Mardin, la ciudad de Turquía donde viajar a la antigua Mesopotamia

La mezcla cultural de esta ciudad te permite explotar diferentes historias del pasado a la vez.

La ciudad deja el rastro de la mezcla de culturas y religiones que han pasado por ella.
La ciudad deja el rastro de la mezcla de culturas y religiones que han pasado por ella. / Unsplash/Yusuf Onuk

La gente viaja por muchos motivos. A algunos les gusta explorar arte, a otros, gastronomía... e incluso hay personas que viajan para disfrutar del hecho de estar en otra tierra donde nadie conoce su identidad, y pueden jugar a ser personas nuevas. Si tú viajas para descubrir la historia del mundo a través de los recuerdos que han quedado de las antiguas civilizaciones, debes apuntar Mardin en tu lista de próximos viajes.

Las calles de Mardin son pura historia.

Las calles de Mardin son pura historia.

/ Undplash/Erdi İrbit

La mezcla de culturas se respira en las calles

La ciudad turca Mardin se sitúa en una de las zonas más antiguas asentadas en la Alta Mesopotamia. Los Subarians fueron los primeros habitantes de esta localidad, que pisaron sus tierras por primera vez el 4.000 a.C. Después de ellos, una serie de civilizaciones de la antigua Mesopotamia tomaron su paso por la ciudad como ejemplo a seguir: Elamonios, Babilonios... hasta que Alejandro Magno tomó la ciudad en el año 335 a.C.

Los Omeyas musulmanes se asentaron en Mardin, y con ellos llegó el Islam en el año 692. Después de guerras y sangre vertida entre grupos de la misma religión para conquistar la ciudad cuyo nombre significa "fortaleza" en latín, los Artukids llegaron al poder. Gracias a ellos, la ciudad tiene arquitectura musulmana que se puede disfrutar por su belleza y por el significado de la simbología tradicional que ocupa sus paredes. En su mayoría se trata de adornos que se inspiran en la naturaleza o en la geometría, ya que la el Corán prohíbe la representación de Dios y de los profetas.

El Minarete de la Gran Mezquita de Mardin o "Ulu camii" es uno de los símbolos de la ciudad.

El Minarete de la Gran Mezquita de Mardin o "Ulu camii" es uno de los símbolos de la ciudad.

/ Unsplash/Minarete de la Gran Mezquita de Mardin o Ulu camii

El cristianismo llegó a la región de Anatolia en el siglo I a.C. Cuando se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano durante siglo IV, Mardin se convirtió en un importante centro, especialmente con el paso de los Bizantinos. Incluso bajo el dominio Otomano después de las invasiones islámicas y turcas, la "fortaleza" mantuvo el cristianismo. Además de lenguas de antiguas civilizaciones que se mezclaron, convivieron, y murieron con su gente; por Mardin pasaron otras religiones como el cristianismo siríaco, una de las comunidades cristianas más importantes del cristianismo oriental.

Además, la ciudad formó parte de la Ruta de la Seda, así que la historia de la ciudad no se basa solo en aquello que pasó allí, también en aquello que pasó por allí.

La tela era uno de los elementos comercializados en la Ruta de la Seda.

La tela era uno de los elementos comercializados en la Ruta de la Seda.

/ Unsplash/Conny Schneider

La ciudad es abrazada por los ríos Tigris y Éufrates ofrece una gran variedad de posibilidades para que todos los visitantes (no solo los amantes de la historia) disfruten de Mardin. El Bazar es un viaje sensorial: colores, especias, texturas... y la Gran Mezquita es un tesoro arquitectónico del que se puede aprender sobre todas las épocas de la ciudad.

Los colores de la naturaleza y la arquitetura contrastan con los colores vivos del mercado.

Los colores de la naturaleza y la arquitectura contrastan con los colores vivos del mercado.

/ Unsplash/İsra Nilgün Özkan

Con el atardecer, la arquitectura de color tierra adopta un tono brillante que regala a Mardin el apodo "Ciudad del Sol", y se convierte en una pura joya digna de visitar.

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