Luz y calor en el Algarve

Paisajes de ensueño, playas que cortan la respiración y todo el ocio, la cultura y el relax que uno pueda desear se puede encontrar en Algarve.

Luz y calor en el Algarve
Luz y calor en el Algarve / ©jonarnoldimages/Corbis

La luz, el calor, los vibrantes colores del paisaje. En el Algarve todo es fuente de energía.

Durante todo el año, las playas, las reservas naturales, las aldeas típicas, los campos de golf, los castillos y las fortalezas se presentan en todo su esplendor.

De día o de noche, puede hacer casi de todo o, si lo prefiere, no hacer absolutamente nada. La historia, la cultura, y la gastronomía popular se ofrecen sin esfuerzo a quien las quiera conocer.

Las gentes del Algarve llevan muchos años conviviendo con otras culturas y están habituados, desde siempre, a acoger a quien los visita. Tal vez sea por eso que del Algarve siempre se lleve buenos recuerdos y muchas saudades.

Paisajes que cortan la respiración, playas que la vista no alcanza y una impresionante diversidad de recursos medioambientales hacen del Algarve un escenario natural atractivo y muy relajante. Además de los famosos arenales, hay todo un mundo por descubrir.

Junto a la franja costera, el Parque Natural de Ria Formosa le da la bienvenida con un espectáculo natural en el que sobresalen las formas y colores de las aves autóctonas. La Reserva de Sapal de Castro Marim y Vila Real de Santo António, así como el Parque Natural del Suroeste Alentejano y la Costa Vicentina, son otros escenarios naturales.

Explorando el terreno hacia el Algarve profundo se encuentran iguales motivos de encanto. La mezcla de verdes y tonalidades de marrón son los colores de un Algarve que se conoce por el nombre de Barrocal. Más al norte, las Sierras de Monchique y de Caldeirão también esconden en sus depresiones muchos tesoros en estado salvaje.

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