Praga ¿una ciudad cubista?

Pocos saben que la capital checa es el único lugar del mundo con construcciones que hacen gala de este alocado estilo, tanto por fuera como en el interior.

Praga, Republica Checa, Puente de Carlos
Praga, Republica Checa, Puente de Carlos / alxpin

Hay una faceta desconocida de la capital checa que sin embargo la convierte en única y especial, un rasgo que pasa desapercibido pese a otorgarle un carácter insólito y sorprendente. Praga, para el que no lo sepa, es una ciudad cubista. Un lugar donde este movimiento angular y geométrico prendió con toda su fuerza.

Escalera de la Casa de la Madona Negra de Praga

Escalera de la Casa de la Madona Negra de Praga.

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La vida es arte

Si bien el cubismo había encontrado terreno fértil en la pintura de la mano de Picasso, y en la escultura de la de Georges Braque, fue en este país centroeuropeo donde logró dar un paso más: no sólo se aplicó a la arquitectura sino también al diseño de interiores, el mobiliario, la cerámica y otros muchos objetos cotidianos.

El resultado fueron sillas con patas de araña, cajas con forma de cristales, ceniceros con vértices imposibles y edificios que parecen un alarde de papiroflexia. Los cubistas checos, cada uno a su manera, se esforzaron por romper con el concepto convencional de diseño para dar al utilitarismo de la vida diaria la forma de una obra de arte. Los inversores simpatizaron con esta tendencia y en su virtud, entre 1911 y 1923, se levantaron varias casas emblemáticas, así como docenas de juegos de muebles y cientos de objetos decorativos.

El mejor rincón

Como escribió el autor praguense Miroslav Lamac en el libro Pensamientos de pintores modernos, “Praga se ha convertido en una ciudad cubista, donde han sido construidos edificios cubistas con apartamentos repletos de muebles cubistas y en los que sus residentes pueden beber café en tazas cubistas, colocar flores en floreros cubistas, controlar el tiempo en relojes cubistas y leer libros con tipografía cubista”.

Casa de la Virgen Negra

Casa de la Virgen Negra, Praga.

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Descubrir cómo este movimiento de vanguardia dejó su impronta en la ciudad de las cien torres pasa por contemplar la Casa de la Virgen Negra (en el número 34 de la calle Celetná) que es tal vez su mejor exponente. Aquí, en esta construcción de Josef Gocar que rompe con la armonía histórica de los alrededores, se emplaza precisamente el Museo del Cubismo, donde se hace un repaso a la relevancia que tuvo este arte en territorio checo. Además aquí se encuentra el Café Oriente, el único cubista de todo el mundo y, por si fuera poco, la tienda Kubista, donde hallar curiosos regalos ideados también en este estilo.

Por todos los lados

Pero más allá de este completo rincón, Praga esconde otras muchas muestras representativas. Algunas son también de Gocar, como el Banco de Brno en la calle Jindrisská. Otras son del artista Josef Chochol, como el edificio de viviendas de la calle Neklanova, la Villa Kovarovic de la calle Libusina o la Triple Casa Familiar en Rasinovo Embankment. La ruta cubista incluye otras joyas arquitectónicas como el Teatro Svanda de Ladislav Machon (en la calle Stefánikova) o el Czechoslovak Legions Bank (en Na Poricí) con esculturas de Otto Gutfreund y Jan Stursa.

Grand Cafe Orient de Praga

Grand Cafe Orient de Praga.

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El cubismo, como decíamos, también caló en la vida cotidiana. En la cerámica de Pavel Janak, de la que hoy se venden bellísimas réplicas, o en los objetos de cristal de Rony Plesl, que son codiciados en toda Europa. Incluso en algo que no se encontrará en ninguna otra ciudad del planeta: una farola cubista. Está a la vuelta de la esquina de la plaza de Wenceslao y es de hormigón, maciza, con una columna de dodecaedros. Pura expresión de geometría.

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