adornados con hoja de oro como la Natividad o la Ascensión de la Virgen, obras pictóricas de Miguel Cabrera. Su linternilla sobre el tambor octogonal también merece unos minutos de atención.

Casa Borda y Casa Humboldt

Ya hemos mencionado a José de la Borda y esta casa colonial situada en el propio zócalo lleva su nombre. Actualmente se puede visitar, ya que se ha convertido en la Casa de la Cultura de la ciudad. En ella, además de descubrir cómo eran las antiguas casas coloniales con sus patios, escalinatas y diversas estancias, se desarrollan talleres, exposiciones y diversos encuentros culturales. La entrada es gratuita.

A pocos pasos de la Casa Borda se encuentra el Museo de Arte Virreinal. Impacta su fachada que combina majestuosamente algunos rasgos clásicos del estilo barroco colonial con un diseño de ajaracas de influencia árabe.

Se cuenta que el científico prusiano Alexander von Humboldt pasó allí una noche en abril de 1803 y, desde entonces, el edificio también es conocido como Casa Humboldt. El museo cuenta con diversas salas temáticas (manufacturas, mobiliario, oratorio, liturgias) y fue reabierto en 2019 tras importantes obras de rehabilitación, necesarias tras el deterioro producido en el edificio por el terremoto de Puebla de 2017.

Taxco, capital mundial de la plata

En la capital mundial de la plata, hay dos visitas que resultan imprescindibles. Por un lado, el viajero debería conocer el Museo de la Platería, ubicado en el Patio de las Artesanías. Expone muestras del trabajo de los orfebres taxqueños, así como una colección de piezas originales de Guillermo Spratling, fundador del primer taller dedicado al trabajo artesanal de la plata en Taxco.

Por otro lado, la excursión a las minas ofrece una idea de cómo se extraían los metales en esta mina prehispánica del siglo XIV, trabajada por la cultura chontal.

Para llegar, si estás en el centro de Taxco, deberás dirigirte a la Iglesia de Santa Prisca y tomar una de las callejuelas que te llevarán al Hotel Posada de la Misión.

Para acceder a la mina, debes entrar en la posada y acercarte a las taquillas. El precio de la entrada incluye la visita guiada y un cóctel en la propia posada cuando finalice la excursión. Ojo, que puedes degustar un cóctel minero.

Una panorámica de Taxco

Observar cualquier ciudad desde las alturas ofrece una visión global y en la capital de la plata hay varios puntos y atracciones interesantes. El teleférico ofrece unas increíbles vistas panorámicas a 170 metros de altura en un recorrido que tiene tan solo 5 minutos de duración.

Tiempo breve pero más que suficiente para descubrir la blancura de las casas que le ha valido a Taxco para ser conocida también como ciudad luz o ciudad blanca.

Si el explorador se ha quedado con ganas de más, hay que llegar hasta el cerro del Cristo de Taxco, ya que es uno de los mejores miradores de la ciudad. Se encuentra situado a más de 1.100 metros de altitud y, además de las vistas, se podrá presenciar de cerca la majestuosidad de la estatua del cristo con sus 13 metros de altura (sumados a los 5 de la columna en la que se apoya) y sus más de 50 piezas de cantera rosa. Cierto que no es el Cristo Redentor de Río de Janeiro, pero no por ello resulta menos interesante.

Consejos para visitar Taxco con seguridad

El viajero puede viajar seguro a Taxco. Eso sí, se recomienda evitar las calles menos transitadas cuando cae el sol.

Con respecto a la elección de alojamiento, lo mejor es decantarse por alguna posada colonial. Muchos hoteles han reformado estas antiguas casas para convertirlas en cómodas moradas, pero sin perder un ápice del encanto original.

También es interesante contratar un tour guiado por la ciudad. Se puede recorrer por libre, pero los guías ofrecen una visión más auténtica de lo que la capital de la plata puede ofrecer.

Por último, con respecto a la gastronomía. ¿Qué podemos decir? Pozole guerrerense o mole rosa son los platillos para los más tradicionales. Y, si el aventurero quiere emociones culinarias más potentes, los jumiles (pequeños insectos) o la carne de iguana son fundamentales en la cocina taxqueña.