La Costa de los dinosaurios: el lugar de Asturias donde viajar a la prehistoria

No es casualidad que el rodaje de la serie televisiva El doctor Mateo, que en su momento cosechó tantos éxitos, se llevara a cabo en el concejo de Colunga, un municipio que convive entre el azul del mar y el verde de los prados y que aglutina en un pequeño territorio muchos de los encantos que atesora Asturias.

En efecto, este concejo concentra muchos de los reclamos que normalmente nos ofrecen las tierras de Don Pelayo, permitiéndonos paladear el más puro sabor asturiano. Y no sólo nos referimos al característico gusto de la sidra bien escanciada, siendo Colunga uno de los seis municipios que conforman la Comarca de la Sidra, epicentro de producción del elixir de la manzana, sino también a los paisajes y sus gentes y el inconfundible aroma a «natural» que rezuma el paraíso que es esta región.

Hablando precisamente de esos inconfundibles paisajes, a escasos kilómetros de la propia localidad de Colunga se alza el pico del Fitu, perteneciente a la Sierra del Sueve donde, sobre un collado, se asienta el espectacular mirador homónimo al pico, que con su escalinata nos eleva hacia el cielo y nos permite disfrutar de una de las mejores vistas panorámicas de toda Asturias, constituyendo uno de los pocos lugares desde donde poder contemplar una visión de 360 grados de los principales conjuntos montañosos que conforman el territorio astur, así como de la magnífica costa que lo bordea.

Los casi trece kilómetros de costa con que cuenta el concejo presentan diferentes puntos de interés. Llastres, un pequeño pueblo costero de calles escalonadas se erige como el principal de ellos, tanto por su preciosa estampa como por el placer de pasear por sus calles cargadas de aires marineros.

La mejor manera de poder tener una vista completa del pueblo y admirar su belleza en conjunto es ascender hasta el Mirador de San Roque, que se eleva junto a la población en lo alto del acantilado y permite compartir, con la Capilla de San Roque como testigo, una sensacional perspectiva del entorno.

Desde este punto en concreto podremos aprovechar para realizar una pequeña ruta que nos transportará, en unos instantes, a la era de los dinosaurios, pues supone el punto de partida de un recorrido que nos irá guiando en la búsqueda de los numerosos vestigios de aquella época que aún se conservan en la zona.

De esta forma, encontraremos en nuestro trayecto una gran cantidad de huellas fosilizadas impresas en la roca, provocadas por el paso de dinosaurios de diferentes tamaños que han dejado el rastro de su existencia tras millones de años.

Quizás el trecho más famoso de todos los que conservan este tipo de marcas es el que se localiza paralelo a la Playa de La Griega, conocido por contar con las huellas más grandes del mundo de saurópodos (dinosaurios herbívoros de grandes proporciones y largos cuellos), superando el metro de diámetro.

Fruto de estos importantes yacimientos, muy cerca de este punto se encuentra el prestigioso Museo del Jurásico de Asturias (MUJA), con su característica planta en forma de huella de dinosaurio, y que cuenta con una de las colecciones expositivas más completas del mundo, ofreciendo una experiencia de gran interés para personas de todas las edades.

Al margen de los dinosaurios, muy cerca del MUJA, atravesando el río que desemboca por la Playa de la Griega, el Liberdón, se encuentra la localidad de Güerres (Huerres), donde se celebra un peculiar festival consagrado al erizo de mar, el Festival de los Oricios; se trata de unas jornadas gastronómicas dedicadas a este animal en el que durante un par de jornadas, los días 3 y 4 de marzo, se lleva a cabo todo un despliegue culinario con este ingrediente como protagonista.

Y como no sólo de oricios se vive, antes de abandonar la visita a este hermoso concejo asturiano merece la pena «alimentar» también la mirada con unas formidables vistas panorámicas desde el Faro de Lastres, enclavado en el extremo del cabo que lleva ese mismo nombre; un faro que, aunque relativamente moderno, pues emprendió su andadura en 1994, cautiva con su figura sobre el horizonte y regala desde su base unas espectaculares vistas desde la atalaya que suponen sus 117 metros de altura desde el nivel del mar.