Lejos del turismo masivo: la isla de Djerba, donde los frutos saben a miel

Ya llega el buen tiempo y con él las ganas de sumergirnos en aguas prístinas y frescas, de tumbarnos al sol con la debida protección para leer, dormir, respirar relajados las vacaciones. El asunto es que a todos se nos ocurre la misma idea de reposar junto al mar o el océano, y a casi todos se nos ocurre ir a los mismos lugares: por facilidad o por pereza viajera (por falta de buscar un poquito más allá de lo habitual). Cuando no sabemos dónde ir, y no queremos ir a los lugares de siempre, pues está muy bien abrir una revista de viajes e indagar sobre nuevos horizontes. Aquí proponemos conocer una isla tunecina donde no te avasallarán los vendedores de artesanías o postres, donde no llegarán manadas de grupos guiados, donde estarás lejos de la cara menos amable del turismo.

Djerba, la isla de los lotófagos

En el primer libro escrito sobre viajes: "La Odisea", de Homero, Ulises llega a una isla de exuberante belleza y extraños frutos con sabor a miel: la isla de los lotófagos. Y decía en sus páginas que quien probase esos frutos, no querría irse. Ulises, cautivado, se abstuvo de comerlos para salvar a sus marineros de la amnesia. Así nació el mito de Djerba, una isla que sigue encantando a los viajeros desde aquel icónico viaje de vuelta a casa.

Ubicación y clima

Djerba se encuentra en el Golfo de Gabés, al sur de Túnez, y disfruta de un clima mediterráneo con 330 días de sol al año. Lo que estamos buscando está garantizado: buena temperaturas, vientos suaves, sol todo el día y calma, tumbonas y baños en el mar.  Las playas de Djerba son lo que se suele llamar “paradisíacas”: agua turquesa y arena dorada.

Atractivos turísticos

La isla es bien conocida como "la isla de las cien mezquitas" por sus numerosos santuarios. Y la capital, Houmt Souk, es un buen lugar para empezar a descubrir. Medinas, mezquitas y zocos desbordan la ciudad. También mercados, con muchos productos artesanales típicos. En los zocos vas a encontrar joyas, alfombras y orfebrería y la vida mediterránea en estado puro. Cerca de Houmt Souk está Guellala, un pueblo famoso por su cerámica y perfecto para pasear por sus casas blancas con ventanas azules: el paisaje por antonomasia del mar nuestro.