Franconia, saboreando la Alemania en miniatura

Situada en el corazón de Alemania, y casi podríamos decir en el centro geográfico de Europa, la región de Franconia combina paisajes naturales, en los que el lúpulo es el rey, con pueblos de carácter romántico testigos de su gloria pasada. Aquí la cerveza y el patrimonio son religión.

Restaurante Bratwurstglöcklein, Núremberg, Franconia, Alemania

Restaurante Bratwurstglöcklein de Núremberg

/ Holger Leue

Una imagen en miniatura de Alemania. Así se considera a Franconia, una concentración de espacios naturales, lugares de interés histórico, cultura local, vino y, claro, mucha cerveza. Esta región del norte de Baviera alberga más cervecerías por kilómetro cuadrado que cualquier otra región de Europa: más de 3.000. Elaborar cerveza desde hace más de 1.000 años es lo que tiene.

Silo de lúpulo Mühlreisighaus en Spalt, Franconia, Alemania

Silo de lúpulo Mühlreisighaus en Spalt

/ Andreas Hub / FrankenTourismus

El mes de octubre es el ideal para visitar Alemania, mes en el que se concentran las famosas fiestas de la cerveza (Oktoberfest) en las principales ciudades del país, como Múnich, Stuttgart, Bremen o Hamburgo, y que son en parte responsables del Biertourismus o turismo cervecero. La región de Franconia también cuenta con su propio homenaje lupulero a aquellos fastos que dieron origen al festival: la boda del príncipe Luis I de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia-Altenburgo en octubre de 1810, pero a diferencia de otras ciudades, en Franconia la fiesta cervecera dura casi todo el año. De mayo a octubre hay festivales que honran a esta bebida que Alemania elaboró durante casi 500 años siguiendo una ley de pureza que decretó el duque bávaro Guillermo IV en 1516 y que establecía que la cerveza solo se podía hacer utilizando agua, malta de cebada y lúpulo. El descubrimiento de la levadura a finales del siglo XIX añadió este ingrediente a la mezcla.

Cervecería Spezial de Bamberg, Franconia, Alemania

Cervecería Spezial de Bamberg

/ Andreas Hub / FrankenTourismus / Bamberg / Hub.

Degustar una cerveza ahumada (la rauchbier, propia de Bamberg y sin parangón en todo el mundo, donde la ahúman calentando el grano germinado sobre brasas de madera de haya) o una cerveza sin filtrar (la zwickelbier, la cerveza de Franconia por excelencia) en uno de sus Kärwas (festivales) es a veces solo la excusa para conocer mejor las grandes ciudades que forman la región, entre las que destacan Núremberg, Wurzburgo, Bamberg, Bayreuth, Erlangen, Rothenburg ob der Tauber…

Del patrimonio cervecero al mundial

Al patrimonio cervecero se une el patrimonio mundial decretado por la Unesco de varios lugares en la zona, como la ciudad-isla de Bamberg, aquella que el duque bávaro Enrique II quiso convertir en una segunda Roma en el siglo XI y que ha logrado mantener la autenticidad de su casco histórico medieval, cuya arquitectura sirvió luego de modelo para muchas otras ciudades del norte de Alemania y Hungría. Ciudadanos tan ilustres como el filósofo Hegel y el escritor E. T. A. Hoffmann (del que este 2022 se conmemoran 200 años de su muerte) contribuyeron a hacer de Bamberg el foco principal de la Ilustración en el sur de Alemania a finales del siglo XVIII.

Bamberg, Franconia, Alemania

La histórica y preciosa ciudad de Bamberg 

/ FrankenTourismus / Holger Leue

Pero Bamberg es algo más que edificios medievales increíbles, como su ayuntamiento viejo, que parece estar haciendo equilibrio sobre un puente. Bamberg ilustra el vínculo entre la agricultura de huertas y viñedos y el centro urbano, con también bellos edificios barrocos. Los locales la conocen como la ciudad de las bes: la b de bürger (ciudadanos), de burg (castillo), de Barock (Barroco), de brez’n (pretzels) y de bier (cerveza). Y bromean con los tres ríos que la recorren: el brazo derecho del río Regnitz, el brazo izquierdo y un chorro de cerveza fresca. De hecho, la tradición milenaria de Bamberg elaborando cerveza ha hecho que a sus rutas por el casco antiguo se una un producto turístico relacionado con esta bebida, el BierSchmecker Tour, que recorre algunas de las cervecerías de Bamberg, con degustación de cervezas incluida, por supuesto.

Maestro cervecero, Franconia, Alemania

Maestro cervecero Oliver Selzer junto a un depósito de cobre en la cervecera Schwind Bräu de Aschaffenburg

/ Fichtelgebirge / Andreas Hub

La ruta por el patrimonio mundial de la Unesco en Franconia se completa con la visita a la ópera Margravial de Bayreuth, una localidad a 50 minutos al este de Bamberg. Este teatro de ópera de cortesana construido en el Barroco es el único en su género que se conserva intacto. Hoy se puede asistir a uno de sus espectáculos y comprobar que sus materiales de construcción primigenios, como la madera y la tela, siguen ahí congelados en el tiempo. A algo más de una hora de Bamberg, pero hacia el oeste, se encuentra Bad Kissingen, también honrada con su presencia en la lista de la Unesco como parte de las Grandes Ciudades Balneario de Europa. Y a una hora al sur de Bad Kissingen se encuentra Wurzburgo, cuyo palacio barroco, sus jardines y su Plaza de la Residencia componen la penúltima de las joyas franconianas patrimonio de la humanidad. La última, los limes de la Baja Alemania, las fronteras del Imperio Romano, cuyos vestigios también se pueden ver por esta zona.

Por los campos de oro verde

“Hopfen und Malz, Gott erhalt’s” (lúpulo y malta, que Dios los proteja) es uno de los dichos alemanes vinculados a los dos ingredientes que posibilitan el milagro de la cerveza. Y es que el lúpulo es el oro verde de Franconia. Crece especialmente alrededor de Spalt, donde se ha cultivado en sus colinas durante más de 650 años, y en el Altmühltal, al sureste. Si se acude a la zona a finales de verano, en tiempo de cosecha, se puede ver cómo se recolecta esta planta cuyas hojas recuerdan a la vid y que es la que le aporta aroma y amargor a la cerveza, entre otras propiedades. También hay festivales en recuerdo al arduo trabajo que implica su recolección. En octubre Spalt celebra su Nacht des Bieres, su Noche de la Cerveza.

Festival Bergkirchweih, Erlangen, Franconia, Alemania

Festival Bergkirchweih en Erlangen

/ FrankenTourismus / Hub

En un recorrido en bici o andado por la región a través de sus múltiples senderos, el visitante puede toparse con las llamadas hopfenhaus, las casas del lúpulo, donde los agricultores solían secar su cosecha. Algunas tienen hasta cinco pisos de altura, mastodónticos silos de techos inclinados que dominan el paisaje desde kilómetros de distancia. Otras regiones de cultivo de lúpulo en Franconia son el Hallertau, al norte, y el Hersbrucker Alb. Y si el lúpulo es el rey, las cerezas, las ciruelas y las peras son las reinas de la región, frutales con los que los franconianos elaboran licores que pueden mirar de tú a tú a algunas de las cervezas locales.

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Las caminatas por tierras franconianas buscan mezclar naturaleza, patrimonio y cerveza. Una de las más famosas es la Aufseß Brauereienweg, que parte de la pequeña ciudad de Aufseß, que obtuvo el récord Guinness de mayor número de cervecerías por ciudadano del mundo. Cada etapa acaba en una cervecería tras atravesar colinas verdes, campos de girasoles…

Ciclistas cruzando el puente Maxbrücke de Núremberg, Franconia, Alemania

Ciclistas cruzando el puente Maxbrücke de Núremberg

/ FrankenTourismus / Andreas Hub

También récords de este tipo tienen algunos museos cerveceros de Franconia, lugares en los que también empaparse de la historia de esta bebida mientras se hace turismo. El Maisel’s Brewery and Cooperage Museum, sede histórica de la Maisel Bros. Brewery en Bayreuth, se llevó el famoso certificado por ser el museo de la cerveza más completo del mundo, con sus más de 2.400 metros cuadrados en 20 salas y más de 5.400 vasos y jarras de cerveza expuestos al público.

Viaje al centro de la Tierra

La naturaleza ha creado paisajes muy diferentes en Franconia: desde suaves colinas hasta cadenas montañosas. Además, más de la mitad de su territorio está protegido en 10 parques naturales, que hacen de la región un sueño para los amantes del aire libre. Estos parques ocultan extrañas formaciones rocosas y cuevas que llevan al viajero a las profundidades de la tierra, como ocurre en la llamada Cueva del Diablo de Pottenstein, una hora al norte de Núremberg. Sus formaciones únicas de estalactitas y estalagmitas se mostraron por primera vez a los visitantes hace 100 años.

Streitberg y valle de Wiesenttal, Franconia, Alemania

Vista de la localidad de Streitberg y del valle de Wiesenttal

/ Juergen Sack / ISTOCK

Otra forma de viajar al centro de la tierra en Franconia es recorrer los laberintos de cuevas excavados en la arenisca roja local durante la Edad Media para almacenar en ellos la cerveza y mantenerla fría. Hoy se pueden recorrer esos laberintos en ciudades como Núremberg, que cuenta con los más grandes del sur de Alemania.

Además de estos recorridos subterráneos, el número de actividades vinculadas a la cerveza en la región pasan por clases para elaborar cerveza en casa, catas de cervezas locales y visitas a monasterios donde los monjes siguen elaborando una bebida que aprendieron a hacer tras estudiar escritos como los de Plinio el Viejo, lo que les permitió hacer una cerveza muy superior a la que se elaboraba en la zona. Uno de esos monasterios, franciscano, que sigue fabricándola es el que se sitúa en la cima de la montaña Kreuzberg en el Rhön. Además de sitio de peregrinaje religioso, también lo es ahora de peregrinaje cervecero.

Depósito de cerveza en la región de Steigerwald, Franconia, Alemania

"Abducido" por el depósito de cerveza en la región de Steigerwald

/ Andreas Hub / laif / FrankenTourismus/ STE / Hub

Por último, no hay que olvidar que la cerveza en Alemania no siempre acaba sirviéndose en una jarra. Un inciso para recomendaciones: las pils, mejor en tulipas, ya que realzan el aroma ligeramente ácido del lúpulo; vaso alto para las de trigo o cervezas blancas, ya que este mantiene la carbonatación por más tiempo y realza el carácter fresco y burbujeante de estas cervezas; y vasos de paredes gruesas o jarras de barro para las cervezas bock. La cerveza da el salto del vidrio a las sartenes al utilizarse en especialidades locales franconianas como la Aischgründer Carp, una carpa que se cocina con cerveza.

Brindis, Franconia, Alemania

Brindis con cerveza en las montañas Fichtelgebirge

/ Fichtelgebirge / Andreas Hub

En Bamberg hay pan hecho con sus cervezas ahumadas y también es famosa la ensalada de lúpulo de Franconia, en la que se utilizan brotes de lúpulo picantes y que se toma desde mediados de marzo hasta mediados de abril. También utilizan la cerveza para dar sabor a sus salsas y hasta para los postres (¡hay dónuts de cerveza!). Dependiendo de la época del año, la cerveza se utiliza como refresco o como especia en Franconia.

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