Cantabria: Ruta alternativa al Camino de Santiago

En la costa de Cantabria, atravesando pueblos y parajes marinos, discurre la ruta de las "Cuatro Santa María". Castro Urdiales, Laredo, Santoña y San Vicente de la Barquera constituyen los puntos de llegada y partida de la ruta.

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/ Revista viajar

El pueblo costero de Santoña, una villa situada en la costa oriental de la región y ubicada a los pies del monte Buciero, se localiza uno de los humedales mejor conservados de la costa cantábrica, incluido en la Reserva Natural de las Marisma.

El peñón calizo tapizado de encinas custodia la entrada a una hermosa bahía que recibe el agua de las rías de Limpias y Rada y de numerosos canales como Escalante y Argoños. En esta localidad se levantó en torno a Santa María de Puerto un monasterio que llegó a controlar buena parte de las instituciones religiosas de la zona.

Declarado Monumento Nacional de Interés Histórico-Artístico, la obra principal transcurre desde el siglo IX hasta el XII. Su estilo no está muy definido, puesto que posee elementos del románico y gótico.

Destacan por encima de todo la pila bautismal románica de una sola pieza, sus capiteles decorados y la puerta sur. El crucero es una de las obras más bellas del Gótico en Cantabria.

A finales del siglo XIX, la pesca cobró importancia y se fundaron las primeras empresas conserveras. En la actualidad, Santoña continúa siendo uno de los principales puertos pesqueros de la cornisa cantábrica y su industria pesquera tiene mucho prestigio en España.

Otra villa ribereña donde discurre la ruta de las "Cuatro Santa Maria" es la localidad de San Vicente de la Barquera, situada en la costa occidental de Cantabria, dentro de la Comarca Saja Nansa. San Vicente de la Barquera está considerada como una de las más bellas del norte de España, tanto por su privilegiado entorno natural, en pleno Parque Natural de Oyambre, como por su patrimonio arquitectónico.

La imagen más difundida de San Vicente de la Barquera es la de la silueta de su castillo y su iglesia medieval recortada sobre las blancas nieves de los Picos de Europa, mientras una barca de pescadores faena en las tranquilas aguas de su ría. Igualmente típica es la imagen de la villa flanqueada por sus dos puentes que dan acceso a la villa desde el este y el oeste.

Esta villa, eminentemente marinera y pescadora, cuenta con magníficas playas de distinta personalidad, desde El Merón, un largo y extenso arenal, a playas, como Gerra o Santillán, que se abren bajo abruptos acantilados o El Sable, una pequeña playa bañada por las calmas aguas de la ría de San Vicente.

Pero todas ellas tienen como denominador común sus transparentes aguas y el mantenerse casi vírgenes y rodeadas de praderías, alguna granja, montes.

Su puerto fue y sigue siendo el centro de la actividad de los habitantes de la villa. Además, este enclave fue etapa fundamental del Camino a Santiago por el norte, y desde ella éste se bifurcaba en la ruta de peregrinación que conducía a Santo Toribio de Liébana, siguiendo el curso del Nansa.

En el patrimonio arquitectónico de San Vicente de la Barquera destaca su Puebla Alta, declarada Conjunto Histórico Artístico, y entre cuyos edificios más significativos se encuentra el castillo del s XIV, uno de los pocos que se conservan en la cornisa cantábrica. La iglesia de Santa María de los Ángeles, de estilo gótico cuya construcción se inició a finales del s. XIII, el hospital de la Concepción o la casa del inquisidor -actual ayuntamiento - son, entre otros, parte de su patrimonio arquitectónico. Muchos de los edificios antiguos de San Vicente de la Barquera fueron construidos para acoger a los peregrinos que hacían el Camino de Santiago por la costa.

La iglesia de Santa María de los Ángeles fue mandada construir por el rey Alfonso VIII, siguiendo el estilo gótico borgoñón. Las obras se prolongaron a lo largo de los siglos XIII, XIV y XV, y sufrió una notable ampliación a principios del XVI. En 1521 se construyó la capilla de San Antonio, propiedad de la familia Corro, en la que se hallan enterrados varios miembros de este linaje, destacando el sepulcro del Inquisidor Antonio Corro, canónigo de la catedral de Sevilla, uno de los mejores ejemplos de escultura renacentista española:

Además, San Vicente cuenta con una gran tradición gastronómica basada en la cocina marinera basada en pescados frescos y mariscos que se puede degustar en cualquiera de los muchos restaurantes y tabernas que hay en la localidad; el plato más famoso de la villa es el "Sorropotún" una especie de marmita de bonito que cocinan los pescadores cuando salen a faenar.

También es famosa la villa por algunas de sus citas folclóricas o culturales, caso del Certamen Internacional de la Música Marinera que se celebra todos los años en julio o sus fiestas de La Folía, El Carmen o La Barquera.

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