Siete lugares que ver en San Miguel de Azores, la verdadera sorpresa del Atlántico
San Miguel, la isla más grande del archipiélago portugués, es un mosaico de bosques esmeralda, lagunas volcánicas, piscinas termales y playas infinitas.
En medio del Océano Atlántico, la naturaleza más exuberante se desborda en San Miguel, la hermana mayor del archipiélago de las Azores. Sus paisajes irreales son obra de la frenética actividad volcánica que, durante siglos, ha moldeado esta ínsula. Plantaciones de piñas, campos de té y bosques esmeralda dibujan la conocida como "Isla Verde", en la que es posible conectar con la naturaleza en estado puro hasta en los rincones más cosmopolitas. Estos son todos los lugares que no te debes perder en San Miguel.
Paisaje Protegido de Sete Cidades
En el interior de un cráter volcánico, dos lagunas gemelas componen el impresionante Paisaje Protegido de Sete Cidades. Un puente deja al norte el Lago Azul y al sur, el Lago Verde, aunque la mejor forma de disfrutarlas será acercándose a sus miradores para contemplar todas las panorámicas que ofrecen. Entre ellos se encuentran Cerrado das Freiras y Grota do Inferno, además del mirador Vista do Rei, situado a 550 metros de altitud.
Punta Delgada
La capital de San Miguel era un antiguo pueblo de pescadores transformado, con el tiempo, en el puerto más grande del archipiélago. Una ciudad cosmopolita en la que no faltan encantos entre callejuelas presididas por casas señoriales, iglesias y conventos de los siglos XVII y XVIII.
Valle de Furnas
La actividad geotérmica de la isla se hace evidente en el Valle de Furnas, donde fuentes termales, fumarolas y manantiales burbujeantes muestran la vida que palpita en su interior. El calor es utilizado para preparar el tradicional "cozido das Furnas", enterrando ollas en agujeros excavados en la tierra.
En el centro del valle se extiende un hermoso lago que ocupa gran parte de la caldera del volcán Furnas, cuya última erupción se registró en 1630.
Ermita de Nossa Senhora das Vitórias
A orillas de la laguna de Furnas, la ermita de Nossa Senhora das Vitórias se alza imponente con su impresionante arquitectura neogótica contrastando con el verdor que la rodea. Construida bajo las órdenes del azoriano ilustre José do Canto, a finales del siglo XIX, es una de las grandes maravillas del lugar.
Lagoa do Fogo
Con 1.360 hectáreas, lagoa do Fogo es el segundo lago volcánico más grande de San Miguel, formado tras una erupción hace miles de años. La vegetación que circunda sus aguas tranquilas dirige la vista hacia el Pico da Barroso, desde donde perderse entre senderos que serpentean por su ladera.
Plantaciones de té
Los paisajes de San Miguel también los protagonizan plantaciones de té, uno de los principales motores económicos de la isla desde finales del siglo XIX, pertenecientes a las fábricas de Porto Formoso y Chá Gorreana, la más antigua de Europa.
Monumento natural de Caldeira Velha
Ubicado a 628 metros sobre el nivel del mar, este parque natural cuenta con cuatro piscinas naturales a distintas temperaturas, que varían entre los 25 ºC y los 38 ºC. Estupendas aguas terapéuticas para relajarse entre cascadas y el manto de bosque de la Serra da Água de Pau.
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