Si quieres ver La Giralda tienes que ir a Kansas City
La sorprendente conexión de esta ciudad estadounidense con Sevilla se forjo hace casi un siglo.
El viajero que llega en AVE a la estación de Santa Justa, en Sevilla, ha de estar familiarizado con la Avenida de Kansas City, que transcurre a lo largo de la estación. Avanzando por esta transitada vía sevillana antiguamente conocida como autopista de San Pablo, hacia la calle Samaniego, el paseante se encuentra con una estatua de bronce titulada El explorador, que representa a un indio sioux a caballo. Curiosamente, si el viajero se traslada al midwest estadounidense y visita Kansas City se encontrará de bruces con una réplica de La Giralda sevillana, concretamente en la confluencia de la calle 47 y Mill Creek Parkway. Y nada más cruzar la calle se encuentra una fuente conocida como Seville Light Fountain y que, sospechosamente, presenta una inquietante similitud con la fuente que ocupa la sevillana Plaza de los Reyes. ¿Cuál es el origen de esta peculiar relación entre Sevilla y Kansas City?
El origen de esta historia de amor puede remontarse a 1923, cuando se inauguró en la ciudad estadounidense el Country Club Plaza, uno de los primeros centros comerciales del mundo. Creado por iniciativa del desarrollador inmobiliario J. C. Nichols, el empresario decidió que la arquitectura de la zona se inspirara en la arquitectura española —concretamente en una versión romantizada de la arquitectura española y con claras influencias árabes—. Parte importante de esta decisión se debe a la insistencia del arquitecto del Country Club Plaza, Edward Buehler Delk, que cayó rendido ante los encantos sevillanos cuando visitó la ciudad andaluza en busca de inspiración para el proyecto.
Hermanos separados por un océano
El proyecto inicial ya contaba con el plan de levantar una réplica de La Giralda, pero la materialización no llegó hasta 1967. Aunque de tamaño considerable, la altura es dos tercios de la original sevillana. Esta obra fue la culminación de un proceso de hermanamiento comenzado el año anterior. El movimiento de hermanamiento entre ciudades nació en Estados Unidos tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, pero no tuvo una repercusión internacional hasta la creación en 1967 de la asociación sin ánimo de lucro Sister Cities International.
En ese contexto, el alcalde de Kansas City hizo público el 30 de julio de 1966 su intención de hermanarse con Sevilla. En aquel anuncio, el regidor afirmaba que “las dos ciudades tienen grandes similitudes en sus intereses económicos, sociales, educativos y culturales (...) ambas son centros de arte, ciencia, bibliotecas y Universidades y tienen grandes ferias de ganado”. El idilio ya se había consumado.
Al otro lado del Atlántico, en Andalucía, el 17 de septiembre de 1966, el rector de la Universidad de Kansas City Randall M. Whaley visitó Sevilla y se reunió con el entonces alcalde Félix Moreno de la Cova. Y el 30 de marzo de 1967 se celebró en Kansas City una jornada bajo el lema de “Saludos a Sevilla” que exhibió productos típicos sevillanos y contó con actuaciones de flamenco.
En nuestros días, Kansas City no suele aparecer en las rutas habituales de los viajeros que visitan EE. UU. Sin embargo, cuenta con atractivos suficientes para llamar la atención de aquellos realmente interesados en la cultura estadounidense –muchos argumentan que ciudades como Nueva York, Los Ángeles o San Francisco no son representativas del verdadero carácter estadounidense-. Kansas City es una de las cunas del jazz, tiene un importante legado español debido que la región formó parte de la corona española en el siglo XVIII e incluso tiene su propia forma de hacer barbacoa. Y, no menos importante, es la ciudad de los Chiefs, el equipo de rugby que ha ganado la Super Bowl en 2022 y 2023. Y en los Chiefs juega Travis Kelce, novio de Taylor Swift, una de las mejores embajadoras de la ciudad. No hay duda de que Kansas tiene un color especial.
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