Klagenfurt, la ciudad medieval que no conocías del sur de Austria

Klagenfurt, conocida como la Rosa del Wörthersee, se encuentra en las orillas del lago alpino más grande y cálido de Europa. Con un clima mediterráneo en verano, días soleados en invierno, un otoño dorado y una primavera suave, esta ciudad de 90,000 habitantes te espera con muchas cosas por hacer.

Casco antiguo

Galardonado tres veces con el premio Europa Nostra, el casco antiguo de Klagenfurt es una joya renacentista, colmado de modernas boutiques y terrazas acogedores. La plaza Neuer Platz alberga el estanque del dragón, símbolo de la ciudad, que evoca la leyenda fundacional de Klagenfurt. Según la leyenda, Klagenfurt fue fundada en un pantano donde vivía un dragón, haciendo imposible cruzarlo, convirtiendo el cruce en una “travesía de lamentos” (Klage- lamentos, Furt- cruce). Para deshacerse de la bestia, el duque local construyo una torre como refugio y empleó múltiples caballeros para enfrentarlo: una cadena y un anzuelo conectados a un toro como cebo lograron atrapar al dragón.

Ciudad literaria, gastronómica y cultural

Robert Musil e Ingeborg Bachmann nacieron aquí. Y son dos escritores prolíficos y de renombres. La casa donde vivió Musil se puede visitar, desde fuera. Y hay un museo donde se celebra la vida y la obra de ambos. En este orden, la oferta museística en Klagenfurt es bastante amplia: el Museo de Arte Moderno, conocido como MMKK, alberga infinitud de exposiciones de artistas nacionales e internacionales; el Museo del Piano, el mayor museo del mundo en cuanto a su colección de instrumentos de teclado electrónico se refiere; también, aunque no se trata estrictamente de un museo, hay que destacar la Gran Sala de Armas o la Sala del Escudo de Landhaus, pues cuenta con números obras de arte. Es una gran sala en la que hay 655 escudos. Escudos que fueron diseñados para príncipes y aristócratas de distintas épocas.

Cuando te canses de aprender, toca comer. La gastronomía de Austria fusiona influencias alpinas y mediterráneas. En restaurantes y tabernas se devora el tradicional goulash de carne, un estofado con especias aromáticas. Si te gusta el pescado la trucha fresca del propio lago es un manjar, y la preparan ahumada o a la parrilla. Otro plato típico son los ravioles rellenos de queso fresco de la región, y el “Reindling”, un pastel dulce con pasas y canela. Todo esto, junto a una copa de vino blanco local o una cerveza artesanal, hará las delicias de los comensales.

Para terminar la jornada, después de una copiosa comida el mejor plan es acercarse al lago Wörth, idílico y cristalino, a descansar. En este lago rodeado de paisaje alpino, además de relajarse, se pueden realizar caminatas o actividades más movidas: natación, windsurf, velero, paddleboard y más.