Lugares sin vida: 5 ciudades que se han quedado sin un solo habitante
El mundo es un lugar cambiante, pero ello no significa que siempre sea para mejor. Cambio climático, desastres naturales y guerras son solo algunos ejemplos de lo que puede hacer que un lugar habitado durante miles de años desaparezca de la noche a la mañana.
En nuestro paso por el mundo tendemos a pensar que todo lo que vemos ha estado ahí siempre y para siempre. Para que esta idea aguante la apoyamos en maravillosas excepciones que hay por todo el mundo. Luxor, antiguamente conocida como Tebas, es una ciudad con más de 5.200 años, lo que es más antiguo que la mayoría de países y de muchas culturas que existen en la faz de la tierra. Pero, mientras algunas perduran, han sido muchas las poblaciones que han dejado de existir y su recuerdo actual es al mismo tiempo una reliquia y un recuerdo del pasado que nos perdimos.
Al igual que las 7 maravillas del mundo antiguo fueron sustituidas, las ruinas de estos lugares hacen referencia a otras épocas, tradiciones, imperios, leyendas, cultos y legados de los que apenas queda un recuerdo. Un recuerdo que nos hace soñar con el pasado y que, al viajar a esas ciudades viajamos también al interior de nuestra cabeza para soñar con mundos que ya no existen. Algunos de estos sitios seguro que te suenan, pero otros, sin embargo, no son más que un fragmento en la memoria de los habitantes de la zona.
La ciudad olvidada en Copán
Ubicada en la zona occidental de Honduras, podemos encontrar las ruinas de una antigua ciudad. El nombre de este lugar no es más que una teoría, aunque algunos investigadores apuntan que se pueda tratar de la antigua ciudad maya de Oxwitik y se trataba de una poderosa ciudad-estado del periodo Clásico, una antigua capital de los reinos mayas, que vivió su apogeo durante los siglos V y IX. Pero cuando los españoles exploraron la zona a principios del siglo XVI, Copán ya no era más que unas ruinas y arqueólogos e historiadores siguen teniendo problemas para entender exactamente qué pasó en este lugar.
Desde el año 1980, las ruinas de Copán son consideradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata de un centro arquitectónico monumental, con una densidad que alcanzaba las 1449 estructuras por kilómetro cuadrado en el centro de la metrópolis y dividida por varios conjuntos, entre los cuales se puede encontrar una Acrópolis -gran complejo con pirámides, plazas y palacios- y un campo de juego de pelota mesoamericano. En la actualidad, es considerado como “el París” de los mayas en Centroamérica.
Milenos de historia en las cuevas de Ellora
En la India, a 30 km de la ciudad de Aurangābād, se encuentran una serie de monasterios pertenecientes a las tres grandes religiones del subcontinente indio -la zona que en la actualidad comprende India, Pakistán, Bangladesh, Nepal y Bután- y uno de los lugares más impresionantes de todo el país. Los templos de las diferentes religiones fueron tallados en piedra en épocas distintas, lo que hace de este lugar un documento vivo de la tradición cultural y religiosa en esta parte del mundo y que, además, demuestra la coexistencia y tolerancia de sus habitantes.
En total, el complejo incluye 17 templos hinduistas, 12 budistas y 5 jainistas, y todos ellos han sido tallados en la roca con increíble detalle. Entre ellos, se encuentra uno de los templos más grandes y fascinantes de la India: el Kailashanta (que significa montaña sagrada), en honor a Shiva, dios de la creación y de la destrucción. Para hacerse una idea de su tamaño, mide 30 metros de altura, siendo dos veces más grande que el Partenón de Atenas y 1 '5 veces más alto.
Pompeya, la ciudad congelada en el tiempo
Poco se puede decir de esta ciudad que no se haya dicho ya. Una sociedad rica, jubilosa y de moralidad cuestionable -bajo estándares tanto modernos como coetáneos a esta- que, como por una maldición bíblica, quedó sepultada en ceniza de la noche a la mañana. Una tragedia que nos permite visitar uno de los enclaves romanos más completos y mejor conservados, del que se han podido contraer innumerables teorías sobre cómo era la vida en esa zona dos milenios atrás.
No por nada, este lugar es uno de los líderes en turismo de la península itálica y uno de los enclaves arquitectónicos más visitados del mundo, con 2 '5 millones de turistas anuales, que quedan sorprendidos ante una visión tan realista y compleja de las sociedades romanas. Es uno de los pocos lugares que no necesita recomendación y son parada obligatoria en todos los itinerarios durante unas vacaciones a Italia.
Lalibela: una ciudad tallada en la roca
En idioma agaw antiguo, Lalibela se traduce como “al que las abejas reconocen su soberanía” y el nombre de un rey etíope durante la Dinastía Zagüe (siglos XII y XIII) que, según la leyenda, ordenó la construcción de las iglesias que llevan su mismo nombre. En la actualidad, su obra ha resultado como la segunda ciudad monástica del país y uno de los centros de peregrinación más importantes del continente africano. Su edificación fue una respuesta a la invasión de Tierra Santa por parte de los musulmanes. La iglesia etíope quiso entonces construir una nueva Jerusalén y es por ello que muchos edificios de este enclave tienen el mismo nombre que su homónima en Oriente Próximo.
El templo principal es la de Beta Girorgios o La casa de San Jorge, con planta de cruz griega y quince metros de altura, tallada íntegramente en la roca. Según la leyenda, el rey Lalibela recibió la orden divina de construir diez iglesias de la misma piedra y, para conseguirlo, decidió tallarlas en los suelos de piedra del norte de Etiopía, llevando a cabo el encargo celestial.
Nan Madol: La Venecia del Pacífico
En una remota parte de Micronesia se encuentra la isla de Pohnpei, lugar de un enigmático y fascinante sitio arqueológico: Nan Madol. Este impresionante conjunto de ruinas abarca más de 90 pequeñas islas artificiales interconectadas por canales, todas construidas con enormes bloques de basalto y coral, lo que le otorga un aura de misterio y magnificencia. Los arqueólogos estiman que Nan Madol fue erigido entre los siglos XIII y XVII, durante el apogeo de la dinastía Saudeleur. Su propósito, aunque aun en gran parte desconocido, parece haber sido el centro ceremonial y político de esta civilización. La ingeniería de estas estructuras sigue siendo un enigma, ya que no queda claro cómo lograron mover y apilar piedras tan colosales en un lugar tan remoto.
Su magnetismo no solo reside en sus imponentes construcciones, sino también en las leyendas que lo rodean. El misticismo que lo rodea le ha valido otro nombre: la Atlántida de Pacífico. Se dice que este sitio, envuelto por el verdor exuberante de la jungla y el susurro del mar, era un lugar sagrado donde vivían los reyes y sacerdotes, alejados de la gente común. Algunos mitos locales cuentan que fue levantado con la ayuda de magia y poderes sobrenaturales, lo que alimenta su reputación de ser uno de los lugares más místicos de la región. Hoy sigue fascinando a los aventureros y exploradores que se sienten atraídos por la combinación única de historia, leyenda y naturaleza que define a este antiguo reino sobre el mar.
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